lunes, 25 de noviembre de 2019

Rolando Revagliatti, Entrevista-Argentina/Noviembre de 2019


Marina Kohon: sus respuestas y poemas

Entrevista realizada por Rolando Revagliatti


Marina Kohon nació el 8 de junio de 1965 en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina. Reside en la misma provincia, en la ciudad de Bahía Blanca. Es profesora de inglés. Se perfeccionó en Alexandria, Virginia y en San Diego State University, California, Estados Unidos. Dirige un instituto de enseñanza de idioma inglés donde también prepara alumnos para rendir exámenes internacionales. Como traductora de poesía colabora con los blogs Otra Iglesia es Imposible, La Biblioteca de Marcelo Leites y El Poeta Ocasional. Administra Ogham: Arte Celta Irlandés, Traducciones y Otros Hallazgos. Fue invitada al Festival de las Letras de Rosario en 2011 y 2012, al Festival Internacional de Poesía de San Nicolás 2011, a la gira con poetas galeses “Forgetting Chatwin” en 2013, a Diálogo de Provincias en el  marco de la 41º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2015 y a la Feria Internacional del Libro de La Habana 2016. Publicó los poemarios: “La ruta del marfil”, Alción Editora, 2012, y “Banshee”, Hemisferio Derecho Ediciones, 2013, así como la plaqueta “De la chacra al cielo”, Colectivo Semilla, 2014.



          1 — Confluencia es un departamento en la provincia de Neuquén. El río Limay es un curso de agua que sumando afluentes se encuentra con el río Neuquén. En Neuquén has crecido. Y un poema tuyo lleva por título “La chacra en Confluencia”.

          MK — Tuve una infancia privilegiada por el lugar en el que me tocó crecer. Era una chacra de frutales, todo un entorno mágico, y aunque bastante solitario, ya que eran pocas las personas que recibíamos, no me pesaba porque aprendí a disfrutar los juegos con las plantas, con el paisaje, en la hamaca, explorando el entorno. Y el poema que nombrás es el que más representa esos años, los de la primera infancia, porque habla del lugar, del río, de las excursiones hasta tocar el agua transparente, el lecho de piedras, todo era parte de una experiencia que rozaba lo místico. De lo que se veía y de lo que permanecía oculto. La visión de la nena que recién cuando se transforma en adulta puede mirar en la distancia y comprender:


La chacra en Confluencia


La casa rodeada
por el camino de piedras,
piedras que chasqueaban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
la chacra era un jardín, toda
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola-partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo lejano.


          2 — ¿En qué consistió el Club de Lectura Irlandesa que coordinaste entre 2010 y 2013?

          MK — Nació de la necesidad de compartir mis lecturas y búsquedas de autores irlandeses con otras personas. En esa época integraba la Comisión de la Asociación Argentino Irlandesa en Bahía Blanca, y se nos ocurrió durante una reunión organizar un Club de Lectura para acercar la riqueza de la literatura irlandesa a los miembros que estuvieran interesados; luego se abrió a la comunidad toda, mediante avisos que publiqué en facebook y afiches que dejé en el pub irlandés en el que nos reuníamos. Fue una experiencia muy positiva ya que quienes participaban, además de leer, aportaban sus opiniones y sus críticas.


          3 — Se impone que te pregunte de dónde procede tu acendrado interés por la cultura irlandesa, galesa, escocesa… Imagino, además, que habrás visitado Irlanda.

          MK — ¡No he visitado Irlanda aún! Espero poder hacerlo pronto. Hace un poco más de veinte años abrí mi instituto de enseñanza de idioma inglés y lo primero que colgué en el aula fue un mapa de Irlanda de una revista National Geographic que había comprado por casualidad. No sé por qué, pero ese mapa me intrigaba. Años después una amiga descendiente de irlandeses me adentró en la cultura, en sus costumbres, que encontré fascinantes. Eso me movió a leer su historia y su literatura. No tengo antepasados irlandeses, no que yo sepa. Pero de la misma forma que siento mucha pasión por la cultura ucraniana (mi abuela paterna nació en Odesa, era rusa-judía), que hasta me llevó en su momento a estudiar idioma ruso, siento también mucha atracción por lo celta. Recientemente encontré un artículo en una revista irlandesa que habla sobre la posibilidad de que una de las tribus perdidas de Israel sea la de los Tuatha de Danaan, quienes fueron uno de los pueblos fundadores de la actual Irlanda. Algunos investigadores basados en el libro de Josué, sostienen que la tribu perdida de Dan que huyó expulsada por los asirios puede haber huido hacia tierras nórdicas. Quizá. Y quizá eso explique mi gran interés por lo celta.


