Cristina Mendiry responde “En
cuestión: un cuestionario” de Rolando
Revagliatti
Cristina Mendiry nació
el 2 de enero de 1957 en la ciudad de Pilar, donde reside, provincia de Buenos
Aires, la Argentina. Es Geógrafa, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires. Ejerció, en su ciudad, la docencia
secundaria durante 42 años. Concurrió a los Talleres Literarios de Estudio y
Creación de Enrique Blanchard desde 1984 hasta 1999. Participó del primer grupo
de escritores, sucursal pilarense de la Sociedad Argentina de Escritores,
seccional Norte, en 1989. Integra desde 2014 el Grupo de Autores Locales de
Pilar. Obtuvo premios y menciones en el Salón Provincial del Poema Ilustrado,
en Luján, provincia de Buenos Aires, junto a la artista plástica Brígida
Manzanares, en 1985 y 1988. Colaboró, entre 1984 y 1989, con la Revista “Maldoror”,
así como, con poesía y ensayos, con la Revista “La Avispa”, entre 2000 y 2014
(y, en su última etapa, como Secretaria de Redacción). Publicó los libros “La historia del tratado” (1997) y “La historia de la Escuela Técnica n° 1 de
Pilar” (2010). Participó en los volúmenes “Los libros del libro. Sobre la obra de Enrique Blanchard” (1992), “Ciencias Sociales para 7° E. G. B.”
(2003) y “Vademécum” (2015).
Poemarios publicados: “Castillos
circenses” (1984), “Recurso de
especie” (1989) y “Lucía Vermehren no
ha muerto” (1993).
1: ¿Cuál
fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?
CM:
Era 1966, casi septiembre. Estaba en tercer grado
de la Escuela Primaria. Escribí una poesía de verso libre. Tenía 9 años. Quería
homenajear a la primavera. Después ya no pude dejar de escribir.
2: ¿Cómo
te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la
velocidad, con las contrariedades?
CM:
Los torbellinos me pintan. Me arrebatan. Me
camuflan. Me corroen. Me destrozan. Me tiemblan. Me alientan. Me iluminan. Me
inspiran. Me vuelcan. Me tardan. Me adelantan. Me sublevan. Me lloran. Me
sonríen.
3: “En
este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro
rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He
oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?...
CM:
Lo que muchos llaman inspiración, es sólo una
idea. Una información cuasi- mediúmnica que se apodera de nosotros y no se
detiene hasta que la complacemos.
Luego viene “todo aquello de la transpiración y los altos porcentajes de la misma”,
prudentemente incomprobables.
4: ¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?
CM:
Pablo Neruda y Osvaldo Bayer. El perfil socio
político cultural de ambos excede al de sus obras, en mi opinión.
5: ¿Lemas,
chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
CM:
“Si peleas
con monstruos demasiado tiempo, corres el riesgo de convertirte en uno de
ellos.”
6: ¿Qué obras artísticas te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y
ante cuáles has quedado, seguís quedando, en estado de perplejidad?
CM:
“Trilce”, de César
Vallejo.
“Ídolo
de niebla”, de Enrique Blanchard.
“Correction”, de Thomas Bernhard.
La
inteligencia, el misterio y la magia en su máximo esplendor.
7: ¿Tendrás por allí alguna situación irrisoria de la que hayas sido más o
menos protagonista y que nos quieras contar?
CM:
En la presentación de mi libro “Lucía Vermehren no ha muerto”, pautada
para el 29 de octubre de 1993, en la Sala de Representantes de “La Manzana de
las Luces” —como constaba en las invitaciones y las publicaciones respectivas—
hubo una modificación inesperada. Noche de lluvia, todos con impermeables como
detectives de novela negra, fuimos derivados sin previo aviso a la Sala
Leopoldo Torre Nilsson. Obvio, mi libro era una composición de poesía policial
de ese film que él dirigiera: “El crimen de Oribe”. Torre Nilsson se llevó lo
suyo para su guarida. Su espíritu estuvo en mí allí. Todos sentimos lo mismo. Y
nos reímos mucho al respecto.
8: ¿Qué te promueve la noción de “posteridad”?
CM:
Lejanía. Un futuro indeterminado, inespecífico,
desconocido, inentendible.
Pero pocas veces, honorifico.
9: “¿La rutina te aplasta?” ¿Qué rutinas te
aplastan?
CM:
Los relojes blandos se derriten en los cuadros de
Salvador Dalí. Los vence la rutina en cualquiera de sus formas. Se desmayan de
tanto esperar. Se diluyen. La espera, agota.
10: ¿Para vos, “Un estilo
perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista
español Corpus Barga? Y siguió: “…un
estilo es una manera y un amaneramiento”.
CM:
Un estilo, más bien es una percepción del arte, y
la manifestación de la misma. La perfección es un horizonte inalcanzable. Una
utopía.
11: ¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te
despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente?
CM:
La crueldad, el abuso y el maltrato me indignan,
quebrando mi corazón.
Me violenta la injusticia. Sobre todo,
cuando recae en aquellos más vulnerables.
Lo que me harta instantáneamente, es la
soberbia y la desconsideración.
12: ¿Qué
postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros?
CM:
Una niña creando diálogos y guiones en sus
juegos. Y una adolescente justiciera y soñadora.
13: ¿En
los universos de qué artistas te agradaría perderte (o encontrarte)? O bien, ¿a
qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te
incluyeran en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?
CM: Alfred
Hitchcock, sin ninguna duda, en “Vértigo” o “La sombra de una duda”.
