Del
amor cotidiano
a
mi hijo Federico
tenía
muchas cosas que
hacer
tender
las camas,
lavar
los platos,
sacar
de los canteros las
hojas
desprendidas
de los arboles
y
vino tu voz
dulce
de
incipiente adolescente
diciéndome
estoy triste
la
tarde es bella
y
me pesa la
casa.
cerrando
todo
nos
marchamos
para
tomar un tren
y
de la mano
ir
a mirar el
rio
en
este otoño de
colores gratos.
en
el viaje
un
sentimiento cálido
oro
y fuego de
amor
que
han conjugado
vino
a posarse en
tu mirada clara
y
transformo mi corazón
cansado.
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