"LA
OLLITA" 9-7-20
La ollita era pequeña, blanca y enlozada. Tenía pintadas unas flores rojas, naranjas y amarillas adornadas con hojas verde limón. Creo era de mi mamá y si no era de ella seguro se le parecía. O tal vez se parecía a la de mi abuelo José, de Córdoba pero esa sí era más pequeña y de acero inoxidable o inolvidable! de esas de fundición que se hacían antes. Cuando se murió el abuelo mi mami la guardó y me hacía la chocolatada o calentaba el "yerbiao" como ella le decía al mate cocido con leche. Cuando ella partió la heredé yo…y la usé muchos años con mis hijos pequeños calentando sus mamaderas, tés de yuyos o ricas meriendas de café con leche. "La lecherita" era práctica y cumplidora. No se quemaba, no se caía y no se aboyaba. Así de indestructible y fuerte era! Pasaron algunos años oscuros con ciertas urgencias y temores. En 1983 vino la Democracia y ella no protestaba. Estaba feliz con su función de entibiar y calentar líquidos o semisólidos como alimento nutritivo para el cuerpo y el AlMa. Dormía mansamente en la alacena de Jufré, de Carlos Calvo y luego se mudó a San José entre piquetes, cortes, protestas y excusas. Pasaron algunos años veloces, otros aletargados o menos movidos, mientras ella esperaba en la alacena el desenlace final. Creo que fue en estas épocas nefastas donde se atrevió a salir tímida y cautelosa con su siempre amiga la antigua cuchara de bronce de la abuela Filomena. Fue en este año 2020 cuando llegaron los tiempos del cólera, de los vientos huracanados y terremotos de sangre, sudor y lágrimas. No podía estar más guardada y en silencio. Rodo por el suelo hasta la puerta blindada de salida, se trepo a una bolsa salvoconducto y se escondió entre los lentes de lectura, el monedero egipcio y los muchos papeles de los servicios por pagar. Era un 9 de julio de 1810 (o 2020) que no es lo mismo pero es igual. Pedía un poco de AiRe, PaZ, DeMoCraCia, LiBeRtaD y AMR. "El pueblo quiere saber de qué se trata! y las ollitas también!" dijo por lo bajo.. La Libertad se la habían robado despiadadamente entre tantos espacios de arte, escuelas, plazas, hospitales, entramado familiar, social, viajes, sueños y proyectos de ViDa, desatando la GueRRa y también la acechante MeMoria.
Esa tarde desde las 16 horas tuvo un trabajo tremendo, fuerte y demoledor, ¡¡ENORME!! Los golpes ruidosos y de protesta se sintieron desde el Obelisco hasta América del Norte y del Sur, los países europeos y del Sudeste Asiático. Dicen que hubo ecos en la Antártida y que hasta se desprendió parte del glaciar Upsala. El clamor era ensordecedor mezcla de rabia y furia descontrolada por causa de mucha maldad humana. Pero ella no se calló, gritó y peleo hasta que volaban por el aire trozos de pintura esmaltada, se deshojaron las flores de sus bordes y se cayeron las ultimas hojas color verde limón. Y así volvió a casa semi desnuda, atónita, gris y fría, expectante casi como eufórica cantando bajito: "Quiero que mi país, sea feliz, con Amr y LiBeRtaD.." Dicen las buenas lenguas que dentro de sus agujeros y heridas de guerra guarda el recuerdo y la tibieza de la abuela Ana, la mamá de mi mamá, la humeante leche chocolatada y el aroma a tardecita de domingo cuando de pequeña esperaba el "yerbiao" de las manos de mi mami Dorita. Y las risas mieles de mis hijos con su leche tibia endulzada con canciones de cuna y arrorrós antes de ir a dormir. Eran otras épocas difíciles, pero de amares y sentires, democracias y decires, libertades sin infecciones de tiranías dictatoriales, infestaduras ni plandemias. Jamás imaginaría que mi ollita se iba a quedar sin palabras, sin sonido, desnuda, despintada, sin flores de colores y sin voz, para gritar las injusticias miserables, descarnadas y despiadadas de la oscuridad del AlMa HuMana.
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