Revista Literarte creada en Noviembre de 2001 para la difusión de todas las disciplinas del arte.Declarada de Interés Cultural por el Honorable Concejo Deliberante de Vicente López en Diciembre de 2002. DECLARADA DE INTERÉS CULTURAL POR LA SECRETARÍA DE CULTURA DE LA PRESIDENCIA DE LA NACIÓN ARGENTINA SEGÚN RESOLUCIÓN 1706/10, en Junio de 2010 Si querés publicar tu texto, música, pinturas, esculturas, danzas; enviá el material a: revistadigitalliterarte@gmail.com
domingo, 23 de agosto de 2015
MARY ELIZABETH (22 años)-PERÚ-1º PREMIO-Primer Concurso Internacional de Poesia Joven "Emocionarte en Papel"
SOMOS ENTONCES
Vamos por la playa descalzos
como remos a la deriva del sol
y aún,
con tus huellas de los hexágonos retratos
tuyos y míos.
Somos, entonces,
desde antes de que se aleje el mar,
somos entonces,
dos chicos enamorados,
rapsodas, canales del puente,
como si al dependernos,
dependiéramos caminar juntos.
Somos (Para siempre)
una callada niebla,
blanquecina, inmóvil, parpadeante, creciente,
cargada por los océanos
desde las manos.
Desde aquí te escribo, como sobreviviente,
a lo lejos te escucho bajar sobre
árboles que jamás crecen.
¿Será cierto, entonces?
¡Somos el mar
en una gota disuelta!
sábado, 22 de agosto de 2015
Alejandra Zarhi/Agosto de 2015
EL FRÍO Y LAS
ESCARCHAS
Cuando lejos
estás
la nostalgia y
yo te lloramos,
sentados en las
sombras de la noche
contemplamos el
retorno.
El frío y las
escarchas,
el tero- tero
entre los árboles
anuncian cada
tarde
que estás lejos,
pero, no te has
ido.
Dicen los
rumores
Y el silencio
entumecido:
“ Huele las
sábanas, aún vivo”
Vic-Argentina/Agosto de 2015
Elegía para tu recuerdo
Te marchaste de mi cielo, de mi
estar,
de mi ternura.
de mi ternura.
Sólo yo, acompaño a tu sombra
que se diluye en la distancia, en el olvido.
que se diluye en la distancia, en el olvido.
Te nombro en mis versos, en mis
cantos,
en mis plegarias.
en mis plegarias.
Se marchita tu presencia
y cual hojas muertas alfombran de rojo
nuestro sendero en el ocaso.
y cual hojas muertas alfombran de rojo
nuestro sendero en el ocaso.
Sólo el silencio se queda conmigo
y me arropa de amarguras. . .
y me arropa de amarguras. . .
María Cristina Sorrentino-Argentina/Agosto de 2015
Refugio
El fragor del viento
castiga mi ventana
cuando la gris cadencia
se transforma en noche.
Vierte calidez y abrigo
con aroma a albahaca y
puerros
en el sabor profundo
de la sopa humeante.
Entre chasquidos de
lluvia
y de cucharas, recreo
a la niña que dibuja
en los vidrios húmedos.
De la antología "Papeles en reunión III"
Federico Skliar-Argentina/Agosto de 2015
Poema al cronista
Un dios
aparte tiene el, volviendo
a renacer una
y otra vez.
Bigote a dos
tonos cronista genial,
con cuarenta años
en el Rock nacional,
el tiene un
alma que es
antipoder y es
un superheeroe rockeando
en su ley,
ejemplo en sus
letras
Antena supo ser,
hablando por todos
mas de una
vez, un lujo
argentino icono que
va, retratando flashes
de pura verdad.
Viviendo en extasis
sabe ser el
rey, ocupando un
trono no habrá
otro como el, con
luz en su
música verde supo
estar, Madurando siempre en
su genialidad.
artista
exclusivo de este
mas aca, y
nota afinada en
cada actuar, deslumbra
argentinos y se sabe divertir,
en primavera y por aquí,
no yendo en
tren busco un avión
para avisar su
creación, padre garcia
en el reencarno
la esencia divina
del rock and
roll.
siempre atento
a lo que
paso, y hubicado
en lo que
vendrá, ya no
mas victima de
la soledad, compro
el dulce y
vendio la sal,
siguiendo la ruta
del juglar, no
elijio este mundo
pero aprendio a
querer, con el
disfraz de su
piel.
