miércoles, 25 de septiembre de 2019

Kiki Rojas/Septiembre de 2019


PADRE

Hoy quiero hablarte padre
(Con cinco letras pronunciado)
No sé porque, de pronto así
Se me oscurece la mañana
Entre mis pies que avanzan
Tu silencio me pesa carnalmente
Mientras busco tu rostro entre los rostros
No estas…
Y de pronto, el sol no está conmigo
Un rugido se lleva la mañana
Hay arena en los ojos, los rostros, el asfalto.
He de hablarte a pesar de todo eso
Porque tengo la sangre detenida desde un tiempo
Sediento de tu voz.
No hay mañana, no hay rostros
Solo yo que te tiendo los brazos,
Destemplada, indigente de ti, de espera vana,
Acuciada en mi sangre, por tu sangre.
Hoy de pronto, tu sueño me aguijona
Como sueño entre ambos levantado.
Yo persigo volcarlo en realidad
Por tu sombra, tú ascenso, tú alborada
Pero, nuevo, igual y repetido.
Mi flaqueza precisa tu pared,
Y de pronto, el sol no está conmigo
Y de pronto, preciosamente raptada
No estas…
Se registra tu voz en mi abandono
Y no hay rostros ni arena, solo soplos
Y comprendo… yo no alcanzo a llegarte
(con mis pies equivocados)
Y la sangre sedienta se detiene
En el marco redondo de ese día,
En que el trueno y sol se hamacaban
Pero he de hablarte, padre
En ausencia, con cinco letras clavado.
Yo dormía en otros brazos,
Masticaban de ellos
Cuando pude encontrarte, después de tantos
Fue conjurar el absurdo
Necesitar de otros brazos, otros besos, otros sexos
Para rescatarte en mi;
Amanecerte de mí, de mi carne sedienta
Empeñada en hundirte. 
Desierta como este recuerdo
Yace la tierra, bajo mi peso
Y cuesta levantarse, con clavos en la espalda
Sin órganos, sin verdes.
Pero…
Salvo el presente, con plenitud de tiempo,
Con prisa hacia el ángulo
De ti, de mí, de tres
Sin órganos, sin verdes
Con dispares momentos y enclavadas espaldas
Así; con el amor salvado
Y desde ningún momento.
Quiero amarte,
Desde donde soy yo,
Con los largos silencios que me habitan
Sin ti, sin mi, sin ninguno.
Acecharte la tierra de los ojos
Para plantar mis huesos y crecernos adentro,
Amarte
Con vientre estremesido;
Un instante, un sollozo, un abismo
Desatarte la espera de la sangre
Con mi sueño de carne pronunciada
Enlodarte en mi marcha;
Y aquietarte las manos con mis rumbos
Desde todo, desde allí, desde mi centro
Hasta lograr tus pies, tus clamores y tu tiempo
Tus desnudeces todas
Con mis surcos nacidos de tu peso.