          4 — ¿Cuáles serían en tu ranking los diez poetas irlandeses, de todos los tiempos, fundamentales, y los cinco contemporáneos que más te atraen?

          MK — Yeats, Yeats, Yeats, por sobre todos. Y luego Seamus Heaney, Patrick Kavanagh, Austin Clarke, Eiléan Ni Chuilleanáin, Eamon Grennan, Ciaran Carson, Thomas Moore, Eavan Boland, Paul Muldoon, Peter Sirr, Moya Canon, Paula Meehan, Macdara Woods, Nuala Ni Dhomhnaill, sólo por nombrar poetas que me gusta leer. Varios de ellos son contemporáneos. Y nombraré cinco poetas jóvenes que me parecen muy promisorios: Caitriona O’Reilly, Stephen Connolly, Noel Duffy, Medbh Mc Guckian, Ciaran Berry.


          5 — ¿Podrías trasmitirnos cuánto y cómo te involucra, atrae o fascina, en tanto especialista, el alfabeto Ogham, la escritura oghamica?

          MK — No soy especialista en absoluto en ese tema. Me atraen como símbolos de una escritura que encierra muchísimos misterios. Se cree que puede derivar del griego, hay estudiosos que suponen la existencia de una conexión semita con alguno de los alfabetos ogham. Lo cierto es que mensajes en este lenguaje fueron siempre considerados algo muy reservado, se usaban a fin de poder comunicarse secretamente. Además, el nombre de cada letra tiene una correspondencia con un árbol; los árboles tenían carácter de sagrado para la tradición druida que llevaba a cabo sus ceremonias en los bosques.
          Robert Graves estimaba que el poema gaélico que describe la famosa batalla de Cad Goddeu o la Batalla de los Árboles, que forma parte del libro de Taliesin, contenía secretos de una religión matriarcal celta más antigua que fue censurada por las autoridades cristianas. Graves sugería que la batalla quizá no fue física sino ideológica e intelectual, y otros investigadores, como Francesco Bennozo, sostienen que el poema representa los antiguos miedos del hombre hacia el bosque y sus poderes mágicos. Es un alfabeto fascinante, del cual a ciencia cierta, sabemos poco.


          6 — ¿Prevés algún volumen que reúna traducciones tuyas al castellano?

          MK — Estoy trabajando en tres proyectos: uno que publicará Sirga Ediciones en su Colección Perro en Bote, “Siete sonetos para una muerta” de Marguerite Yourcenar,
traducciones del  francés al castellano, y en dos más, del inglés al castellano, que prefiero mantener en secreto para que sean una sorpresa.


          7 — Tu segundo poemario está conformado por textos inspirados en leyendas celtas. ¿Qué rasgos predominan en las leyendas celtas, en general, y cuáles en tus poemas sobre las leyendas elegidas?

          MK — Lo mágico, sin ninguna duda, que es un rasgo que me atrae, y en mi poemario, además, los temas como la necesidad, el hambre y la lucha por la independencia del pueblo irlandés.


          8 — ¿Será en el curso de este año que aparecerá tu tercer poemario?

          MK — Espero que sí, aunque aún estoy definiendo algunos detalles. Hasta ahora no he pagado para editar mis libros, lo cual hace que la publicación sea un hecho que tiene mucho de fortuito; como se dice en inglés, publico “once in a blue moon”, muy de vez en cuando. De hecho, mi primer poemario apareció a partir de una beca del Fondo de las Artes de Bahía Blanca, y el segundo por una editorial independiente de mi ciudad, la misma por la que daré a conocer el tercero.


          9 — ¿Te referirías a tu tiempo libre?

          MK — Tengo múltiples intereses y no mucho tiempo libre que trato de distribuir de la mejor manera. En ese abanico cultivo un jardín de rosas, jazmines y frutales porque necesito mantener la conexión con la tierra que tuve en mi infancia. Vivir al compás del milagro de los ciclos me ayuda a comprender el mundo. Y además porque como decía Cicerón: “Si tienes una biblioteca y un jardín, lo tienes todo.” Son tareas complementarias, la primera requiere esfuerzo intelectual; la segunda, físico, y ambas son pródigas en satisfacciones.


          10 — Estás casi recién llegada de La Habana.