Federico Skliar-Argentina/Agosto de 2015
No morirse nunca
Había una vez
un hombre llamado Horacio que soñaba con ser eterno vivía solo y pensaba rezaba por las
mañanas marchaba en cada plaza y se
hacerco un dia al presidente dios
mientras miraba su túnica le dijo
preocupado estoy dios le tomo de
las manos y le pregunto porque le
tengo miedo a la muerte y quiero cambiar su ley dios le sonrio y ante la multitud su deseo le regalo ahora seras higlander si aprendes a vivir haciendo el bien Horacio camino los días siguientes y a cuanta persona
pudo alegro dándole amor viviendo
millones de años nunca mas
envejecio logrando la meta que
quería no morirse nunca
Luis Tulio Siburu-Argentina/Agosto de 2015
Los ángeles que
yo conocí
¿Decíme, de qué ángeles me hablás ?
De esos que semejan niños en puntas de pie con sotanas
Que vagan por los cielos con velas blancas en las manos
Como protegiéndonos de las maldiciones negras del Diablo
Si, los he visto en bronce en una iglesia de Florencia
Dentro de inmensos cuadros del museo vaticano
En estampitas pequeñas de comuniones de Fiorito
En llaveros turísticos de algún comerciante otomano
Están los llamados de la Guarda, no estoy seguro si uno o
muchos
Ellos acompañan nuestra vida sin mostrarse, solo cuidando
Que cumplamos todo dentro de la regla, por la que fuimos
creados
Y vivamos en un mundo de paz, serenos como agua del lago
No dudo que los ángeles existan, aunque no los vi volar a mi lado
Mientras, vivo preocupado
por otros seres sin alas, sin futuro, sin pasado,
vestidos siempre de
guardapolvo blanco/
Individuos que yo conocí, cuando estuve internado, y rara vez
me fueron
presentados/
Junto a mi lecho de parálisis, dolores, insomnio ,
desesperanza, arcadas,
ellos
estuvieron/
Sin crucifijos, colores, aureolas, rezos, nombre y
apellido, pero
fundamentalmente, sin lástima/
Respetando mi enfermedad,
lágrimas, diarreas y las tremendas ganas
de decir basta/
Cuando me fui de alta vino uno de ellos en nombre de todos y
me abrazó
Al salir del Pirovano,
mi hijo me dijo que el hombre se llamaba Ángel
Casualidad o un milagro. Tenía asumido que nunca en mi vida
los conocería.
Es más, hasta llegué a pensar que
eran los enfermeros/
Jaime Serey/Agosto de 2015
CARTA ABIERTA A:
De Mi Mayor Estigma (si mal no me equivoco):
de Rolando Revagliatti
de Rolando Revagliatti
Por Jaime Serey
En el mundo de Revagliatti se acude a la estirpe, a los conocidos del distrito, a su pretendiente, la urbe, a la problemática social o a la típica pizzería, pero sin olvidar el exquisito vocablo muy amplio, conjugado y que domina con positivas gotas de armoniosa ironía. Es un camino donde quedamos satisfechos, porque el narrador y poeta utiliza cabos literarios que llegan desde muy lejos del raciocinio, a veces abstracto, y que a menudo suelen nacer de la vanguardia. La importancia de su lirismo no se escapa tampoco de su corazón y es una dulzura protegida y entregada al máximo sin ninguna dificultad. Tanto él como el tiempo juzgado por la escritura embozan un tango y una mezcla de las distintas convivencias de la Argentina. Es fácil imaginar al ser que es, vertiginoso en la palabra como un chasquido, profundo en el sentimiento de la amistad, en la verdad, que el mundo olvida. El poeta en este libro no permite que el lector del pueblo y la luz viva sus días de agonía ultrajado por lo corpóreo. Entonces se puede vivir como lector si alguien nos alienta y nos hace sobrevivir dentro de un terrible apagón cultural y contemporáneo. La fuerza mental es estable en la inspiración siempre y cuando tengamos la voluntad de un quijote, la potencia magistral de unos molinos de palabras: convenientes, definitivas, rotundas, coloquiales, pero, sobre todo, humanas. Aquí el verso nace, vive, yace, piensa, toda la problemática del país e incluso vemos la transparencia de temas pulcros, visionarios. Es un tipo exacto en su manera de pensar. Es el aire sudamericano que viene a visitarnos desesperado, festivo, erótico, locuaz, que prolonga al máximo los vocablos dentro del horizonte viviente. Un parangón de ideas y de luminaria real en un gran número de versos capitales de la existencia urbana. Es un mundo propio donde el drama existe y al mismo tiempo entrega elogios, comentarios, conclusiones y muchas preguntas y respuestas. Nos encontramos frente a una vasta conciencia, que no sólo busca las soluciones para una sociedad embarcada en el desarrollo tecnológico, político, letrado, si no que, además, busca participar en los coloquios del yo amor.
