Foto: Delicias para la noche de un viernes (Antonio Cruz)
VISIÓN DEL EXILIO
(Carlos Eduardo Figueroa)
El exilio es un viaje de ida,
El zarpar de un barco en la alta noche furtiva.
Es también un viaje interior,
una inquietud, un dolor,
¡las heridas de la cruel ausencia!
Obligados senderos nos llevan
por insensibles ciudades oscuras
donde la casa paterna está ausente,
esa que palpita desde la lejanía
cual gaviota en el mar herida.
(Carlos Eduardo Figueroa)
El exilio es un viaje de ida,
El zarpar de un barco en la alta noche furtiva.
Es también un viaje interior,
una inquietud, un dolor,
¡las heridas de la cruel ausencia!
Obligados senderos nos llevan
por insensibles ciudades oscuras
donde la casa paterna está ausente,
esa que palpita desde la lejanía
cual gaviota en el mar herida.
PRUDENCIA
(Juan Manuel Aragón)
Marcela guarda en sus silencios
paciencia de siglos
a vecescuando me mira
es como si tratara de desentrañar
tanto suburbio que llevo encima
yo respeto su prudencia
de callary quedarse así
reconcentrada
pidiendo perdón
a los dioses del bosque
por haberlos abandonado
para sufrir
esta ciudad
y su olvido.
ELEGÍA DE UNA METÁFORA IMPOSIBLE
(Lucas Cosci)
Como un barco traficante
Como un barco traficante
que lleva y trae
estibas de sentido
entre un puerto y otro puerto,
se despeja un nuevo dominio en el decir
para luego la ruta ser posible.
No puedo resistir esta poética insolencia
de buscar esa palabra imposible
adonde ella se diga a sí misma,
adonde se muestre desnuda y sola
en su más salvaje ingenuidad,
y hacerla mía para siempre.
Sin embargo,
me quedo mirando siempre desde el puerto
llegar a mi último pelo marrón.
(Alejandra Pizarnik).
Todo
nos ha sido ajeno.
Y sin embargo,
todo,
en los cuencos de la palabra
se ha adormecido en derrota
para saberse nuestro.
La lluvia,
los amores,
los fracasos,
todo,
derramóse en viento;
en bruma,
en trueno,
en soplo y barro entre las manos;
todo,
en el sosiego de la fantasía,
en la sangre de la incertidumbre,
supo ser nuestro.
Y sin embargo,
aquí estamos,
sin aromas,
sin revoluciones,
sin espejos,
desplumándonos en la palidez de la plegaria
en estos torpes y castos sentidos.
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