José
Muchnik responde “En cuestión: un
cuestionario”
José Muchnik nació el 2 de noviembre de 1945 en Buenos
Aires, capital de la República Argentina, y reside en Épinay-sur-Orge, Francia.
En 1973 obtiene su titulo de Ingeniero Químico, por la Facultad de Ingeniería
de la Universidad de Buenos Aires. En 1981 se gradúa de Doctor en Antropología,
por l’ Ecole d’Hautes Etudes en Sciences Sociales de París. Presentó
fotografías suyas en las siguientes exposiciones (1990-2007): “Le pain des
autres”, “Amazonia he visto”, “Mamáfrika” y “Amazonie, rêves et réalités”. Fue,
entre otras actividades, compilador de antologías y organizador de
manifestaciones poéticas. Publicó desde 1985 los poemarios “Quince poemas por la paz”, “Ocho
poemas para perder el tiempo”, “Cien
años de libertad y Coca-Cola”, “Proposition
poétique pour annuler la dette extérieur” (bilingüe español-francés), “Arqueología del amor”, “Amazonia he visto” (bilingüe
español-francés), “Calendario poético
2000”, “Guía poética de Buenos Aires”,
“Tierra viva, luces del mar”, “Crítica poética de la razón matemática”,
así como los volúmenes de poemas y relatos “Sefikill
(Serial Financial Killers)” y “Desgarros:
exilios, duelos, muros”, y, únicamente de relatos, “Josecito de la ferretería”. En el género novela se socializaron “Chupadero” (2005) y “Geriatrikón” (2007).
“Nací en 1945 y en
el barrio de Boedo de la ciudad de Buenos Aires. Mi infancia estuvo marcada por
la ferretería “Don Miguel” y la casa de la calle Colombres, donde anclaron mis
padres, inmigrantes rusos en esas tierras. Crecí entre barricas de gomalaca,
latas de masilla y tambores de kerosene, entre oleajes de exiliados de diversas
latitudes que buscaban un retazo de calma para vivir. Ese mundo mágico, con sus
objetos, lenguajes, historias, transparenta en algunas de mis obras (como “Josecito de la ferretería” o “Guía Poética de Buenos Aires”). El
patio de esa casa, sus cielos estrellados en noches de verano, fueron arcilla de
mis primeros versos. También la figura de “Liolia” (Lionid Ravitz), poeta ruso,
tío materno, que nunca conoció la Argentina, bolchevique convencido, participó
de la revolución de octubre y de la segunda gran guerra. Cuando llegaban sus
libros, Siula (mi madre) me leía emocionada sus poemas en ruso.
Cursé mi bachillerato
en el Colegio Nacional Mariano Moreno e ingresé en 1963 en la Facultad de
Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, orientación ingeniería química. Comprometido
con el movimiento estudiantil, fui elegido presidente del Centro de Estudiantes
de Ingeniería “La Línea Recta” en 1967 y expulsado de la Facultad en 1968 por
alteración del orden público. Readmitido en 1970, me gradué en 1973. Ingresé en
la Secretaría Nacional de Industria, pero pocos años después, con la llegada de
la nefasta dictadura militar, en 1976, me exilié en Francia repitiendo la historia
de exilios familiares. Mi padre había huido de Monastyrich – Ucrania en 1919,
luego de un pogrom en su pueblo natal, en el que asesinaron a su madre y un
hermano. Las huellas de los exilios pueden apreciarse desde mi primer libro, “Quince poemas por la paz”, editado en
1985 en Costa Rica bajo el seudónimo de “Pablo José”, hasta uno de mis últimos
poemarios, “Desgarros…”, editado en
Buenos Aires. Ya en Francia, a todas las alteraciones que implica el exilio,
agregué el cambio de profesión. Me inscribí en l’ Ecole d’Hautes Etudes en
Sciences Sociales de París, donde en 1981 me gradué de antropólogo,
especializado en el estudio de culturas alimentarias locales, con mi tesis de
doctorado “Tecnologías autóctonas y alimentación en América Latina”. Ingresé al
Institut National de la Recherche Agronomique (INRA) donde devine Director de
investigaciones. Desarrollé un enfoque sobre los “Sistemas agroalimentarios localizados”
(SIAL), el que encontró una importante repercusión en la comunidad científica
internacional. Las numerosas investigaciones de terreno en diversos países de
África y América Latina, también influyeron en mi obra poética: “Amazonía he visto”, “Pan amor y poesía, culturas alimentarias
argentinas” (de este volumen he sido compilador). Como parte de mi trabajo
he tomado numerosas fotografías, la mayoría de las cuales aún no han sido
divulgadas, si bien realicé cuatro exposiciones fotográficas: en la UNESCO (París),
en Montpellier, en la Casa de la Poesía de La Habana.
