martes, 25 de junio de 2013

Héctor Labonia-Miramar, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Junio de 2013

 CAMBIA LA VIDA


Comenzaba a amanecer, estaba oscuro todavía, el sol era apenas una raya en algún horizonte que ella no veía,  y aparte estaba ocupada en los cosas que debía hacer en la cocina, como ser, preparar el desayuno y la comida que les dejaba en la heladera, para el mediodía, cuando volvieran del colegio , para sus tres hijos, de doce, diez y ocho años, que todavía dormían, en una sola cama.
-En el comienzo de la noche, se vieron dos fogonazos, dos pequeñas luces que se apagaron rápidamente y un hombre que caía, víctima de esos disparos recibidos en su cuerpo, más exactamente en el pecho, provocándole la muerte instantánea.-
La señora seguía en sus quehaceres diarios,.
Antes tenía otra vida, tuvieron los hijos calculadamente, cada dos años, para poder atenderlos bien, y por ella sola, pues el marido, ingeniero y master de computación,
ganaba muy buen dinero , en base a sus estudios, y la experiencia que había acumulado en sus distintos puestos de trabajo, en muy buenas e importantes  empresas de su rubro; estaba haciendo, muy buena carrera.
Ella ahora trabaja en un hospital, como mucama y cumple un horario bastante largo para sustentar los gastos, y apenas  alcanza para llegar a fin de mes.
Y todo este presente, debido a esos dos relámpagos fugaces en la noche, que le causaron la violenta  pérdida de la vida de su esposo.
No le robaron nada, dejaron el auto, porque no lo sabían hacer arrancar,- ni  eso se preocuparon de aprender-  y le llevaron la existencia  de él y la tranquilidad y la estabilidad ganada, de ella y sus hijos.
Miserables, endiablados, no tuvieron conciencia, ni la tienen, del daño que ocasionaron a personas de bien, que se prepararon y estudiaron para tener la mejor arma, la del trabajo y la responsabilidad  aceptada y proyectada hacia el futuro  y
exterminada con dos tiros, por  ignorantes despreocupados de todo.
Mocosos de porquería !. Lo único que aprendieron , fue a manejar un arma  y apretar un gatillo.
La  ”sensación” de inseguridad la sigue angustiando.

domingo, 23 de junio de 2013

Nilda Antonia Pigazzini- Presentación de la Antología “EL duende y la poeta” por Horacio Semeraro. Feria del libro de Buenos Aires, 2013/Junio de 2013



 Presentación de la AntologíaEL duende y la poeta”. Feria del libro de Buenos Aires, 2013
               
                                                                                

El 11 de mayo ppdo, tuvo lugar en el Stand de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.) de la 39º Feria del Libro de Buenos Aires, 2013,  la presentación de la Antología Artística-Literaria “El duende y la poeta”. Se trata de una obra tragicómica de teatro leído, de la escritora, poeta y compositora Nilda A. Pigazzini ; el Grupo Palmar, y una compilación de poetas, escritores, narradores, dramaturgos y artistas plásticos.  Según lo expresa la editora Graciela Licciardi  en  sus palabras preliminares del libro, la obra  de  N.Pigazzini  es “cálida y reflexiva”. Y agregamos que la misma permite avizorar la bondad , espiritualidad y sentido solidario y artístico que habitan y que llevaron a nombrarla “Ciudadana Notable”.
La muestra contó con la presencia de la vicepresidente de S.A.D.E. Nélida Pesagno y la tesorera Juanita Paz  entre otras personalidades .
 La obra, que contó con la dirección y coordinación de Nilda A. Pigazzini, fue presentada por Hugo Brizuela Álamo, Carlos  Alberto Dávila y Horacio Semeraro
 Actuaron como asesores culturales: Omar Toro Musis y Marta Laroche.

