sábado, 21 de mayo de 2022

Mónica Olt/Mayo de 2022


 

Fui a la vuelta de la esquina 

a encontrar la verdad


Fui a la vuelta de la esquina a encontrar la verdad.

 Y solo encontré restos de viejos autos, comercios grises, casas opacas, veredas rotas, canteros sin sol, frío, viento, restos de vidas sin luz.

 Estoy algo confundida ¿esto era la verdad?, ¿tal vez era otra esquina?

 Seguiré buscando en cada esquina, de esquina en esquina, no importa cuánto me lleve, caminaré por los restos de las esquinas sin sentidos…

 En los restos de ausencias, de suspiros, de ojos, de ternura.

 Buscaré restos en ninguna parte y en todas.

 Tengo que encontrar esa verdad esquiva y mañosa.

 De este mundo que no advierte tu ausencia.

 Este resto de pena trabajadora, punzante que corroe que te toma y que te suelta en cada esquina de los días, de los meses, de los años, que huele a pena primitiva.

 Perdona si te lloro, es solo este egoísmo terreno.

 Me saqué los zapatos y las medias gastadas de buscar y a pata pelada me arrojé sobre un colchón de  restos de hojas desteñidas, húmedas, con la cabeza mirando el cielo.

 Había nubes en remolinos de espiral, miré a mi alrededor y vi restos de  vida, pedazos de pequeñas ramas, hongos de múltiples formas, gusanos alimentándose de restos muertos, telarañas y arañas que levitan, que los rayos de sol delatan, enormes eucaliptos que se desgranan la piel, parásitos en grupos solitarios que anidan en sus pliegues maltrechos y descoloridos.

 Sigo buscando restos de mi rostro, de esa verdad en el espejo, en cada esquina, en ese juego perverso donde siempre fuimos dos, la que debe ser, la que tiene ausencias, la que se le hacen huecos en la memoria, la que es, la que siente, la que encaja, la que sufre, la que ríe, ese resto de pequeña historia, esa cicatriz dura y callosa, la que ha muerto muchas veces, la que resiste y renace, la que se reinventa con restos de alas rotas, y en ese silencio de esquinas soy, sobre los restos de árboles quietos, la que intenta claudicar a cada paso y vuelve a respirar.

 Y sigo buscando en esa esquina esos restos, esa verdad, en un rezo para que no sea utopía, ni tan efímero.

 

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