El humo del cigarro se confunde con su
amor carbonizado, su cabello es un paso marchitado del tiempo.
No lo culpa tanto a él, sino, a ella
misma, porque siendo una náufraga de la vida, encontró un pescador que la
enredó con su amor.
Viaja por el mundo, montada en una
tortuga moral, junto con sus sentimientos. Va lento... muy lento, y cuando cree
haber encontrado a alguien correcto se da cuenta de que ya es demasiado tarde.
Prefiere abrir una botella de champagne y
tomársela toda, meterse en la bañera y quedarse dormida, soñando que está en
una galaxia gris. Quiere embriagar su corazón hasta el extremo, para ver si así
logra quedarse con algo que ella anhela: ¡Con su olvido!
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