a pura sangre
corajeando el instante
umbiliqué mi nombre
y en salvaje presencia
acobardé
mis antiguas nostalgias
a pura sangre
tejí mi poncho de silencio
guardé en los estribos de mis ojos
las culpas mis errores
y la muerte pequeña
cenizas empolvadas de tarde
y ahora
los miedos se acomodan
desmemoriados y ciertos
en el espejo
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