Canadá, mayo 2009.
Alicia Scordomaglia-Argentina/Agosto de 2015
Susurrando…
Puro
silencio de luz
Pequeño
espacio…
Inquieto
límite de tiempo
Tu alma se
funde
En mi agonía
Tu voz me
llega
Susurrando
Faltan tus
manos…
¡En las mías!
Ana Romano/Argentina/Agosto de 2015
Magia
Se
esconden
los
duendes
con
sigilo en la almohada
Baila
vestida
de fiesta
la
muñeca
frente
a la ventana
Gira
el
carrusel
Zumban
los oídos
La
luciérnaga se inmola
en la
vela encendida
y
acentúa los colores
La
madre arropa
al hijo
dormido
El
libro cae
en el
borde de la cama
Desfilan
ante el
sueño que
se
avecina
los dibujos.
Agustín Alfonso Rojas-Chile/Agosto de 2015
VALPARAÍSO, MEDIA NOCHE
Carlo Martín Puntiagudo
Galindo, sentado junto al escenario en el “American Bar” lleva puesta su gorra
griega. La visera le cubre los ojos y no es fácil percatarse de la inyección de
sangre en su retina. Es asiduo parroquiano del local, no llama la atención su
permanente estadía en el atiborrado antro. El humo de cigarrillos da un tono
azulado al ambiente enrarecido. Son las 0.30 y “Lorna”, inicia su show de
medianoche. La concurrencia repleta el local. El olor a licor y cigarrillo
flota en el ambiente, acompañado de risas de
niñas que tratan de tú haciendo fáciles los malos entendidos entre los
clientes que, con sus cerebros saturados de vapores etílicos, se trenzan en
pequeñas disputas.
Lorna, de lánguida voz,
canta su primer bolero. Sus largas piernas semidesnudas dejan ver el encaje
amarillo del calzón. La rubia cabellera cae por el escote de su vestido por la
espalda, hasta la cintura. Sus grandes ojos verdes pestañean en forma suave.
Rugen las gargantas de los asistentes, atronan los aplausos y silbidos sólo
ante su presencia, ¡Ella es el show! a sus 23 años. ¡Toda una estrella!, la
admiran, la desean, los hombres la quieren para sí.
Carlito, como le dicen los
del “coa”, se muestra indiferente a los encantos de la fémina. Su mano derecha
descansa en la empuñadura de un cuchillo en el interior de su chaqueta; ella es
Su mujer, de nadie más: lo mantiene, lo viste, lo cobija, le compra vino,
licores, marihuana. ¡Es suya, sólo suya! El gordo “ojitos”, chofer del taxi que
lo transporta, le ha contado que un pije de Santiago está loco por ella. Que
está dispuesto a pagar un millón de pesos por
una noche en sus brazos.
Carlito, recuerda que no
es la primera vez que un mortal esté dispuesto a morir por los brazos de esta
diosa.
En Santiago, el mes pasado
actuando en el “Diablo Rojo”, un apasionado se lanzó sobre ella en pleno
espectáculo. Desafortunadamente cayó sobre un puñal que le atravesó el corazón.
En Concepción, seis meses
atrás se presentó en el club “La
Libélula”, algo similar ocurrió. Ella gritó al sentir dos
gruesas manos aprisionando sus pechos. El hombre sólo quería satisfacer sus
instintos. Fue encontrado muerto. Tenía un papel pegado con sangre en su pecho,
decía: “Es mía-sólo mía”. En Iquique,
un apasionado asiduo al “Hans-Chu”, lupanar de choros y campeones corrió la
misma suerte. El letrero en el pecho señalaba: “Se mira pero no se toca”.
Hoy, está triste Carlito,
gruesas lágrimas bajan rodando por sus mejillas. Ha muerto la mujer que lo
crió, la que lo encontró envuelto en una vieja frazada en el barrio de la Quinta Avenida, en
Santiago Poniente. ¿Por qué la vida es tan trágica? Piensa. -¡Él, sólo quería
abrazarla! ¿Por qué su puñal atravesó a la vieja mujer cuando sólo le pedía que
dejara el mundo de crímenes y miseria que llevaba?... ¡No lo sabe! La presión
sube por sus venas. El corazón se acelera, la vista se nubla, su mano aferra el
puñal. -¡Quiero matar!- Grita. Se lanza sobre Lorna que segada por los aplausos
no se percata del puñal que se aproxima… Cuando éste va a caer sobre ella, una
mano aferra la muñeca asesina, el pesado cuerpo rueda por el piso mientras
desvía el puñal al nuevo contrincante. Sin embargo, tomando el brazo del
delincuente lo coloca sobre su espalda, coge el otro y lo inmoviliza con
“esposa” cerrada…
La llegada oportuna del
inspector Jiménez de la PFI
quien, desde hace meses sigue la pista al “asesino
de los carteles”, salva la vida de la diva. Lorna, agradecida, besa
apasionadamente a Jiménez. El público aplaude, las voces parecen un rugido, el
show debe continuar…
Ascensión Reyes (Cuento)-Chile/Agosto de 2015
UNA PESADILLA INFANTIL
Antes de quedarse dormido, su padre, siempre le contaba o leía una historia
interesante. Generalmente nunca se enteraba de los finales porque antes de
aquello, ya estaba dormido, la luz se apagaba y todo quedaba en silencio.
Eduardo, al decir de sus padres, dormía como una piedra, si es que las piedras
duermen, pero a pesar de estar tranquilo y casi sin moverse, su inconciente
soñaba, y soñaba; generalmente, relacionado con lo que escuchaba en los cuentos
o los acontecimientos que lo conmocionaban durante el día.
Su casa estaba ubicada cerca de la cordillera y por entre los árboles que
rodeaban la espaciosa y moderna vivienda, podía contemplar las inmensas
cumbres, blanquecinas de nieve en invierno, rosadas en el ocaso del verano y
otras grises cuando el día amenazaba lluvia.
Esa noche, su padre, le había narrado un cuento que trataba sobre la
ecología, palabra que para él resultó desconocida, era la primera vez que la
escuchaba. Su papá, trató de explicarle el significado, pero antes que
terminara, se quedó dormido y empezó a soñar.
En casa había varias mascotas que se disputaban sus favores, Sultán y Rufus con
ladridos cariñosos y los ronroneos de Dalila, la gata rubia que le regalaron
sus abuelos. A veces, cuando andaba con el genio atravesado, descargaba su mal
humor con los sumisos animalitos. La cola de la gata o las costillas de los
canes sufrían los estados anímicos de su amo, que prefería entretenerse con la
tablet o los juegos que le proveía el computador, después de cumplir con los
deberes escolares. Entre sus obligaciones, no estaba considerado preocuparse de
sus mascotas, pero a pesar de ello, las consideraba como parte de la familia.
Esa noche, soñaba que su casa estaba ubicada en otro lugar, en una zona
desértica y la pobreza se advertida en todo el entorno. A lo lejos se divisaba
un bosquecillo al que iba muy a menudo a conversar con los animales que ahí
habitaban. Curiosamente había entablado una extraña comunicación con todos
ellos, a falta de amiguitos con quienes compartir. Había: conejos, cervatillos,
ratas, pequeñas culebras, insectos y una gran variedad de pájaros, que por las
mañanas y al atardecer brindaban conciertos increíbles.