          MK — Sí, fue una experiencia que me enseñó muchísimo y que aún estoy procesando porque me impactó el pueblo cubano y su grandeza, su generosidad y optimismo. Y el paisaje. Es simplemente maravilloso, es como en esas fotos que una piensa que son irreales porque están “photoshopeadas”. El festival tuvo lugar entre el 11 y el 21 de febrero de este año, así que recién volví a Argentina a fin de ese mes. Traté de vivir entre ellos no como turista, sino compartiendo algunas de sus costumbres. Me alojé en una casa de familia, iba al mercado a hacer las compras para cocinar, tomé “la guagua” (colectivo), “la máquina” (taxi compartido). Un día fui a hacer cola a la empresa de comunicaciones para comprar una tarjeta de internet. Después de treinta y cinco minutos de esperar, por fin era mi turno. Un par de hombres se acercaron y me dijeron que estaban ellos antes que yo. ¿Cómo era eso posible?: porque en Cuba hacer la fila no tiene ningún valor, se canta el último, ellos habían cantado el último y se habían ido a sentar. Hubo una  discusión que para mi gusto lindaba con lo enardecido, en la que argumenté que si todos nos íbamos a sentar era imposible mantener el lugar. Y pasaron los hombres primero porque mis argumentos no hicieron mella. Pero al salir saludaron con amabilidad. Me di cuenta que se discutía “a lo cubano”, acaloradamente, pero que a los cinco minutos ya nadie se acordaba del entredicho.
          La otra gran experiencia fue la Feria del Libro, donde tuve la oportunidad de conocer a varios escritores, compartir charlas y lecturas. Pero también volví con la sensación de haberme perdido bastante, porque la feria es enorme y está muy atomizada. Hay eventos simultáneos en los distintos extremos geográficos de la ciudad, por lo que es imposible aprovechar todo lo que ofrece.


          11 — ¿Tenés algún verso “que te persiga”?...

          MK — No, no tengo un verso que me persiga; sí corrijo mucho, y eso tiene como contrapartida que le quita espontaneidad a la escritura. Como dijo Baldomero Fernández Moreno: “El poeta, como el cazador pobre, a lo que salga” y después a trabajarlo, trabajarlo.


          12 — ¿Cómo te llevás con “las utopías”?

          MK — Una parte de mí sigue creyendo en las utopías como una forma de aspiración a la trascendencia del ser humano. La otra parte convive con las desilusiones cotidianas.


          13 — ¿Acordarías con el poeta, y como vos, también traductor, Esteban Moore, en que de las corrientes poéticas del siglo XX, las más interesantes son “el imaginismo y las vertientes coloquiales”?

          MK — A eso le agregaría el surrealismo; la asociación libre de las imágenes, la exploración del mundo de los sueños; las conexiones con la religión y la mitología aportaron mucho vuelo a la poesía, y una mirada hasta ese momento única.


          14 — ¿La humildad conduce a alguna parte?...

          MK — No sé si a alguna parte. Tampoco veo a la humildad como virtud; preferiría tener una visión de mí misma que condiga con la realidad, que prevaleciera en mí el sentido común.


          15 — ¿Qué narradores irlandeses considerás excelentes? ¿Y en cuanto a la música?

          MK — Me gustan mucho John Banville, Claire Keegan, Iris Murdoch, Colm Tóibín, y por supuesto los enormes Jonathan Swift, George Bernard Shaw, Samuel Beckett, James Joyce y Oscar Wilde. Es increíble que un país de sólo 84.000 kilómetros cuadrados pueda generar literatura tan rica y variada; quizá la raíz se encuentre en la batalla idiomática que el país tuvo que enfrentar. Con respecto a la música, tiene bandas emblemáticas como U2, The Cranberries, The Dubliners, The Corrs, Lúnasa, The Pogues, Clannad, The Chiftains; cantantes como Enya, Sinead O’Connor, Van Morrison, Bob Geldof, Rory Gallagher, por nombrar algunos. El arte prospera en Irlanda.


          16 — En un breve texto titulado “La lengua materna”, Roland Barthes afirma: “…pesimismo constante respecto a las traducciones, desasosiego ante las preguntas de los traductores que con tanta frecuencia parecen ignorar lo que yo considero el sentido mismo de una palabra: la connotación.” ¿Qué te promueven estas líneas?

          MK — Traducir para mí es una experiencia más ligada al placer que a la insatisfacción o al desasosiego. Es cierto que en algunos poemas el traductor se encuentra con imposibilidades, como la de traducir palabras con “double meanings”, significados dobles que sólo se presentan en el idioma original y fuerzan al traductor a elegir un camino y sólo uno, perdiendo una de las representaciones y por ende una connotación de la línea o poema. Pero una buena traducción, aunque debiera tener como meta la perfección, nunca podrá alcanzarla. No obstante, el traductor oficia como puente en la Babel de los idiomas, como nexo entre culturas, lo que hace que el mero intento de acercarse a la excelencia anhelada tenga valor en sí mismo.