 El acto se desarrolló entre las 14 y las 22 horas, y en ese lapso firmaron ejemplares
Corina Alegre, Elba García, Eduardo Pagano, Fabián Martelli,Carlos Alberto Dávila, Alicia Kölher, Maribel Luján Cavia, Emilio Pablo, Patricia Rosenberg, Marta Castagnino, Horacio Semeraro, Hugo Brizuela Álamo, Enrique Godoy Durán (de Guatemala), Gustavo Albanese, Diana M. Snaidman, Martha Laroche, Manuel Dámaso Martínez  y María Beatriz Sforza.  La escritora chilena  e integrante de la antología, Alejandra Zarhi García, no pudo viajar para estar presente pero envió un cálido saludo.
Un acto ameno, que contó con numerosas visitas y público interesado en la obra, en el que no pasó desapercibida al público entre otros la figura del  escritor guatemalteco ya nombrado Enrique Godoy Durán, y quienes como Diana Snaidman, participaron por primera vez de una antología de esta naturaleza.
    A las 22 horas , con palabras de despedida a cargo de  Nilda Pigazzini y un cálido aplauso se dio por finalizado el acto.

Javier Úbeda Ibáñez (Poema)-España/Junio de 2013

En presencia del aire

Rodeo el sonido del aire
para darte un beso de jazmines y rocío.

Tú, ebria de olores y noches,
me recoges en tus labios y
me pides silenciosa
que beba de ti
pasiones y pétalos.

Quiero quedarme a vivir en tu boca,
aterciopelada y desnuda.

Sí, quédate —me susurras.

Y mi alma voladora,
aleja sus furias
y se entrega a ti,
en presencia del aire.



Javier Úbeda Ibáñez (Cuento)-España/Junio de 2013

Comunicando con el mundo




Los diferentes medios de comunicación de medio mundo vienen anunciando desde hace días la entrega del premio “Pantalla de Plata”, considerado uno de los galardones más prestigioso que puede recibir un comunicador como reconocimiento a su trayectoria profesional. En esta ocasión dicho premio ha recaído en el periodista y fundador del Grupo de Comunicación Tele On1, el madrileño Fernando Abascal.

Abascal es todo un pionero en las labores informativas de investigación, el magnate de la comunicación recibió la noticia mientras estaba coordinando un reportaje acerca de la ingente y perjudicial contaminación que se genera a diario en algunas grandes ciudades.

Harto de que determinados grupos políticos enmascaren, silencien y mientan sobre la contaminación y no le busquen soluciones reales, decidió poner en marcha un notable grupo de investigación periodístico, siguiendo su característico estilo que ha creado escuela con el devenir de los años; había que comenzar por desenmarañar el ovillo y encontrar el principio del hilo para conocer los porqués. Sólo conociendo los orígenes y los porqués se podían encontrar soluciones eficaces a los problemas. Y lo que él pretendía con su reportaje “Aire que intoxica: un problema para tu salud” era que los que mandan tomaran la iniciativa de ponerle urgentemente freno a la contaminación.

La búsqueda incesante de pruebas fehacientes para demostrar y argumentar sus reportajes, los habían convertido en el padrenuestro periodístico, seguidos, esperados y leídos por una inmensa mayoría del país. Y por supuesto, criticados por los que se sentían ofendidos o atacados. Pero a él ese tipo de críticas nacidas de la opinión marrullera le daban igual; su labor era informar, denunciar una situación y abrirle una puerta y un par de ventanas al debate y a la reflexión.

Fernando Abascal es un enamorado del periodismo, y por ese motivo emprende todos sus proyectos con la misma ilusión que cuando tenía veinte años; su pasión por informar desde la honestidad y el rigor le han llevado a recorrerse el mundo en varias ocasiones, en la búsqueda de la noticia, por muy arriesgada o peliaguda que ésta fuera. A él le apasiona vivir la noticia (desmenuzarla, verla, tocarla…), no contarla desde la distancia.

Después de más de treinta años en la profesión –radio, prensa escrita, televisión– sigue siendo un hombre que cree en lo que hace. Como suele decir: “El periodismo lo llevo tatuado en la sangre”. Por otra parte, no le gustan, es más, detesta a los periodistas y a los medios de comunicación que en vez de informar, provocan e incendian las noticias en beneficio de los que se sientan en la silla giratoria del poder. Y a los que guardan silencio y cuentan nubes repletas de polvo emponzoñado, o a los que convierten el dolor en un espectáculo sólo porque la audiencia es la soberana reina; y ahí es cuando los principios éticos que deberían imperar son pisoteados por el vil metal. Y cuando la audiencia –el dinero­­–    regenta las arcas, la noticia es tiroteada sin piedad en pro de lo dantesco. A Fernando, el hombre, el periodista, el amigo, el padre, el confidente, le provoca vergüenza ajena que en pleno siglo veintiuno continúen existiendo periodistas y noticias que son manipulados.