He sido miembro
fundador del grupo franco-argentino “Travesías Poéticas”, del “Collectif
Poétique Effraction: Poètes des cinq contienents” y del grupo “Creciente
Poética”. Soy colaborador permanente del periódico “Desde Boedo” y de la
revista cultural “Generación Abierta”. Organicé numerosas manifestaciones
poéticas en París, así como espectáculos poéticos-musicales asociando tango y
poesía. Insisto en que sigo siendo “Josecito de la ferretería”, un habitué del
boliche de la cortada San Ignacio, de esa ciudad llamada Buenos Aires, que tal
vez sí exista.”
1: ¿Cuál fue tu primer acto
de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?
JM:
¿Seis? ¿Cinco? ¿Siete años? Josecito nació en el
fondo de la ferretería de Boedo, cuarto hijo. Cuando cumplí un año nos mudamos
a la casa de la calle Colombres, casa de aldaba y zaguán, casa navío, patio
largo con habitaciones a estribor, techos altos arremolinando sueños. Veranos porteños,
noches familiares, un niño en la perezosa contemplando estrellas. Cielo que se abre,
voces que se esfuman, más y más estrellas, más y más cielo, patio despegando en
vuelo estelar. Escribiría mucho después (extraído de “Seres” en “Tierra viva, luces del mar”): “Mis poemas más bellos / no hechos / … / un pulgar sobre venas
/ donde transitan pulsos // los pliegues del mar / detrás
de mis párpados // cuatro sillas
mudas / inclinadas sobre un recuerdo // Mis
besos más dulces / no dados / … / en la frente suave / de un rostro
adormecido // sobre una lápida crecida
/ en sangres anteriores // entre
labios agrietados / de una tierra
ignorada // Mis viajes más dichosos
/ cuando no ciertos / … / hacia estrellas suspendidas / en un
cielo de mi infancia // entre horizontes paralelos / a la línea del amor // a
través de países blancos
/
engalanados de alelí // Mis poemas más bellos / mis viajes mas dichosos / mis
dulces besos / … / en una lágrima / … / ínfimo verso”.
Primera creación poética en ese patio, poema
no escrito, poesía evitó filtro entre vida y texto.
2: ¿Cómo
te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la
velocidad, con las contrariedades?
JM:
Lluvia: nostalgia,
contemplación, tristeza. Lluvia exterior / interior en diapasón, recibirla, zambullirme,
nadar hacia el fondo, mojarme alma y tripas, volver a la superficie, buscar
aire y sol ausente. “Lluvia
/ … / no sobre mares / ni montañas / ni pastizales // Lluvia / desde un cuarto
piso // En el punto donde mezclan / colores con
tristeza / fecundando los tonos / que inventarán otros días // Lluvia / desde
mi edad abierta // Despidiendo el típico aroma / que da la historia mojada / en
un rincón del pecho // Súbitamente / comprendo las leyes fundamentales // Dos
calles que se cruzan /
determinan un punto // Tres puntos trasladados
bajo la lluvia / generan una ciudad // Una ciudad proyectada hacia el infinito
// transforma en polvo el país que la contiene //
Un país / en un globo giratorio / en un tropel
de astros ignotos / eleva a la enésima potencia / el valor de la lluvia en este
punto / donde se buscaron dos calles / para formar mi esquina” (extraído de “Como una esquina universal” en “Guía poética de Buenos Aires”).
Tormentas: inseguridad,
fragilidad, temor. He vivido tormentas, de agua, de arena, de odio. Huir, hacer
un tajo entre las nubes, que se vacíen de agua viento demonios. Y esperar, no
abandonar en ese instante, después de la tormenta vendrán otras tormentas,
seguiré atravesando desiertos sentado entre olas del camello, los oasis existen.
Sangre: ¡Tantas sangres! De niño vena cortada, mano atravesando ventana,
sangre escapando de su curso, desmayo, hospital, puntos de sutura. Luego otras
sangres, revueltas estudiantiles, carro de asalto, guardia de infantería, suben
a una chica, yo ya estaba ahí con un bombazo de gas lacrimógeno en la espalda, la
chica tenía la cabeza abierta, la sientan a mi lado, sangre chorrea horriblemente,
me mira suplicando. A ver, ¿qué te pasó? Observo su cabeza, tomo un pañuelo, lo
aplico en la herida. No es nada, digo para calmarla, me mira agradecida, nos
descargan en la comisaría. Nunca supe cómo se llamaba, sólo conocí su sangre.
¡Tantas sangres! También de mi abuela y de mi tío, no llegué a conocerlos, degollados
en un pogrom lejano, mucho antes de mi primer llanto en una ciudad llamada
Buenos Aires. “Sangres
que tejieron mis venas / las que vienen navegando / desde otros idiomas / desde
otras orillas / mas el mismo pulso / la misma lava / […] / preguntaré
qué hora era / en el centro del pueblo / cuando dejó el pogrom / mis raíces en
savia viva / preguntaré si ya sumaron / las cifras del bronce / preguntaré
si repartieron / la herencia de arcilla / preguntaré cómo me llamaban / antes
de darme forma / […] / Preguntaré
/ ... / si lloraron tanto aquel día / y
por eso las miradas / llegaron húmedas al futuro / Preguntaré si escribo / para
revivir esas miradas / Les diré / aquí estoy / … /
Nada fue en vano” (extraído de “Preguntas” en “Desgarros…”).
