sábado, 21 de mayo de 2022

Carlos Penelas-Argentina/Mayo de 2022


 

Final

 

Es de noche, estoy en un avión regresando a mi hogar. Hasta hace unos minutos mi mente estaba concentrada en una conferencia que debía dictar. Algo introspectivo y simbólico en torno al neoclasicismo francés. Por la ventanilla miro la oscuridad. Me vienen imágenes de una burguesía acomodaticia, de políticos gregarios. Siempre los desprecié, desde adolescente. Siempre me resultaron anodinos, adocenados. Deseo que se caiga, que se estrelle o se precipite en el mar, es la única solución. Lo deseo con lágrimas en los ojos, lo deseo en silencio. En el silencio de la desesperación. Necesito morir, necesito suicidarme. Soy cobarde, no tengo valor de dispararme un tiro en la boca o arrojarme de un edificio. Pienso en los pasajeros que desean vivir, que son felices o creen serlo. Pienso en mi niñez, en mis hermanas, en una novela de Italo Calvino. Siento que mi deseo de muerte es egoísta, que junto a mi anhelo está la vida de estos viajeros. Escucho el llanto de una criatura, miro a la azafata que pasa sonriendo, a un hombre mayor sofocado. Pienso en mis hijos, en mis nietos. Siento un sudor frío en mi frente. No puedo más. Hay turbulencias, cierro los puños y los ojos.

 

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

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