Balada del que nunca quiso nada, salvo a ti
Sacudido
por los vericuetos de la vida,
roto
en miles de desatinados anhelos,
yago
exánime sin sentirme el cuerpo,
me
pierdo por la vida,
yerro
sin rumbo,
me
dan por muerto.
Me
inundarán vientos de todas direcciones,
lluvias
de todas las nubes habidas y por haber,
me
agrietaré sin posibilidad alguna de reconstrucción,
convirtiéndome
en piedra, tierra o carbón.
Y
continuarán cayendo las hojas del calendario,
y
a los otoños sucederán los inviernos,
inapelablemente
la existencia se irá agotando
sin
poder reconducirla, sin poder evitarla.
Y
mi corazón te seguirá suspirando.
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