          17 — Consta en tu presentación una gira denominada “Forgetting Chatwin”. (¿Cuál sería su traducción en castellano?)

          MK — Forgetting Chatwin, u Olvidando a Chatwin, tomó su nombre a raíz de un libro que escribió el escritor inglés Bruce Chatwin: “En la Patagonia”. Este libro fue muy controvertido debido a que el autor ficcionalizó anécdotas y personajes del lugar.  La gira con los escritores Tiffany Atkinson, Richard Gwyn, Karen Owen y Mererid Hopwood, todos residentes en Gales, tuvo por objeto presentar su obra en Buenos Aires, Puerto Madryn, Trelew, Gaiman, Trevelín, San Carlos de Bariloche y Valdivia, en compañía de los escritores argentinos Jorge Fondebrider, Jorge Aulicino y yo, y de la poeta chilena Verónica Zondek. Se compartieron lecturas en inglés, galés y castellano, se sumaron en algunas localidades los escritores del lugar, y se dieron conferencias sobre la cultura galesa. En Buenos Aires participaron la narradora Inés Garland y la poeta Silvia Camerotto. Yo me sumé en el tramo Madryn, Trelew y Gaiman: fue un disfrute en el plano humano, y por supuesto por la poesía, el intercambio cultural y específicamente la oportunidad para discutir sobre los trabajos de traducción. Además descubrí que en el sur hay todo un mundo que parece sacado de la saga de “El señor de los anillos”: gente que habla entre sí un idioma gutural (el galés), muy apegados a sus costumbres y tradiciones.


          18 — Martin Opitz von Borerfeld (1597-1639) definió así a “la tragedia”: “Golpes mortales, desesperaciones, infanticidios y parricidios, el fuego, el incesto, la guerra, las insurrecciones, el gemir, el aullar y el suspirar.” ¿Falta algo…?

          MK — La traición y la mentira contrapuestos, por supuesto, al amor, la lealtad y la verdad. En la tragedia siempre hay un héroe o heroína.


          19 — “Baladronada”, “crecida”, “homofonía”, “vilipendio”, “esquirla”, ¿a dónde te conducen?...

          MK — Baladronada y vilipendio, quizá a alguna lectura del siglo XIX para atrás. A esquirla y crecida podría encontrarlas en cualquier poema actual. A homofonía  no me la imagino en un poema. Hay palabras que me remiten a otras épocas, expresiones que encuentro en desuso. Es una contradicción para los escritores, porque, en general, nos dejamos atrapar por el halo misterioso de las palabras, son límites, entonces, muy personales, muy tenues.


          20 — ¿Cómo te caen los grafitis, qué te producen?

          MK — Me encantan los grafitis, me sorprenden, son una forma de que la gente se adueñe del espacio público. Algunos son muy ocurrentes, sumamente creativos. Hay un poeta español, que se hace llamar Neorrabioso, que hace grafitis en las calles de Madrid con versos de poetas. Hace un tiempo tuve en mi muro de una red social el siguiente, que es de su autoría:

Liberqué
Igualiquién
Fraternicuándo


Me parece genial. También admiro al gran Bansky, el artista inglés que usa varias técnicas, entre ellas el estarcido de figuras y las artes plásticas en general. Sus mensajes siempre tienen críticas al sistema, como: “Disculpe, el estilo de vida que usted ha encargado no está disponible en este momento.”
          Es la forma que tiene la gente común para expresarse, los que no tienen acceso a otros medios. Me divierte ir caminando y encontrarme con estas frases y/o dibujos. Le ponen color a las poblaciones.


          21 — ¿Acordás con que “…todo poeta tiene su biblioteca secreta”, tal como sostiene Santiago Espel en su “Notas sobre poesía”?

          MK — ¡Absolutamente! Yo la tengo y por nada del mundo la revelaría.


          22 — ¿Cómo se fueron definiendo tus ideas respecto de la poesía?

          MK — Con las lecturas, indudablemente. Mucho más que con los recitales de poesía, en los que quizá no preste tanta atención a las palabras sino a la forma de decir, los gestos, los tonos de voz. Es definitivamente el encuentro a solas con el poema escrito el que me da la oportunidad de volver, releer, y en oportunidades, sentirme trascendida, modificada por la lectura. No se vuelve de la misma forma de los poemas que nos impactan.


*

Marina Kohon selecciona poemas de su autoría para acompañar esta entrevista:


Canto I


I

Llegaron para detener al silencio.
Los pájaros congelaron sus alas.
Hubo ausencia de aire y en mi vientre un tajo.
De la carne se desprendieron dos luces, y un arroyo puro
que manchó los salitrales.
Eran dos las luces. Era la carne una.

