SI HABLAR ES LA
MUERTE, NO ES HABLAR
Ella vino a mi casa
tantas veces.
Cuando se obstina
pidiendo muerte
cuando intempestiva
apalea mi cabeza,
cuando intenta
acribillar cristales,
en mis sienes,
atormenta.
Cierto vacìo
y su viento helado
se cuela aùn
por las ventanas.
Lejos escucho
clamor de gorriones
y alondras,
llega el aroma
del tilo plata
y una voz àfona
empuja,
gana la partida
a la garganta …
La radio
me espera.
Soy palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario