EL SACERDOTE
De: William Faulkner -
Norteamericano.
Un excelente relato cuyo
protagonista es un joven novicio a punto de hacer sus votos sacerdotales
cuestionando el celibato. Su espíritu se debate entre los deseos de la carne y
los dictados de la fe. Por un lado, ensalza a los santos que lograron con éxito
salvar estas dificultades hasta trascender a través de los siglos, en imágenes
de seres incorruptos. Por otro, cuestiona lo inhumano que resulta negar los
llamados de la carne, propios de su juventud. Todo esto lo piensa mientras
camina de vuelta de la
Calle Canal, lugar de licenciosa fama donde se sugiere dio
curso a sus instintos.
Narrado en primera persona
por el protagonista, da cuenta de un tema poco debatido pero presente,
que toca tangencialmente a la fe católica y al celibato eclesiástico a que son
obligados todos sus ministros. En este caso, se trata de un joven normal
que a pesar de sus caídas humanas, llega a ser sacerdote engañándose a sí mismo
con la castidad de los santos. Está escrito con sutileza que sólo deja entrever
situaciones. El protagonista es joven porque recién al día siguiente lo
ordenarán sacerdote, es todo cuanto se sabe de él, sin embargo, en este
personaje descansa todo el desarrollo de la historia. Hasta que el narrador
omnisciente se hace cargo, terminando la trama con el comienzo de letanías
marianas.
William
Faulkner
William Cuthbert Faulkner, nació en New Albany,
Misisipi un 25 de septiembre de 1897 y falleció en Byhalia el de
julio de 1962. Fue narrador y poeta estadounidense.
En sus obras destacan el drama psicológico y la profundidad
emocional, utilizó para ello una larga y serpenteada prosa, además de un léxico
meticuloso. Nobel de Literatura del año 1949.
Como otros autores prolíficos, sufrió la envidia y fue
considerado el rival estilístico de Hemingway (sus largas frases
contrastaban con las cortas de Hemingway). Es considerado el único probable
modernista estadounidense de la década de 1930, siguiendo la tradición
experimental de escritores europeos como James Joyce, Virginia Woolf y
Marcel Proust, y conocido por su uso de técnicas literarias innovadoras, como
el monólogo interior, la inclusión de múltiples narradores o puntos de vista y
los saltos en el tiempo dentro de la narración. Su influencia es notoria en la
generación de escritores sudamericanos de la segunda mitad del siglo XX. García
Márquez en su Vivir para contarla y Vargas Llosa en El
pez en el agua, admiten su influencia en la narrativa.
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