Durante un mes al año se recorre las Universidades del mundo entero impartiendo conferencias, y siempre las comienza de la misma manera: “La información no es del centro ni tampoco de izquierdas ni de derechas; la información no tiene dueños políticos: tiene que ser necesariamente honesta y digna”.

Este periodista que, desde sus inicios, ha basado su trabajo en la transparencia y en un certero y acertado sentido crítico, se lo llevan los demonios cuando se generan guerras informativas absurdas, que no son más que cortinas de humo fabricadas a propósito y a conciencia para contaminar la verdad, la realidad de lo que se está cociendo en los despachos y en los trasteros de los que dirigen el mundo.

A sus recién cumplidos sesenta y cinco años –bien empleados y curtidos–    Fernando Abascal se siente orgulloso de su modus operandi a la hora de informar. De hecho, excepto su familia y sus amigos más cercanos, nadie conoce sus inclinaciones políticas. “Cuando se informa, las preferencias políticas hay que dejarlas aparcadas a un lado, y contar la verdad de lo que está sucediendo tiene que ser el único objetivo”.

Fernando no aparenta la edad que tiene, apenas unas cuantas arrugas se pueden vislumbrar en su rostro blanquecino. Casi sin arrugas ni canas; todo un prodigio de la naturaleza. 

Aún continúa conservando su abundante y rebelde cabello pelirrojo, que resalta como un titular sorprendente encabezando una noticia de las más buscadas, con unos brillantes e intensos ojos grises –tan grises como un día de lo más nublado–, que presiden e inauguran su semblante bonachón y campechano. Completan su porte y su figura sus sempiternas gafas redondas negras de pasta, y su barba y bigote también pelirrojos, siempre perfectamente recortados.

La noticia de la concesión del solicitado y afamado premio se la dio Bruno Fernández, su secretario personal. Tan emocionado estaba el hombre que parecía que el galardón se lo hubieran concedido a él mismo.

—Fernando, esta mañana han llamado para darnos la noticia de que has ganado el “Premio Pantalla de Plata” —le dijo entusiasmado a su jefe.

Fernando que, con el cuello de la camisa desabrochado y con las mangas de la camisa arremangadas, se encontraba en ese momento en plena reunión con el grupo de investigación que estaba coordinando, recibió la noticia con alegría y agradecimiento, pero no permitió que su entusiasmo le impidiese concentrarse en lo que estaba haciendo: demostrar con pruebas el altísimo grado de contaminación de algunas ciudades y el efecto que éste produce en la salud pública: “Las estaciones de medición echan chispas, y la calidad de aire que respiramos es pésima; habría que hacerse eco de este problema para que los políticos nos garanticen, de una vez por todas, un aire limpio y saludable”, les estaba diciendo cuando sonó el teléfono.

—¡Menuda sorpresa! ¡No me lo esperaba! —Reconoció ante su ayudante con su ya conocida y sentida humildad.

—¡Ya sé que no te gusta que te lo diga, pero la verdad es que te lo merecías!  —Afirmó su secretario.

—Si me lo han dado ahora, ¡bienvenido sea!, y yo lo agradezco. Por cierto, dentro de tres semanas publicamos este reportaje, espero que la entrega del premio sea para más adelante. ¿Te han dicho para cuándo?

—Sí, claro, conociéndote es lo primero que he preguntado. Tranquilo, la entrega será dentro de un mes.

—¡Uff! ¡Menos mal! Este reportaje tiene que estar preparado para publicarlo en la fecha prevista. Ya verás, ahora que las elecciones están a la vuelta de la esquina, los políticos se van a alzar con el “yo prometo que si ganamos, le plantaremos cara a la contaminación”. ¿Y mientras tanto? En fin, no me pongo con el tema, que me enzarzo y no hay quien me pare.

—Sí, de eso estoy plenamente convencido. Aprovecho para recordarte que el viernes tienes una entrevista en Tele 22; quieren ser los primeros en felicitarte y repasar tu trayectoria periodística. Los chicos de Tele 22 llevan días preparando un reportaje sobre ti. ¡Te van a sorprender ya verás!