Velocidad: espacio recorrido por unidad
de tiempo. Poesía recorre el mundo, brota de humedales y tierra seca, no tiene
apuros, perfora el progreso: “Golondrina /
Entre el tiempo y el espacio / decidieron las alas / Pues mi pequeño corazón / también
dejará un día / el Reino de los latidos […] ¿Años? ¿Horas? / ¿Qué son? ¿Quién
vivió? / Tal vez el que grabó / la memoria de alas / sobre amor anegado / de
espacios sin tiempo” (extraído
de “Una Golondrina” en “Ocho poemas para perder el tiempo”).
Contrariedades: ni pobre ni rico, aprendiz de poeta, una vida de
amor con el amor de mi vida. Brindemos: ¡Salud! ¡Salud! ¡Salud! De todos modos
ya sabemos, células y neuronas tienen su propio tiempo.
3: “En
este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro
rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He
oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?...
JM: “Poesía fijar vértigos” (Arthur
Rimbaud). La experiencia poética no es sólo
literaria, concierne a la vida en todas sus dimensiones. El poema trata de plasmar en palabras emociones de vida, objetivo
inalcanzable, escalar una montaña con cimas que se alejan. “Encontrar las palabras dichas y las palabras no
dichas, sonidos y ritmos, para acercarse a una hoja que tiembla, he aquí la
tarea desmesurada de los poetas: tratar al mismo tiempo de condensar el
lenguaje y de hacerlo estallar, como una gota de perfume cayendo sobre la
superficie de las palabras, produciendo ondas y fragancias inesperadas. “Poesía, no forma de escribir, si labios al
vivir” expresa bien esta pérdida irremediable entre la vida y los textos” (extraído de mi exposición “Alimentos y poesía.
Culturas alimentarias europeas”, pronunciada en francés, en ocasión del 250
aniversario de la Academia de Agricultura de Francia).
Más que de inspiración hablaría de conmoción,
de dejarse ser, dejarse flotar en el vértigo de la vida, en un atardecer, una
mirada, una palabra, en hojas caídas, zapatillas abandonadas, cangrejos
podridos. Sin esa conmoción no hay materia poética, uno no puede vivir al cien
por ciento como poeta, sería agotador. Conmoción sola no alcanza para que haya
poema, hay que resignarse a escribirlo (o no), hace falta también culo y esfuerzo,
sentarse en algún lado y decidirse a fijar la experiencia poética en un texto.
También podemos optar por la poesía sublimada: ¿El poema no escrito existe?
4: ¿De qué artistas te
atraen más sus avatares que la obra?
JM: No podría decir “más sus avatares que la obra”. Lo que sí me atrae en algunos
artistas es la interacción
estrecha entre vida y obra. Las aventuras, locuras, obsesiones… del artista,
que podemos percibir en una novela, un poema, un cuadro. Me vienen al espíritu Miguel de Cervantes
Saavedra, el manco de Lepanto, que plasmó sus campañas militares en el genial “Don Quijote de la Mancha”.
François Villon, el
poeta francés de la edad media, nacido en 1431, nadie sabe dónde ni cuándo
murió. Gran adicto de bodegones, bebida y peleas, en una de ellas mata a un
cura a los veinticuatro años. Encarcelado y condenado a la horca, escribe su
célebre “Balade des pendus” (“Balada de los ahorcados”). Finalmente, a los treinta
y un años, es amnistiado y forzado al destierro. A partir de ahí, no se sabe
nada más de su vida.
Vincent Van Gogh: con
sólo pronunciar su nombre se me llenan los ojos de girasoles.
5: ¿Lemas,
chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
JM:
Proverbios que mi madre decía en ruso. “Medí siete veces y cortá sólo una vez”,
“Siglo vivís, siglo aprendés”, “Cántale a tu pueblo y serás universal”
(León Tolstói).
También me gustan los proverbios chinos: “Ten confianza pero controla”; “La experiencia es como un farol colgado en
la espalda, ilumina sólo el camino recorrido”.
Algunos proverbios del mayo francés
(1968): “Bajo los adoquines la playa”;
“Si no nos dejan soñar, no los dejaremos
dormir”.
6: ¿Qué obras artísticas
te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís
quedando, en estado de perplejidad?
JM: “Las cuatro estaciones”, de Antonio Vivaldi, que
escuchaba a los trece años de un “33 vueltas”, luego de la muerte de mi padre.
Cuando asistí a una exposición de
Caravaggio en el “Museo Fabre” de Montpellier: la verdad existe, reside en la
emoción, en la lágrima retenida, un detalle, luces de un rostro, pliegues de
una túnica, mirada que logra escapar de la tela… Mi lágrima retenida en ese
detalle.
¿Otro estremecimiento? “Hay golpes en
la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!”: César Vallejo, “Los heraldos negros”.