Esta vez, Eduardo, se encontraba en medio de ellos. Estaban reunidos para
resolver alguna estrategia con relación a los estragos que estaban cometiendo
el hombre con su bosque. A menudo, iban a cortar leña y no sólo cortaban los
árboles secos, sino el primero que salía a su paso. Cazaban conejos y pájaros, sólo
por deporte, y algunas especies desaparecían dejando sin comida a los animales
que de ellas se alimentaban.
Quien dirigía la reunión era el señor búho, a quien habían dado el cargo de
presidente de la asamblea, por ser el más sabio del grupo.
- ¡Algo tenemos que hacer!- decía en tono preocupado, y mostrando sus
inmensos ojos amarillos, más abiertos que de costumbre. - Todos tenemos derecho
a sugerir soluciones, porque a este paso, el bosque desaparecerá, y con él,
nosotros también. El hombre ya está llegando a límites que a él mismo afectará,
sin embargo, aún no tiene conciencia de ese trágico futuro.
Por ahí una voz, que más parecía zumbido dijo: -Nosotros las abejas, sin flores
moriremos, no tendremos alimento y no podremos polinizar las siembras y los
árboles no darán frutos.
Una débil vocecilla se sumó a los reclamos:- La tierra sin vegetación se pondrá
tan dura, que nosotros también moriremos, y el suelo se volverá estéril por
mucho tiempo.- opinó un rosado gusanito que se elevaba sólo algunos centímetros
del suelo ante el énfasis de su reclamo.
En agudo gorjeo, un zorzal reclamó que, sin una cuota abundante de gusanitos de
tierra y semillas, ellos tampoco podrían sobrevivir.
Los árboles que hasta ese momento se habían mantenido en silencio, movieron sus
ramas causando un ruido tan fuerte como una tormenta de viento. – Todos los que
han reclamado, lo han hecho solamente por su especie, pero nadie se ha
preocupado de nosotros que somos los que hemos formado este bosque. Damos alojamiento
a cuanto ser viviente se encuentra bajo nuestra sombra y cobijo, y para
nosotros los días están contados cuando llegue el próximo invierno. Sin duda
iremos a parar en trozos a las estufas de cada hogar.
La señora zorrillo, con varios hijitos colgando de su lomo, era famosa por
saber todo lo que pasaba en el bosque y más allá: -¿Apuesto a qué no saben lo
que está ocurriendo en la casa del hombre?- Hizo un paréntesis para causar más
suspenso.- Se aprontan a festejar, como acostumbran hacerlo, y adivinen
¿quiénes serán parte de la merienda?– Todos los animales quedaron expectantes.
– Bien, ¿quieren saberlo?
- ¡Sí, sí –dijeron todos a coro.- Pues serán Sultán y Rufus. Por
el momento los están engordando para que estén saludables cuando corresponda
sacrificarlos. Dalila, más adelante correrá la misma suerte, mal digo,
desgracia, porque el hombre se ha transformado en un devorador de todo su
entorno.
Eduardo, que escuchaba cuanto decían los animales, expresando su opinión, y más
aún lo que dijo la señora zorrilla, no podía concebir que a sus mascotas las
fueran a eliminar para un festejo. Si bien es cierto, reconocía que no era muy
dado a acariciarlos, pero los canes eran parte de su familia y el necesitaba de
su compañía, al igual que Dalila, que mantenía a raya a los ratoncillos que
pretendían comerse las provisiones de la despensa.
Tanto fue su desconcierto, que gritó a todo pulmón:- !No, no puede ser que mis
mascotas las maten para comérselas, ¡No, no y no! No lo permitiré jamás.
Estaba tan agitado que sentía su cuerpo hervir de furor, y no podía hacer nada
porque sólo era un espectador en aquella reunión.
De pronto, sintió las manos de su mamá acariciando su frente bañada en
transpiración:
-¡Eduardito!, hijo, despierta, parece que tenías una pesadilla. Ya pasó,
date vuelta, porque la mala posición en que estabas te ha hecho soñar cosas
feas.
