lunes, 22 de julio de 2013

Rosa Esther Moro-Buenos Aires, Argentina/Julio de 2013

Sueños


Viento del este apenas  iluminado
Rondando en las penumbras del refugio del sueño
     Sueño de pájaros domesticados
          Sueño profundo de aguas dobles
             Donde un pez dorado se mueve    y girando
  Resplandece sobre  la piedra

 El viento del este juega
       Con  la muerte dormida  que sueña
              Con la hora que se cierne en el oeste
                 Luz herida  que  se hundirá entre los árboles
 Abierta grieta oscuro recinto
Instante  luz y sombra  sonido inquieto que se expandirá
  Silencioso  en  la geografía de mi tiempo

Allí  soy ese mismo misterio pintando palabras
         Para un  cuadro más allá del espacio  de la luna
               Palabras destinadas desde antes que se gestara
 Esta huella de andar sin retorno






  Mención de Honor  Juegos florares  Ediciones Mis escritos 2013





Silencio oscuro

Pies desnudos sobre la hierba húmeda
El silencio oscuro de la tierra que me habita
Surge con la señal que invocaron sin saber mis pies
Ala blanca en un mundo sin límites
Me cabalga por fronteras    no de lluvia
Si no de  humos y  sequedad.

Y  lloró  porque pertenezco al rumbo del daño
Te devasto  cuando indiferente dejo que otros arrebaten mi paso
 Enhebrando heridas   comulgando locuras  desplegando ignorancias   
 maldiciendo la semilla olvidando la vida y su sentido.

Y así  sé que caminaré tu desierto
Beberé el amargo cáliz
De saberme  despojada del  reino   y de el sitial soberano
Donde debe florecer mi simiente

Miro mis manos afanadas en este tiempo residual y sin ritos
    La voz de los sueños  a veces me atraviesa
     Hoy la atrapo en mi centro
Y digo al aire del silencio eterno: 
 si te siembro seré poseedora de la vida que me pertenece
Seré labradora de la esperanza   buscadora de otras manos
Que serán manos expectantes de eso que llama  y ES

Porque solo el amor cura. Solo el amor cosecha


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