¿Otro estremecimiento? “Relatos de Kolimá” de Varlam Shalámov. Antes de leer, ajustar
vuestros cinturones de seguridad.
¿Perplejidades? Confieso que nunca he podido terminar “A la búsqueda del tiempo perdido” de Marcel Proust. Aunque
leyéndolo por partes la escritura me parece maravillosa. Se plantea el tema de:
¿cómo abordar, leer, mirar, escuchar, sentir… una obra de arte?
7: ¿Tendrás por allí alguna situación
irrisoria de la que hayas sido más o menos protagonista y que nos quieras
contar?
JM: Año 1978, Asamblea
sobre Derechos Humanos, Palacio de Luxemburgo, París. Apercibo a Julio Cortázar
en la concurrencia, me las arreglo para sentarme cerca, espero la ocasión, una
pausa entre discursos: —Maestro, un gusto saludarlo, me presento, él muy
amable, charlamos. Sigo avanzando: Maestro, tengo el manuscrito de un poemario
(vaya a saber porqué intuición extraña lo tenía conmigo), me gustaría su
opinión. Por supuesto, dejámelo, esto continúa dos días, mañana nos vemos. Día
siguiente, lo busco en la asistencia, esta vez no era fácil sentarme cerca,
decido esperar la pausa del mediodía, al regreso del almuerzo lo veo tomando un
café, me animo: ¿Cómo va? Conversamos sobre las conferencias, ésta qué
interesante, ésta un aburrimiento, etc. Finalmente me decido: ¿Tuvo tiempo de
leer el manuscrito? Me mira antes de responder, la respuesta estaba clara,
agrega por las dudas, la verdad que no, pero te voy a decir una cosa, si
escribís y no publicás estás loco o te vas a volver loco. Y a partir de ahí
empecé a publicar, durante muchos años no me preocupó difundir, ni ir a
lecturas o festivales, publicaba para no volverme loco.
8: ¿Qué te promueve la noción de
“posteridad”?
JM: Todo es vanidad, en millones de años
sólo quedará polvo de estrellas.
9: “¿La rutina te aplasta?” ¿Qué rutinas te
aplastan?
JM: Hay
rutinas que me encantan, no sé si son rutinas o ritos. Cenar con mi mujer
enfrente de la chimenea, pasear por la mañana en un bosque cercano, preparar
pastas frescas.
¿Rutinas que me
aplastan?: las administrativas.
Laboralmente conocí poco la
rutina, desde la ferretería de Boedo, mi aprendizaje del mundo hasta mi trabajo
de antropólogo en comarcas lejanas, lejos de ser rutinario, según amigos y
colegas, con las “historias de terreno” podría hacer un libro, tal vez varios. “Amazonia he visto” (ver en www.ibuk.com.ar), resultó de la unión entre
trabajo antropológico y experiencia poética del mundo.
10: ¿Para
vos, “Un estilo perfecto es una
limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista español Corpus
Barga? Y siguió: “…un estilo es una
manera y un amaneramiento”.
JM: Estilo, stilus, instrumento que servía para
escribir sobre las tabletas de arcilla o de cera, el stilus marcaba, grababa esas tabletas. Todo artista, lo quiera o
no, tiene un estilo, una marca que lo caracteriza. De una mirada podemos
distinguir un Dalí, un Miró o un Botero. Pero ese estilo brota de las napas
freáticas, luego puede ser perfeccionado, pero brota de las profundidades,
imposible fabricarse un estilo, hay que esperar que brote, que salga a la
superficie. Una misma persona puede escribir poemas, novelas, obras de teatro,
notas periodísticas; el estilo es la marca que une esas escrituras como un
código invisible pero perceptible.
11: ¿Qué sucesos te producen mayor
indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te
hartan instantáneamente?
JM: La indignación me reenvía a mi
condición de hombre como ser social, solidario de mis congéneres. Me indignan
las injusticias sociales, la falta de humanidad, me indignan los inmigrantes
que se ahogan en el Mediterráneo o que mueren de sed en el desierto, me
indignan los constructores de muros, los traficantes de órganos y seres
humanos. Me indignan los SEFIKILL que especulan con el hambre en la bolsa de
valores (ver “SErial FInancial KIllers”, editorial CICCUS). Me indignan los
artífices del ecocidio, los que arrasan selvas para optimizar beneficios, las mineras
que contaminan recursos hídricos, que se jodan los campesinos aguas abajo. Me
indignan los apologistas del “sistema”, políticos de forro reversible,
periodistas que manipulan verdades, jueces que manipulan justicia. Me indigno
conmigo mismo, con mi impotencia frente a esta realidad.
La violencia, a esta altura de mi vida,
está bajo control, como el PSA de mi próstata, oscila en niveles aceptables.
12: ¿Qué postal (o postales)
de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros?
JM: Bicicleta
celeste, muerte de mi padre: trece años, casa de la calle Colombres, velorio,
mucha gente con sus pésames, tengo que escaparme de algún modo, escaparme sin
irme, a los trece años un niño judío ya hizo su bar mitzvá, es un hombre, tres hermanas mujeres, me tocaba asumir.
Se me ocurrió desmontar las ruedas de la bicicleta, volver a montarlas, volver
a desmontarlas, así llegué al día siguiente, rodando sin ruedas. En el entierro
leí el kadish, como corresponde, luego debía asistir todos los amaneceres a la
sinagoga de la calle Asamblea para rezar por la memoria de mi padre, todos los
amaneceres durante un año puede ser mucho para un niño-hombre. Día de invierno
con lluvia, digo a mi madre, ma’, hoy no voy, bueno, llueve, quedate en cama… A
los diez minutos dos correligionarios adultos vienen por mí, Iósale vamos, si
vos no venís no llegamos a diez (el miniem,
quórum mínimo para rezar juntos, es de diez personas). Fui, terminada la
ceremonia, ocho de la mañana, en vez de volver a casa con mi bicicleta celeste,
me “fugo” hacia el parque Chacabuco, al mediodía tenía hambre, se terminó la
fuga. Cuando volví, encontré a mi madre más que preocupada, pude negociar que
ya no iría todos los amaneceres a la Sinagoga. ¿Ahí comenzó mi ateísmo? ¿A
causa de la bicicleta celeste?
13: ¿En los universos de qué artistas te agradaría perderte (o encontrarte)? O
bien, ¿a qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran en
cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?
JM: Andréi Tarkovski, película “El
sacrificio”. Ser el abuelo que dialoga con su nieto bajo un árbol mientras el
fin del mundo comienza a insinuarse.
Tener el rol central en “Affabulazione”
de Pier Paolo Passolini.
La interpretación de Vittorio Gassman
en el teatro de la Colline, París, años 80, algo maravilloso.
Vivir calma sabiduría y naturaleza en
algunos haikus de Basho, vivir la harmonía y belleza que emanan de su obra.
14:
El silencio, la gravitación de los
gestos, la oscuridad, las sorpresas, la desolación, el fervor, la
intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con
algún criterio, orientación o sentido?
JM: “Si no conoces algo más bello que el silencio,
entonces calla”,
así dice un viejo proverbio árabe. El ejercicio del silencio y la soledad me
parecen fundamentales en la creación artística. Es en ese escenario que gestos
oscuridad sombras adquieren otro relieve, absorben sorpresas, diluyen
desolaciones, aplacan fervores… dejando intemperancia y llagas vivas.
15: ¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la
mordacidad, el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
JM: Charles Chaplin, Héctor Malamud, Manuel
Scorza, Robert Desnos.
16: ¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué
imprecisiones preferís?
JM: En el curso de mi experiencia como
antropólogo / investigador, me sulfuraban las apreciaciones fundadas en cierto
academicismo / dogmatismo, que califican, sentencian: el enfoque, el artículo o
lo que sea “no es científico”, esa era la frase asesina. Mi preocupación fue
siempre de asociar diversas formas / fuentes de conocimiento, en particular la
experiencia científica y la experiencia poética: “los nuevos paradigmas de sociedad, de producción
agrícola, de urbanización, de… no saldrán repentinamente de la investigación
científica como del muslo de Júpiter. Sin duda que necesitamos nuevos saberes,
pero sobre todo necesitamos un nuevo saber, un saber de una nueva calidad, un
saber basado sobre un principio de
unificación de las diversas formas de conocimiento, de las diversas
experiencias del mundo” (extraído de “Alimentos
y Poesía”). Paradojal y simétricamente los “opinadores seriales” de las
“academias poéticas” caen en la misma trampa, blandiendo análoga frase asesina:
“esto no es poesía”.
Crear implica salirse de caparazones establecidos;
ofender academias con imprecisiones e impurezas.
17: ¿Viste que uno en ciertos casos quiere
a personas que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas
que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
JM: Habría que precisar en qué plano se
sitúa la valorización. Tengo amigos que valoro como personas, muy buena gente,
pero que no valoro en el plano intelectual. En otros casos puede suceder lo
inverso. En otros casos podemos valorar a alguien de manera integral. Es la
vida, las cosas son como son, se sienten como se sienten, no me perturba, no
hay nada para resolver.
18: ¿El mundo fue, es y será
una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique Santos Discépolo en
su tango “Cambalache”?
JM:
La afirmación esconde lo contrario; que Discépolo
lo escriba no quiere decir que no haya participado del encanto del mundo. El
mundo para el ser humano siempre fue al mismo tiempo una porquería y una
maravilla. Ya en la Biblia podemos constatar la existencia de un Dios terrible
y también lleno de bondad.
19: Por
la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los
tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
JM: Leonardo da Vinci,
Rosa de Luxemburgo, Camille Claudel, Alfonsina Storni.
20: ¿Qué
te hace “reír a mandíbula batiente”?
JM: La risa
depende del contexto y de la edad; el Gordo y el Flaco me hacían reír a los
nueve años, ya no tanto. Ahora me hace reír mi nieta Giulia,
cuatro años, una Mafalda franco-ítalo-argentina. El desfasaje entre la niña y
sus salidas de adulto en miniatura son joyitas de humor. Una de las anécdotas en
pocas palabras: Giulia no quiere ir al colegio, su madre (mi hija) se esfuerza
en explicarle porqué hay que ir al colegio. Vas a estudiar, más grande vas a
tener diplomas, con los diplomas conseguirás trabajo, entonces ganarás plata,
para comprarte lo que quieras, para viajar a Italia… Respuesta inapelable de
Giulia: Mami también podemos elegir ser
pobres.
21: ¿Cómo
afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos
o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
JM:
En lo referente a la creación poética, cuesta
releerme y confirmar que algunos escritos no me gustan. Pienso: captar la
poesía de la vida en el poema es imposible, debo aceptar la “frustración
original” del acto poético. Eso pienso, pero entre lo que pienso y lo que
siento hay una diferencia, me da bronca confrontarme con el poema real.
22: El
amor, la contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido
relacionando con esos tópicos?
JM:
Varios tomos serían necesarios para responder a
esta pregunta.
Amor
“¡Oh
amor mío! / aún nosotros somos mortales / Aún nosotros / que conocimos el
Olimpo / Aún nosotros seremos castigados / y nos dibujarán máscaras terribles
sobre el rostro / y nos doblarán los huesos / poco
a poco / y nos quebrarán la voz
bajo el lodo // Mas no podrán / con nuestras balsas / ..............................
/ el reposo en la noche / el desayuno sin prisa / el estar juntos simplemente
// Nuestras balsas / amor mío / seguirán transcurriendo / más allá de la condena
[…] Por eso estos versos // Para ti / para
nuestros hijos / para nuestros hermanos / para los excavadores del futuro
// Para decirles / que hubo también amor / hacia los
fines de la era del oprobio / No solamente bombas / no sólo ciudades arrasadas
/ no sólo grises mercaderes // Hubo también amor /
............................... / por eso existen” (extraído de “Arqueología
del amor”).
Contemplación
“¿Tal
vez pueda la luz / desenredar el tiempo? // En monturas marinas / escalar
espumas / enlazar reflejos / diluir cronologías // ¿Años? / ¿Semanas? / ¿Segundos?
/… / ¿líquidas estrellas? / ¿utópicos violetas? // Para viajar / anclar en un
punto // No ir /… / ni a la playa contigua / ni al próximo shopping / ni a
otras golosinas // Excavar este punto / hasta encontrar / las napas de luz /
que aclarar puedan / madejas de tiempo
/ ¿Años?
/ ¿Semanas? / ¿Segundos? / … /¿Qué significan? / … / si de todos modos / vida
es un ínfimo instante / y eternidad una gran amnesia // Una pregunta sí / … / ¿Cómo
llegar al interior de la burbuja / sin que revienten las primeras ilusiones?”
(extraído de “Burbuja” en “Tierra viva, luces del mar”).
Dinero: Tener para vivir; no vivir para tener.
Religión: Ateo involuntario, no
me imagino a Dios detrás del cortinado. Envidio a los creyentes. Me apasiona el
estudio de las religiones. Leer la Biblia me parece fundamental para entender
en qué mundo vivimos. Aún hoy la mayoría de los conflictos bélicos que sufrimos
tienen un fondo religioso, velado o manifiesto.
“Como
los hombres no pudieron / soportar sus diferencias / crearon los Dioses / a su
propia semejanza // Y todo fue en nombre de Dios / En nombre de Dios / las
conquistas / En nombre de Dios / las banderas / En nombre de Dios rodando / los
ojos con sus cabezas” (extraído de “Nacimiento”
en “Cien años de libertad y Coca Cola”).
Política: Aunque hayan cambiado formas y plataformas desde mi adolescencia
me comprometí con “la política”. Entendiendo a la misma como una forma de vivir
en sociedad, de vivir en “la Ciudad”. Platón en su “República” plantea la expulsión de los poetas de la Ciudad ideal,
pues eran susceptibles de corromper el alma de los héroes. Victor Hugo y otros
grandes escritores plantearon por el contrario la necesidad del compromiso
social del poeta: “El
poeta en días impíos / Viene a preparar días mejores / Es el hombre de las
utopías / Los pies aquí los ojos más allá / Es él quien sobre todas las cabezas
/ En todos los tiempos, como los profetas / En su mano donde todo puede caber /
Debe, que lo insulten o lo elogien / Como una antorcha que sacude / Hacer
relucir el futuro” Victor
Hugo, “Fonction du poète” (1839), en “Les
rayons et les ombres” (1840). Trad. J. M.
“La pregunta “¿Usted se considera un poeta
social?” me ha sido formulada de manera recurrente en numerosas entrevistas.
Digámoslo de manera breve, se trata de un interrogante tautológico, todos los poetas
son seres sociales, manejan una lengua precisa en un lugar preciso, en
consecuencia, comprometidos, explícita o implícitamente, con una sociedad dada.
La cuestión sería otra: ¿Cómo sus poemas plasman la poesía a partir de su
experiencia del mundo? Un doble desafío se plantea al poeta: por un lado, no
caer en la tentación del hermetismo, de encerrarse en el lenguaje, de que el
poema se convierta en un juego de palabras. Por otro, la tentación de agitar
conceptos generales, olvidando que el poema debe germinar de sentimientos y emociones
/ conmociones surgidas de su experiencia del mundo. No es a partir de
conceptos, es a partir de su vivencia personal que el poeta puede acceder a lo
universal.” (Extraído de “Creciente poética: por un mundo sin muros ni barbarie”. Entrevista de la revista “La
Otra”.)
23: ¿A qué obras artísticas —espectáculos
coreográficos, films, esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas
teatrales o arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
JM: Una película, si no la aguantamos podemos
irnos o dormirnos, aunque en general las miro hasta el final; mal cine es
también una forma de aprendizaje. Con novelas, ensayos o poemas es diferente:
cuando me canso, me voy, a veces tomo una diagonal para escaparme, no me doy tiempo
de sufrir. Con las exposiciones de arte plástico si se trata de la obra de un
pintor o de un escultor, raramente tuve disgustos. El problema se me ha
presentado, en ciertos casos, con obras de teatro: por ética, respeto por los
actores, uno no puede irse en mitad de la obra. Agreguemos, que algunas
lecturas de poemas, cuando los poetas se suceden sin fin con su narcisismo en
erección, también pueden resultar insufribles. Aguantar también es sabiduría.
24: ¿Qué calle, qué
recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia o en tu
adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y por qué?
JM:
Como dijo Julián Centella: “No vengo a hacerme la partida, digo nomás que soy de Boedo”.
“Señor
caminante confíese a las calles… ellas sabrán llevarlo. […]
En silencio, así transcurrió este paseo… este
contrapunto de Buenos Aires: casonas venidas a menos, enormes rascacielos,
carritos de botellero, ochavas ciegas, edificios de medio pelo, restaurants de
onda, bares, fondas, tenedores libres, niños en uniforme azul, niños de
guardapolvo blanco, supermercados, shoppings, verdulerías de todo tamaño,
cortinas oxidadas, se alquila o se vende, árboles orgullosos pese a todo, tres
pizzas por siete pesos, choripán y gaseosa al paso, minifaldas con alevosía,
algunas con premeditación, te quiero Boca, dale El Ciclón, Lore te amo-Riky,
chorros vayan a afanarle a Gardel, palomas, tres paquetitos de maíz cincuenta
centavos, mate con bizcochitos, mesas de truco… y colectivos muchas líneas de
colectivos con sus colas de espera, sus bellos colores y largos recorridos. … En
Rivadavia Bulnes se disculpó. Aquí cambio de nombre y de etiqueta, pueden subir
a Boedo, calles diferentes mas la misma senda. Continuamos siempre en silencio,
mi acompañante parecía cada vez más interesado. A la altura del pasaje San Ignacio
le hizo señas a Boedo para que pare un poco… entró al bar de la esquina, se
quedó flotando en el fondo del pasaje… volvió a subir… En Avenida Caseros nuevo
cambio, esta vez sólo de nombre. Avenida Sáenz nos llevó por Pompeya hasta
puente Alsina.
Acá se termina el camino de ida dijo, no
transporto pasajeros en Provincia. Nos bajamos, me preguntó si lo acompañaba
para subir al puente. Los puentes como labios son para unir dos márgenes, para
sentir la soledad atravesarlos. Mejor andá solo. Esperé un buen rato, regresó con el aire
cambiado. Para volver elegí vos la calle, tenías razón ellas saben llevarte.
¿Qué te parece Centenera? ¿Centenera… llega hasta aquí? Así es hermano algunas
calles traen sus vueltas. ¿Estás seguro, es la misma que pasa por Caballito? La
misma y diferente, las calles como los hombres, siempre los mismos… siempre
diferentes. Nos paramos una vez más en el cruce con Tabaré, se quedó pensativo
en la esquina… y luego fuimos volviendo, pues siempre se vuelve a algún lado,
bajando y subiendo calles…” (extraído
de “Como calles sin bordes” en “Guía
poética de Buenos Aires”).
25: ¿Cómo
reordenarías esta serie?: “La visión, el
bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el
sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el
desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar,
por ejemplo, una microficción.