Eduardo, hizo lo que su madre aconsejaba y volvió a dormirse. Al otro día, al
salir al patio lo primero que hizo fue llamar a sus mascotas y llenarlas de
mimos. En ese momento entendió el cuento que le contara su papá, la noche
anterior.
Desde ese día, se prometió cuidar todo su entorno para no repetir la
tragedia que vivió en sueños. La tablet y el computador ya no fueron su única
preocupación.
Ascensión Reyes (Comentario libro)-Chile/Agosto de 2015
EL SACERDOTE
De: William Faulkner -
Norteamericano.
Un excelente relato cuyo
protagonista es un joven novicio a punto de hacer sus votos sacerdotales
cuestionando el celibato. Su espíritu se debate entre los deseos de la carne y
los dictados de la fe. Por un lado, ensalza a los santos que lograron con éxito
salvar estas dificultades hasta trascender a través de los siglos, en imágenes
de seres incorruptos. Por otro, cuestiona lo inhumano que resulta negar los
llamados de la carne, propios de su juventud. Todo esto lo piensa mientras
camina de vuelta de la
Calle Canal, lugar de licenciosa fama donde se sugiere dio
curso a sus instintos.
Narrado en primera persona
por el protagonista, da cuenta de un tema poco debatido pero presente,
que toca tangencialmente a la fe católica y al celibato eclesiástico a que son
obligados todos sus ministros. En este caso, se trata de un joven normal
que a pesar de sus caídas humanas, llega a ser sacerdote engañándose a sí mismo
con la castidad de los santos. Está escrito con sutileza que sólo deja entrever
situaciones. El protagonista es joven porque recién al día siguiente lo
ordenarán sacerdote, es todo cuanto se sabe de él, sin embargo, en este
personaje descansa todo el desarrollo de la historia. Hasta que el narrador
omnisciente se hace cargo, terminando la trama con el comienzo de letanías
marianas.
William
Faulkner
William Cuthbert Faulkner, nació en New Albany,
Misisipi un 25 de septiembre de 1897 y falleció en Byhalia el de
julio de 1962. Fue narrador y poeta estadounidense.
En sus obras destacan el drama psicológico y la profundidad
emocional, utilizó para ello una larga y serpenteada prosa, además de un léxico
meticuloso. Nobel de Literatura del año 1949.
Como otros autores prolíficos, sufrió la envidia y fue
considerado el rival estilístico de Hemingway (sus largas frases
contrastaban con las cortas de Hemingway). Es considerado el único probable
modernista estadounidense de la década de 1930, siguiendo la tradición
experimental de escritores europeos como James Joyce, Virginia Woolf y
Marcel Proust, y conocido por su uso de técnicas literarias innovadoras, como
el monólogo interior, la inclusión de múltiples narradores o puntos de vista y
los saltos en el tiempo dentro de la narración. Su influencia es notoria en la
generación de escritores sudamericanos de la segunda mitad del siglo XX. García
Márquez en su Vivir para contarla y Vargas Llosa en El
pez en el agua, admiten su influencia en la narrativa.
Ascensión Reyes (Poema)-Chile/Agosto de 2015
ASÍ TE
RECUERDO.
Hombre de mis
fantasías.
Fuerte como viento
del norte
cual tempestad
azotando las costas.
Alto e imponente
como roble envejecido.
Tus hombros sostuvieron
la cuenta de los días
y tu pecho anidó
latidos de sentimiento.
Seguras como ramas
de abeto,
tus manos,
de suavidad
extrema.
Con firmeza de
nobles maderas,
temperado con
fragantes hojas de otoño
construiste el
envigado que sostuvo el nido.
Alfombra de pastos
verdes supieron del deseo.
Arbustos de savia
dulce cobijaron sentimientos.
De tu silente
sombra, impresa en la memoria,
toda una
eternidad guardaré el recuerdo
de aquel bosque
umbroso, con jolgorio
de pajarillos en
buscan de cobijo.
Hoy añoro tu
imagen serena
como deslizar de
sombras
bajo la quietud
lunar.
Hombre de mis
fantasías
estás inmerso en
el sombrío trinar
de un bosque, así
como un fantasma
que cuida el
recuerdo de aquella piedra,
la primera, con que este sueño fue realidad.