Edgard Allan Poe, en “La caída de la Casa Usher”.
William Shakespeare,
en “La tempestad”.
14: El silencio, la gravitación de
los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la desolación, el fervor, la
intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con
algún criterio, orientación o sentido?
CM:
El silencio de la oscuridad nos aturde.
El fervor de la intemperancia se reduce a
la desolación.
La gravitación de los gestos se restringe
a las orillas.
Las sorpresas denudan en silencios.
15: ¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el
ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
CM:
Federico Manuel Peralta Ramos. Eduardo
Sanguinetti.
16: ¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones
preferís?...
CM:
Aquellas cuestiones que derivan en una rígida y
limitada estructura no aportan inteligencia al arte ni a la sociedad.
Las imprecisiones generan malas decisiones.
No prefiero ninguna.
17: ¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no
valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere?
¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
CM:
No me sucede. A los que valoro, los quiero. Y a
los que no valoro, no los quiero.
18: ¿El
mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo afirmara
Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
CM:
El mundo es maravilloso, como cantaba Satchmo.
En mi opinión, Discépolo tenía una visión
ultra pesimista o una vida muy cruel.
Los humanos son los que hacen las cosas
mal, en un alto porcentaje.
19: Por
la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los
tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
CM:
Mahatma Gandhi.
20: ¿Qué
te hace “reír a mandíbula batiente”?
CM:
Les Luthiers.
21: ¿Cómo
afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos
o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
CM:
“Lejos de
los ideales, todo es confuso.
Todo
es futuro fugaz,
pasado,
vacío y turbio.
Todo
es oculto, todo inseguro,
todo
postrero, polvo sin mundo.
Lejos
de los ideales, todo es oscuro.”
(parafraseando a Miguel Hernández)
22: El
amor, la contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido
relacionando con esos tópicos?
CM:
Sin amor no hay contemplación posible para ningún
ser, ni para el dinero ni la religión ni la política.
23: ¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films, esculturas,
música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o arquitectónicas, etc.—
calificarías de “insufribles”?
CM:
A todo lo kitsch, a lo bizarro y a las pinturas
de Florencio Molina Campos.
24: ¿Qué
calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia o en
tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y por qué?...
CM:
La costanera de Mar del Plata. Caminar mirando el
mar, con viento, sol, frio, lluvia, un paseo repetido e impostergable en
cualquier época y cualquier horario. Siempre mágico.
25: ¿Cómo
reordenarías esta serie?: “La visión, el
bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el
sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el
desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar,
por ejemplo, una microficción.
CM:
La ceremonia de la danza
La visión de un bosque
La autenticidad del sacrificio
El pensamiento de la muerte
La ciudad en miniatura
El desajuste del azar
El sufrimiento de la lengua
La ceremonia de la muerte en miniatura
La visión de un bosque en una ciudad
La autenticidad del azar de la lengua
El sufrimiento del desajuste del
pensamiento
La danza del sacrificio
“La
danza del sacrificio, en la ceremonia de la muerte en miniatura, crea una
visión de un bosque en una ciudad. Sin la autenticidad del desajuste de la
lengua que muere en el sufrimiento del azar del pensamiento.”
26: “Donde mueren las palabras” es el título de un filme de
1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde
mueren las palabras?...
CM:
Las palabras viven hasta en el silencio y en el
olvido.
27: ¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te
adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
CM:
La obra de cualquier artista tiene vida propia.
Si la obra es buena, será apreciada. Siempre rescato la obra. No tiene la culpa
de quién la pudo haber creado.
28: ¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que
corresponda) que te infiere la persona que te promete algo que a vos te
interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo no
cumple, sino que jamás alude a la promesa?
CM: El
olvido es una cualidad muy común de los seres humanos.
29: No
concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
CM: A los
voluntarios. Todas esas personas que desinteresadamente llevan adelante
infinidad de actividades.
30: ¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus
pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general,
distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
CM: Pasiones
y entusiasmos, eternos y cambiantes.
31: ¿Qué artistas estimás que han sido alabados
desmesuradamente?
CM: No sé
si soy autoridad competente para decretar la desmesurada alabanza.
32: ¿Acordarías,
o algo así, con que es, efectivamente, “El
amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito
lindo” de Luisa Futoransky?
CM:
El Amor, tal vez sea un “bis a bis” que no
pretende la simetría ni la electrocución.
Los humanos suelen generar falsas
esperanzas sobre el otro, llegando a la obsesión. Quizás algunos lo consideren
una asimetría. Podría ser también un logaritmo, entonces.
33: ¿El
amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo
vespertino, la noche plena o la madrugada?
CM: El
crepúsculo vespertino tiene la magia mayor. Comienzan a delinearse las sombras.
Sobre todo, en las rutas y los campos, que al mismo tiempo empiezan a
iluminarse temerosamente.
El amanecer despeja
las dudas y los temores.
Y la noche plena nos
envuelve con las totales certidumbres serviciales a la hora de impregnarnos en
la magia.
34: ¿Qué
dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por artistas de todos los
tiempos y de todas las artes nos propondrías?
CM:
Reunión cumbre de poetas del universo exterior.
35: Seas
o no ajedrecista: ¿qué partida estás jugando ahora?...
CM:
Sobrevivir a la pandemia.
*
Cuestionario respondido a
través del correo electrónico: en las ciudades de Pilar y Buenos Aires,
distantes entre sí unos 60 kilómetros, Cristina Mendiry y Rolando Revagliatti,
julio 2020.
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