CICLO
Cuando acabe mi ciclo inexorable
y se estalle mi póstumo latido
lo que fuere mitral de mi sentido
habitando mi pecho insobornable,
bordará mi bonanza, indevelable,
el coraje sensual de lo que he
sido
y quedará mi sueño convertido
en ritos de asonancia
inolvidable;
tal vez, la luna amiga y
venerable
que fuera mi romántica incurable
en el tiempo de un hito
imperativo
me llame a su recinto
inexpresable
y me ruede en su mundo,
consolable, como el postrer abrazo de un amigo.
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