—Sí, lo tengo presente.

—De todas formas, mañana te lo volveré a recordar.

—Gracias, Bruno.

—Luego, si tienes un momento, ¿podremos quedar para tomar algo y celebrar el premio?

—No lo sé. Llámame a las ocho y te lo confirmo. Hasta esa hora voy a estar enfrascado con el reportaje. Hoy salimos a la calle a realizar trabajo de campo, y luego volveremos al despacho a poner en orden lo que hayamos averiguado.

—De acuerdo, te llamaré para ver si puedes hacerme un hueco. La noticia bien se merece un brindis y tú un respiro.

Fernando no pudo quedar con su secretario para celebrar su premio,  porque a las doce de la noche aún seguía trabajando. El suyo era un talento único, fruto de una dedicación exclusiva, que no conocía límites; cuando se ponía llegaba hasta el fondo del asunto. Con el reportaje de la contaminación iba a seguir el mismo patrón que con los cientos que ya llevaba a sus espaldas, y le daba igual si para conseguirlo tenía que trabajar veinte horas seguidas o más.

La tarde del jueves, Fernando Abascal recibió la llamada de su secretario,  para recordarle que a las diez de la mañana del día siguiente tenía que estar en los estudios principales de Tele 22.

A las seis de la madrugada, como todos los días, de lunes a domingo –Fernando no se daba tregua ni los fines de semana– se levantó, se duchó y  como era ya habitual en él todas las mañanas, se tomó un café mientras se hacía eco en la televisión y en la prensa de los titulares nacionales e internacionales.

Cada vez que escuchaba o leía una información seria que era tratada como un espectáculo, sin el más mínimo respeto, o noticias que se falseaban o silencios informativos que chirriaban por su canallesca impunidad, daba un brinco y se tenía que levantar para dar vueltas por toda la casa. Le exasperaba la desinformación, esto era superior a sus fuerzas. Para relajarse, se sentaba y escuchaba atentamente el Réquiem del compositor francés Gabriel Fauré. Esa hermosa y fascinante pieza tenía la extraña virtud de actuar como un bálsamo sobre él.

Peripuesto y ya tranquilo, a las nueve en punto hizo su entrada, entre aplausos y ovaciones, en los estudios de Tele 22. Sonreía, complacido, porque sabía que eran muestras de respeto y cariño.

Después de salir de la sala de maquillaje, Ana Rodríguez, la periodista que le iba a entrevistar y él se sentaron en unos cómodos sillones rojos, que estaban rodeados de dos gigantescos monitores en los que se mostraban dos emblemáticas fotos del invitado: una en la que aparecía con una cámara fotográfica y otra en la que sostenía un micrófono en la mano.

La sintonía de “Hoy entrevistamos a…” da paso al comienzo de la entrevista. La presentadora Ana Rodríguez se levanta del sillón, y sin ningún guión en la mano, se dirige a la cámara para presentar a Fernando Abascal:

—Hay frases que definen a las personas y a sus circunstancias, la frase preferida de nuestro invitado de hoy se la toma prestada a la periodista estadounidense Amy Goodman porque, según él, define la esencia y el compromiso de su amada profesión: “Ir donde está el silencio. Ésa es la responsabilidad de un periodista: dar voz a quien ha sido olvidado, abandonado y golpeado por el poderoso”.

Demos la bienvenida al periodista que lleva más de treinta años poniendo voz a las personas y a las causas olvidadas. Pido un gran aplauso para el flamante ganador del “Premio Pantalla de Plata”, Fernando Abascal.









María Elena Soria-Chilecito, Provincia de La Rioja/Junio de 2013

Árbol



Sobre estas baldosas, en este pasillo
Aquí, en otro tiempo estabas, árbol mío.
Aquí te encontrabas, cargado de nidos,
Con tus fuertes ramas, tus verdes, tus lirios…

En claras mañanas, cubierto de trinos,
En serenas tardes completo de grillos
Aquí, en este espacio de tiempo teñido…
Estabas mi árbol, mi casa de niño…

Hoy sigo añorando tu aroma a roció,
Tu sombra perfecta, tu calma, tu abrigo.
Hoy, que ya no queda nada de tu brillo,
Acaricio un árbol y te siento mío.

Luis Tulio Siburu-Buenos Aires, Argentina/Junio de 2013


YO SOY ÉL                            

                     

Yo soy él. Así dicen mis únicos tres tíos vivos, hermanos de mi madre fallecida; una octogenaria al borde de los noventa y dos que ya los superaron, cuando me ven callado y tranquilo escuchando sus anécdotas de mediados de la década del treinta.
Vos sos igual a tu padre, comentan. Te gusta escuchar y preguntar. Como si un aura de paz te sobrevolara, sobre ese andar despacio de hijo de entrerriano. No levantás la voz ni tampoco te reís exageradamente. Como tu viejo, sos de los que “non parla ma se fica”. Decís las picardías con la cara seria y podés poner una sonrisa en un momento complicado. Así igual era Siburu, confirman. Lo llamaban y lo nombran aún por el apellido, una costumbre de pueblo del interior pero quizá también una forma de respeto a quien era bastante mayor que ellos y además médico, algo distintivo en los años en que todavía se seguía representando “M’hijo, el doctor”. Si hasta mi madre lo llamaba así, en lugar de Luis María.

Y es verdad, yo soy él. O al menos en lo poco que conozco de papá, gracias a papeles amarillentos y fotos amarronadas. Sus poesías, el peinado a la romana que dejé cuando pasé los cuarenta y la frente se me agrandaba demasiado; el gusto de vestir con saco blanco; el traje permanente cuando aún se utilizaba; el uso de moño en los bailes hasta que lo dieron de baja y quedó para los casamientos. La tez morena, el pelo oscuro, los labios gruesos y las manos finas. Debo reconocer tres diferencias grandes; al mate lo ignoro, jamás fumé cigarrillos negros, marquilla Brasil, ni me puse un sombrero Panamá. Y un acontecimiento fuera de lo personal. Una vez papá se ganó la lotería en Santa Fe, en cambio yo lo único que acerté en mi vida fue una rifa del colegio de mi cuñado. El premio fue un par de Sacachispas, un número mas chico del que yo utilizaba.

Lamentablemente él – o sea mi padre - no tuvo muchas oportunidades de ser yo, o al menos de compartirme a mí. Patear una pelota juntos, ver películas de vaqueros en el cine  comiendo garrapiñadas o explicarme cómo se conquistaban las chicas y cómo se hacían los chicos. Se fue demasiado temprano, él 42 años y yo 16 meses, cuando sólo podía estar conmigo en el cambio de pañales o dándome la mamadera.
Me gusta ser él y seguramente a él le hubiera gustado ser yo. Quedará para otra oportunidad. Cuando yo y él o él y yo – vaya a saber quien será el primero que se dé cuenta que está caminando al lado del otro - nos encontremos en un lugar del cielo donde todos nos parecemos a todos.   
           

Roxana Rosado-México DF/Junio de 2013

Tìtulo Blue Bird
Autora: Suhair Sibai
Medidas: 48"x48" mix media/2012
   


DONDE QUIERA QUE ESTE

Qué difícil es dejar una vida atrás
llevarse solo lo necesario
y no de más,
tu sonrisa en el recuerdo
el primer mechón de tu cabello
un par de fotografías
y tu abrazo,
al empacar, no sabía cómo hacerlo
¿cómo dispersar la memoria, los abrazos,
las caricias y tu voz?
cada cosa tenía un sitio especial
que borró el huracán
pero todo eso decidí dejarlo atrás
no por ti, sino por mí,
para romper las cadenas
con lo más doloroso
del ayer
y adelante continuar.
Disculpa si en algo te lastimé
realmente no fue mi intención
porque mi amor por ti es inmenso
siempre será,
tal vez ahí radicó el error
quizás perdí la vista
en algún punto a la distancia
ubiqué mal mis coordenadas
y no supe comprender
cuando frenar y cambiar a tiempo de ruta
para que el barco no entrase en la tormenta
y evitarte el vendaval,
ciertamente no comprendo el presente
pero algo si tengo claro en mi mente
la lección a aprender es muy grande
y solamente tendré una oportunidad
para rescatar del naufragio el navío
y volverlo a encausar,
tu ya tienes tu propio velero
y se que el viento sabrás tomar
para navegar por el mar de la vida
y a puerto seguro llegar,
mientras embarco me llevo lo mejor que vivimos
y estaré bien, lo sé
porque estarás conmigo
en mis recuerdos, donde quiera que esté.