Yo pensé en las aguas del Nilo teñidas
y en las siete profecías
también en cuál era el pecado
por el que un hijo puede hacerse río rojo.


II

Los días abandonaron la línea
y se volvieron círculos
los tres quedamos encerrados dentro.
Quisimos hundirnos en la arena
igual que la espuma abandonada por la marea.
Quisimos hundirnos juntos en los nombres
hasta que el abrazo de una luz mayor
nos devolvió el llanto.


III

Permanecimos formando una tríada
estrecha en el respiro,
ellos prendidos de mi pecho
alimentados con mi leche, un marfil de luna
sorprendidos al vernos
en el reflejo del otro.

Alrededor volaban toda clase de criaturas
unas danzas incomprensibles, de rituales.
Nos sosteníamos.


IV

Recuerdo cantar una canción
un amuleto para que la sal no nos tragara.
La canción tenía una única palabra
que yo les susurraba en los oídos.


V

Me aferré a los vaticinios que cayeron
de los oros en la herencia. Los apreté fuerte
y me salvé los ojos.
Todo esto duró hasta que Dios
sentenció la ausencia de pecado
y nos devolvió a la vida.


                      (de “La ruta del marfil”)


*


de las Ipomeas …


hacia el sol
en su alto cenit
la mujer
despliega sus tallos
de filigranas voraces

—no hay súplica—

 sólo un hambre de cielo y nube
—igual al mío—

un corsé de hojas
en profusión de flores
que entre los resquicios
se siente soplo

un armazón que vuela
en complicidad de rayos

espíritu azul que se esfuma
en el letargo del frío.


                (de “La ruta del marfil”)


*            


Madre
éramos la tierra
y la cruz
éramos carne de tu carne
hasta que nos ataron las manos
los pies y las lenguas
Madre
una gran boca oscura hablaba
                                    por nosotros
nos atravesaba los centros los hijos
y nos arrojaba a la agonía
pero nosotros Madre
entreveíamos tu rostro
                           envuelto en el manto
y con las uñas hurgábamos
más y más abajo
buscábamos
en los bosques
en los susurros de los árboles
en el claro donde confluye el rayo
buscábamos Madre
en los fragmentos de las voces
                                         dormidas
hasta hallarnos Madre:
somos esta nada
que con esfuerzo
arrastra sus raíces.


                                        (de “Banshee”)


*


Dublín


Todo es volver al límite
                                de nieblas
de una ciudad donde se brota
                                 y se muere
a la abrumadora belleza
                                 de sus faros
a su gesto como incendio
                                 de tréboles
a tu voz que no encuentra un lugar
                                 para escurrirse
tu mirada  que mantiene el orden de todo
                                 lo visible e invisible
el círculo en el que estoy  encerrada
                                   en sus claves
todo abona el mismo oxímoron  de lo lejano
                                    dentro mío.


                              (de “Banshee”)


*


Leyenda irlandesa


Quizás
me pierda como Condla
si me ofreces
la manzana de Avallon,
me suba a tu barca de cristal
cruce estrellas, galaxias, infinitos.

Quizás
me rehúse luego
a probar otro alimento
está bien sabido que estos frutos de ambrosía
curan heridas, penas, cicatrices.

Quizás
no haya conjuro posible
al que el druida Corán
pueda acudir para apartarme de tu lado
y se desmayen las horas, los minutos, los instantes.

Quizás
te vuelvas omnipresente espejismo
de mis miradas
y ya no pueda ser la misma.

Ten cuidado, nadie ha vuelto de la Isla de los Manzanos.


                             (de “Banshee”)


*


I

ningún orden
siguen las chispas
                    al erizarse
en la noche del sentido


II

hasta que los astros
celebrando un braille
       encienden la mecha
                       del recuerdo


III

como abrir y cerrar
con los ojos ciegos
                          y no tener más que
                                  preguntas


IV

 porque sólo se ve
            lo suficiente
            lo necesario
               al mirar atrás
                    desde un punto
                                    distante


V

y entendés
que sólo bailás
     por un sabor más amargo
              para acallar la muerte


                            (Inédito)


*


témpano
   de un cristal mínimo
             podrías ser
                       si quisieras



pero sos
luz mineral
que eriza la pérdida
                       y borronea los contornos
                 de la piedra fundamental
                           donde me paro
que toma la medida
                 del acantilado
            para reinventarse en mi ojo
y  reforzar el apego


                                         (Inédito)


*

Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Bahía Blanca y Buenos Aires, distantes entre sí unos 600 kilómetros, Marina Kohon y Rolando Revagliatti.

www.revagliatti.com 












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