Porque siempre tuve tu amor en vigilia
No supe sentirte
De pronto te has ido, ya no estás conmigo
No sé qué me queda en el sitio exacto
Donde antes estuviste
Es un gusto amargo de soñar vencido
Que me sube lento hasta mi frontera.
Un sabor desierto de tierra perdida,
Sin brazos abiertos, sin cuerpo de nubes
No estas ya conmigo
No acierto en la noche
Y todo se entierra dentro de las sombras
Me sube un gemido
Que mi lengua lame sin poder soltarlo
Mis pies se entrecruzan y escarban mis suelas
Desde mi envoltorio
Sin ti, sin mis astros
No sé qué me queda en el justo sitio
Donde antes estuviste.
Cuando todo ha perdido su dimensión de vida,
Cuando todo nos pesa sin reproches,
Cuando se agota el tiempo sin comprender su huida
Y el aire se enrarece,
Cuando el amor ha muerto y lo fingimos vivo
Para no derrumbarnos, pero su duro peso nos cesaría la sangre
Entonces …
Ya no importa ser otra
Ni trajinar la calle levantando los ojos
Ni inventar necedades, que alcancen a arrullarnos
Porque el amor terreno,
De sexo y horizonte nos ha dejado solas,
Porque las voces siguen y no llegamos nunca,
Y la cumbre se arrastra
Y los espejos yacen.
Cuando nos gritan: Muerta;
Las voces que nos vendieron vida
Y los hombres se marchan sin cruzar nuestra acera.
Cuando nos entibiamos solas para lograr sueños
Y la carne se arrastra, detrás de nuestras ansias
Entonces …
Todo ya está perdido, sin soportar esperas,
Y yacemos desnudas sin rescatar pudores
De ninguna manera
Porque al fin nos crece
Junto al desierto, el llanto.
Me pesa toda mi ternura
Con el peso increíble de lo que ya no existe
Me pesa porque he vuelto a estar conmigo
Mas plena, aún mucho más plena que cuando la tuviste
Marcándome la sangre con tu ritmo,
Empeñada en dejarte entre mis ansias
Mi ternura es tu olvido, que está conmigo,
Medida con tu vida ha vuelto a mí,
Regresa hasta mi fuente, con tu acopio,
El que le diste para hacerla tuya,
Como pesa en mis manos, mi ternura
Ya no puedo librarla con tu incendio
Regresarla a tu sangre, ya no puedo.
La retornas a mí, con tu cadencia
Sin medida de todo, solo mía.
Y no es mía, ni tuya, mí ternura…
Desterrada de ti, navegas sola,
En la siesta sin sol de tu universo
Te encrespas en el seno de tu ola
Y callada retorna a tu uso.
Te estremece el son de lo infinito
Descreída te guardas tus aromas
Te apasiona el amor que no retornas
Y te brindas aun desmesurada
Es un faro el que buscas, yo lo siento
Porque tiene dolor de oscuridad
Sin sentir que tus luces vibran tanto.
Seguirás en tu ruta, silenciosa
Con tu amor infinito y desbordado
Como tu: desgarrada y absoluta.
No podrán rescatarme con palabras
De este dolor insomne de estar viva
De este dolor llagado de mis manos
Que han escarbado todo mi consuelo
No podrán enseñarme en el olvido
De sorber ya la sangre de los otros
Y mezclarla a la sombra de mis dedos,
De lanzarme desierta hacia la nada
Extendiendo los brazos sin figura;
De aplastarme en los huesos de los otros
Buscando mi cimiento y seguir sola
De llegar las palabras sin sus dueños
Y responder en ecos silenciados.
No podrán rescatarme en mis destinos,
Que acribillaron ya en mi ensueño
Porque el dolor desierto de estar viva
Ha respondido a todo sin clemencia.
No he de alzarte hasta mí
¡tú no comprendes!
Son mil muertes en mi las que te ofrezco
Conducirnos, me siembra tantos llantos,
Que mis ojos en tu navegan solos,
Queda allí, será tu tiempo
Es el mío también…
Yo anido sueños, desmenuzo el aire por las noches
Mientras sigues marcando las veredas
¡hay cordones tan altos entre ambos!
En tus verdes no mezclan mis azules
Si te alzaras, tus plantas quedarían
Queda allí,
Tal vez me encuentres…
Lo infinito apresa lo vivido
Si me miras tendrás tantas estrellas, que sus luces talvez te cegarían
Yo no enciendo antorchas… las recojo
Volviendo a mi hoguera.
Alzo el fuego, dejé correr la sangre
Intentado inundarte en tus reservas
Tu no comprendes…
El silencio recoge tantas voces,
Estarás entre ellas, por mis venas
No he de alzarte hasta mí,
(serás tu solo)
No pudimos llenar un tiempo nuestro.
Entre el tiempo de vivir
Me estoy muriendo
Son cercanas las pisadas que acongojan las estrellas.
Cae el aire entre las manos, y no salvo mis recuerdos
Sigue el adiós entre mis pliegues
Pero hundo aun la noche, que sin ti
No sueña sola.
Es el tiempo de morir, marcando vida
Pero debo disolverme entre mis sombras
Para alzar el pan fecundo hasta mis ojos
No descubro, no me siento.
Y caminan mis entrañas sin destino
Ancho el mundo, no me acoge
Porque el tiempo de vivir siembra cegueras
Entre el tiempo de vivir estoy muriendo,
Sin estrellas, sin temores,
Con el diente cotidiano, gris oscuro
En mis poros filtra el aire, queda el barro.
Si pudiera disgregarlo entre poemas.
Durante treinta lunas
Yo anduve por entre cada acera
Mudamente me asombro
Durante treinta lunas
Yo anduve, anduve…
Sin detenerme nunca
Pero hoy me detengo,
Porque el dolor me llama
Tras tu muda replica
Mientras duró el silencio
Pude crear auroras
Que desvarían sueños
Desde nuestras distancias
Estas mismas auroras, que renuncio vencida,
Porque ya no amanece.





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