George Reyes-México DF/Junio de 2013

Al oído tu voz límpida

El cristal
con el que filtro tu mirada
se ha empañado
con barniz de llanto  
en cada charco de oleada, de espumajo
Y me hace oír
tu afonía    
en la luz que parpadea a la distancia
Aunque sabes lo que corre
por mi río de añoranza
y sé que a ti no se grita en la tinta
musítame al oído
que no soy huérfano
desempaña mi cristal con la llovizna de tu ojos
y refresca cual aireada en una ardiente tarde
cada paso que se canse de ironía
con tu voz límpida

Ascensión Reyes (Cuento)-Chile/Junio de 2013

MIS REFUGIOS

            La tarde cae, suave y monótona, como el deslizar del péndulo dentro de aquel viejo reloj. De derecha a izquierda, siempre de derecha a izquierda, como si el tiempo fuera solamente un movimiento pendular, propio de mi arbitrio y de mis necesidades.  Su endiablada maquinaria escondida en aquella hermosa caja de la más exquisita madera, cuya textura y suavidad fue conseguida por el mejor artesano ebanista y como culto al buen gusto estético. Ese ha sido mi refugio preferido, después traspasar los planos inconmensurables del movimiento, la densidad y el espacio.  Al igual que mi viejo sillón de cuero negro envejecido. Ese que está cercano a la ventana, en el que disfruté con deleite de los atardeceres, las puestas de sol y la lluvia refrescando mi alma. Y aunque ambos muebles dan un  aspecto de abolengo y prestancia al salón, el resto del conjunto lo hace desmerecer. 
            Celosa de mis pertenencias, pienso que yo debería estar sentada en ese asiento esponjoso y acogedor y no mi sombra. Ella, con la rapidez de un gato cazando una mosca ya está ocupando subrepticiamente ese lugar que siempre me correspondió. Ciertamente no estoy muy segura o bien no quiero saberlo, cuál sería mi sitio ahora, dentro de este ambiente que respira a recuerdos. Cualquiera de las dos opciones, el reloj o el sillón,  para el caso, da lo mismo.
            De pronto desde el fondo de la pieza aparece un hombre de difuminada silueta, vestido con la elegancia propia de un diletante de comienzos del siglo pasado. No contaba con su inesperada presencia que me deja abrumada. Le pregunto con el lenguaje silente de mi condición, pero no obtengo respuesta. Finalmente decido cambiar el tono de mi discurso. Trato de reproducir los sonidos del viento al pasar por el intersticio de una ventana. Ya sé que es una absurda solución, ¡ya lo sé! , pero no tengo otra alternativa. Felizmente logro con mi intento el mensaje preciso. Dar la bienvenida a tan ilustre huésped. Creo saber de quién se trata. Realmente en esta condición, ¿quién sería el huésped, él o yo? Para el caso eso no es lo importante, sino que posiblemente ambos compartiremos el mismo sillón o talvez nos sumergiremos dentro de la caja del gran reloj. 
            -Me llamo Donata. Es un placer.- -Del mismo modo, soy Renán.  Y ese fue nuestro primer encuentro.

Ascensión Reyes (Comentario libro)-Chile/Junio de 2013



LOS CENSORES
De: Luisa Valenzuela. Argentina 1938

            La narración delata mediante una situación ficticia, los descalabros a que puede llegar un ciudadano cualquiera, por algunos mecanismos de orden y mecanización, dentro de los sistemas y las políticas de seguridad de cada país.
            En la historia, un ciudadano anodino llamado Juan, por el sólo hecho de enviarle una carta a Mariana, debe alterar totalmente  su vida a fin de impedir, a como de lugar, que esta misiva pase por la censura.
El tenor de la misiva y los motivos para temer por ella, nunca se saben, y a lo mejor ese es el mérito del cuento, la complicidad con el lector que puede elucubrar los motivos que se le ocurran. Sin embargo, el asunto apunta a que el hombre muchas veces es prisionero y víctima de aquello que inventa para su propia protección. En este caso se encuentra Juan, quien sin dudarlo y para pesquisar su carta, debe incorporarse al sistema de censuras y controles.
            No hay duda que es un buen cuento corto o mini cuento, que hace una crítica social, mediante una sátira ingeniosa. Un racconto, cuyos personajes están insertados en el mundo real, narrado por un omnisciente en tercera persona, desde que Juan, el personaje principal, envía la carta a Mariana, se desencadena toda la historia, hasta terminar en un final sorpresivo e impensado.
            Este cuento tiene un ligero parecido a los cuentos de Cortazar, en que el mérito no es de la historia misma, sino de la trascendencia de ésta.

