sábado, 22 de agosto de 2020

Nora Salevsky/Agosto de 2020


El Cuadro

‘’El largo vestido rojo le llegaba hasta los tobillos’’.  Nombre extraño para un cuadro, pero así se llamaba.
 Hace una semana, con unos compañeros del taller de arte fuimos a una muestra de Ema, una integrante del grupo.
En la Muestra todo estaba muy bien organizado. Abrieron distintas Salas, ya que se presentaban varios artistas noveles. Cuando entramos en la Sala de Ema, sólo se encontraba un cuadro.
Su cuadro.
Fondo negro, el vestido largo sin un cuerpo que lo sostuviese. Se veían unos tobillos de mujer apenas cubiertos por la tela roja. Sólo eso era  lo que  se podía ver: la luz enfocaba los tobillos pálidos y los pies en puntillas que parecían desear bailar y lucirse.
Y sin querer, cuanto más se miraba, veías a una mujer inexistente luciendo el vestido. Te la imaginabas con cabello negro y ondeado, cuello largo, poco maquillaje, pero todo perfectamente combinado con esos pies descalzos tapados hasta el tobillo. 
Era maravilloso: la imaginación de cada uno le daba vida al cuadro.
‘’El largo vestido rojo le llegaba hasta los tobillos’’… así se llamaba el cuadro.
¡Y bien puesto estaba el nombre!

5 comentarios:

  1. Muy lindo tu cuento,Nora

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  2. Que hermoso cuento ! Muchas gracias por compartirlo !

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  3. Mientras el artista preserva su propia historia al plasmar en el lienzo, la imaginación de los observadores termina por dar vida a la obra.
    Hermosa descripción en un relato breve. Gracias!

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