EL ÚLTIMO
TAPIZ
Quizás
fue demasiado polvo,
secando
la hondonada de la tierra,
o tal vez
tanto viento golpeando a las montañas,
el otoño
sacude los últimos vestigios del verano,
despidiendo
a las madrugadas sin asombro,
por la
marea del insomnio
que la marcó
año tras año,
quebrándola,
hasta no poder más.
Resignada
desde su lecho observa su telar,
y un
llanto se le atora como una espina en la garganta,
comprendiendo
que ya es inútil aferrarse
y se
despide llena de amor y sencillez,
apretando
la lana entre sus manos,
que penetra
en su carne hasta el cartílago,
mientras
que con su uña como una ajuga,
va
tejiendo dentro de ella el último tapiz.
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