Rolando Revagliatti-Buenos Aires, Argentina/Junio de 2013

Cuatrocientas


          Ocurrirá hoy. Ojalá resulte memorable. Digna esta Mariela para ser “la cuatrocientas”. Tal vez se lo diga. Tal vez no pueda contenerme, y ya que se fue estableciendo circulación confesiva... Sí, si funciona como espero, después de serlo, sabrá que ha sido “mi cuatrocientas”. Bonita cifra para un gentilhombre anónimo que todavía tiene su arrastre manteniéndose en forma, sin fumar ni comer ni beber en exceso, haciendo gimnasia, en fin, cuidando, sin matarme, la salud y el aspecto. Tengo a quien salir: mi padre: ducho, un estilista. “El traje de confección de la monogamia”, sentenciaba mi madrastra, “nunca le sentó”. A ella tampoco: “mi número uno”. Yo estaba abombado, sin ganas de levantarme para ir al colegio. Me reanimó con su terapéutica, envalentonándome, mi emprendedora y experta madrecita, docente, brisa despejadora, contando yo doce años, cincuenta y seis meses antes de que mi viejo la rajara. Después desfilaron hasta concreciones copulativas las siguientes trescientas noventa y ocho. En realidad, descartando a las que no me concedieron chance reivindicatoria tras haberme sobrevenido I. D. O. P. (indeseabilísimas dificultades operativas persistentes), en primeras encamadas. Ésas (minas jodidas) se me quedaron (no podría ser de otro modo) atravesadas. Fueron siete. No figuran en mi lista. Lista que fui conformando desde pichón, con seriedad: nombres, apellido, seudónimo, edad o edad aproximada, lugar de nacimiento, estado civil, señas particulares, actividad laboral y/o estudiantil, cantidad de hijos y otros datos familiares interesantes, instancias de la erótica, observaciones. No sumo tampoco a las veintitrés yirantas. Sólo a las que lo hicieron conmigo por amor o antojo. Con añosas fue siempre mi debilidad, mi propensión, lo más excitante. Con la única que logré eyacular siete veces en un mismo viaje carnal había una distancia de cuatro décadas. Yo andaba en mi apogeo gonadal. Fue cuando decidí no entrar a la universidad por más que me tiraba arquitectura. Algunas obtendrían resonancia pública: Julia Zabriurdián Nilsse como ensayista, periodista y empresaria: la traté cuando ella concluía el colegio secundario; Ivonne Iris Barnichitsi como especialista en esterilidad; Zoé como modelo y actriz. A otras las conocí ya notorias. “La cien” no fue comunicada de su ubicación en mi lista, pero a “la doscientas” se lo dije, la platinada señora de Szterenbirgt. La divirtió el honor. Me regaló un reloj carísimo y me rogó que la retribuyera con un recuerdo. Le obsequié un corpiño rosa, bordado, muy fino, que habían dejado  debajo de mi almohada. Le quedó perfecto, no tuvo escrúpulos, y le produjo un recóndito regocijo: así es de fascinante el alma femenina. En cambio, “la trescientas” lo tomó pésimo, y además, no me creyó. La pobre chica carecía de humor. Acaso no valga la pena correr ese albur con ésta de hoy. A ésta de hoy me agradaría volver a verla, así, cada tanto, añadirla a quienes en la actualidad ya tengo en danza, llamarla para cuando me deprimo, para cuando se me arma un bache, para cuando agonizo en la estacada. Si sigo dándome máquina, soné. Mejor voy vistiéndome y  rumbeo para la casa de Mariela, que a las nueve se largan los papis a Chubut y queda como única ama de la vivienda y de mi palpitar, esa cosita que estoy más impaciente que la puta que me parió, como si me estuviera por estrenar; como si no hubiera llegado a fifar con cinco pares de hermanas; como si nunca hubiese concertado citas (o arrebatado números telefónicos) con diez u once mujeres un sábado desde el crepúsculo hasta las dos de la mañana, siendo yo un pintón y rápido veinteañero; como si nunca me hubiese acostado por primera vez hasta con cuatro en una misma semana; como si jamás lo hubiera hecho, como por turnos, con tres en un lapso de veinticuatro horas; como si me fuera a casar con Mariela o con cualquier otra; como si estuvieran por donarme la Cordillera de los Andes en reconocimiento a mi vigencia en el arte amatorio; como si hoy me certificaran, y con la firma de Dios autenticada por peritos calígrafos, que no volveré a sufrir, ni a sobresaltarme, ni a padecer ataques de desasosiego o asma; como si, precisa e ineludiblemente hoy, después de las nueve de esta mañana de invierno y en domingo lluvioso, fueran a ungirme con algún otro sentido para mi vida de soltero alienado.


Marianela Puebla-Chile/Junio de 2013

CHIQUITO MÍO

Yo te quiero así chiquito mío
salpicando los claveles con tu ensortijada risa,
mientras navega tu barca
sobre vaporosas nubes de algodón,
por donde tus barquitos se llevan los sueños.

Yo te quiero así mi niño lindo,
sonrojado, sudoroso, radiante,
aventurero en la avenida de los juegos.
Siempre llevas en tu rostro
dibujada una linda sonrisa.
Siempre revolotean las mariposas de tus ojos,
estallidos de alegría cuando ganas la partida.

Yo te quiero así mi niño lindo y mimado,
lejos de dolores, lejos del abismo
insondable de la muerte.
Decidido en la batalla, fuerte y combativo,
a continuar el camino de la sanación.

Yo te quiero chiquitito mío
Sano y libre de amenazas
Que la luz de un nuevo día
Traiga dichas y no espantos.

Así te quiero tesoro mío,
en un abrazo poderoso unidos en el peligro,
tú, yo y el mundo juntos
ganando días a la existencia.

Así te quiero mi niño.
Mi dulce y luchoncito niño...


Rosalba Pelle Mancuso-La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Junio de 2013

DESPUÉS DEL ESPECTÁCULO

Emoción
ganas de cantar,
pintar los cuatro vientos
bailar
regresa el equilibrio
que aleja la muerte
sedienta de la vida.
Se disipa la niebla
y allí está
faro azul de medianoche
detrás de las espinas
del rosal…

En las calles del barrio
es otro el espectáculo:
deambulan
una que otra bengala
certero disparo a la alegría
interminables socavones
agonía en silencio
bálsamo intermitente
trisados vitrales del deseo
acompañado
por grillos y luciérnagas.

Galvarino Orellana-es Chileno, reside en Suecia/Junio de 2013

DAMA DE LAS LETRAS


He caminado y caminado
por los senderos de la esperanza
uniendo las palabras
para gritar en tu nombre
los sucesos que cada día
destruyen la vida y el planeta.
Eres la dama de las letras
que nació con  Homero.
La Ilíada y la Odisea
fueron los primeros escritos
resguardados en el papiro
crujiente de memorias,
Amarillento.
Tus hilos, filigranas de amor
trenzan la esencia de la vida
arrastrando entre sus pétalos
la fraternidad en su cuerpo.
Cuando el dolor corroe mis entrañas,
porque la guerra masacra la vida
enterrando los sueños de libertad,
cada palabra que hilvano, te da vida
 nacen los versos de amor y denuncia
desde lo más recóndito de mi alma.
A veces despiertas entre mis brazos
como una paloma mensajera
que cobija y da vida a la paz,
otras, te duermes con el dolor
de una flor que se  marchitó
porque el amor la abandonó.
Eres reina de la bohemia
de poetas, narradores y cantores
cuando la noche con su manto celestial
desgrana versos de denuncia y amor
en la autopista de la constelación
En el ciberespacio
miles son los sembradores
que navegan por el jardín del Edén
vuelan en el espacio de las fantasías
donde el cielo con su manto celestial
acoge tu vida, señora Poesía.