JM:
El exilio implica cambio de nuestro lugar en el
mundo, implica sufrimiento pérdida sacrificio, también azar desafío horizonte. Exilio
de una lengua, una ciudad, de uno mismo. Desajuste, tensión creadora /
aniquiladora. Reconstruir danzas ceremonias autenticidad. Sembrar pensamientos
para que germinen árboles con raíces en suelos lejanos: “Hachazo separando / la yema del verbo
/ la palabra del labio / el
ventanal del aire // Exilio cuchillo cortando
instantes en dos cuatro seis ocho hasta el nanosegundo que descoser puede el
forro reversible del tiempo, comprendemos entonces que todos los caminos
dolores atardeceres… son el mismo, que todos los muertos confluyen en un punto,
que todas las hojas vuelan, caen y regresan a la misma tierra, que los otoños
nos muestran lo esencial, mas no entendemos el lenguaje de los tonos. // Hachazo separando
/ el patio del cielo / duendes
del bosque / palabras del verbo” (extraído de “Exilio” en “Desgarros…”).
Nota bene: Cuando me exilié en Francia en el mes de septiembre de 1976, todos
mis manuscritos fueron puestos a resguardo en el sótano de la ferretería de
Boedo. Al año me informan que una inundación malogró rollos de alambre, pintura
en polvo, calentadores primus…, también mis manuscritos. Pérdida absoluta,
sufrimiento, también horizontes brotando de la pérdida.
26: “Donde mueren las palabras” es el título de un filme
de 1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño ¿Dónde
mueren las palabras?
JM:
Algunas mueren de muerte natural, caen en desuso,
como “aldaba” o “fanega”…; ya no se llama a la puerta con una mano metálica,
los granos cosechados ya no se miden en fanegas. Otras van cambiando de sentido
en relación con el contexto social y la evolución tecnológica. “Lenguajes
fruto de una construcción histórica y a su vez argamasa esencial de la
historia. Sin lenguajes no hubieran sido posibles leyes, ni códigos, ni hombres
viviendo en sociedad. En su comienzo, lenguajes de manos y gestos acompañando
voces que devienen palabras cuando los grupos humanos le acuerdan un sentido común a las mismas. Luego, casi ayer,
la escritura, sobre tablas de arcilla, piedras o pergaminos, los hombres trasmitiendo
huellas y saberes. Hoy, Google, Twitter, Facebook… revolucionando los soportes
tecnológicos de la comunicación, alterando nuestra percepción del tiempo y del
espacio. No tenemos la distancia necesaria para percibir en toda su magnitud
las líneas de fractura que estamos atravesando, que nos atraviesan. Historia
podrá describir mañana estos tiempos densos, filosos, quebrados, los tiempos de
cambios radicales que estamos viviendo mas que no podemos aprehender pues en
ellos estamos nadando. Como ratones en temblores de tierra los poetas sentimos
vibraciones del lenguaje anunciando sismos de mayor magnitud. Interrogarse
sobre la esencia del lenguaje, sobre el sentido común que le dan los hombres a
las palabras para comunicarse entre ellos, sobre el valor de la poesía para
renovar sentidos y sonidos de las palabras, tal vez sea tan importante como los
equilibrios presupuestarios o las curvas de crecimiento para una humanidad que se busca a sí misma en estos comienzos
del tercer milenio.” (Extraído
de “Lenguaje poético en contexto de crisis”, 2012, conferencia pronunciada en
la Embajada de la República Argentina en Francia.)
La “batalla del lenguaje” forma parte de
la batalla por el tipo de sociedad en que queremos vivir; en períodos de crisis
se buscan palabras en el almacén de la lengua, algunas son llamadas a servicio
para designar nuevos objetos o fenómenos. La disputa por la apropiación de las
palabras es permanente: “paraísos fiscales”, “transparencia de mercados”, “países
emergentes”… Es aquí donde la confusión florece y la célebre frase de Albert
Camus, “Nombrar mal las cosas, es sumar a la desgracia del mundo”, adquiere mayor sentido.
27: ¿Podés disfrutar de
obras de artistas con los que te adviertas en las antípodas ideológicas?
¿Pudiste en alguna época y ya no?
JM: Sí, pero hay como un velo en la
percepción de la obra. Leo “Au bout de la
nuit” de Louis-Ferdinand Céline. Es bello, no hace eso de Celine una buena
persona (colaborador con el ocupante nazi, apologista del antisemitismo). Misma
reacción con Ezra Pound: sus Cantos constituyen una obra poética cumbre del
siglo XX; el personaje me parece detestable, sobre todo cuando se instala en
Italia, en los años 20 y se constituye en un defensor acérrimo del fascismo y Benito
Mussolini. Pensaba visitar su tumba en Venecia, en la isla San Michele, hacía
frío, hacía triste, desistí, de todos modos no llevaba flores ni ilusiones.
28: ¿Cómo te cae, cómo procesás la
decepción (o lo que corresponda) que te infiere la persona que te promete algo
que a vos te interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y
luego no sólo no cumple sino que jamás alude a la promesa?
JM: La confianza es un elemento esencial en
las relaciones humanas, no surge unilateralmente, se construye a través de la
interacción con otros individuos, con-fidere,
que puede fiarse uno al otro. Cuando ese pacto tácito se rompe, hay pena, no
olvido.
29: No concerniendo al área
de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
JM:
A mi padre, a mi madre, a mi mujer. Al cerezo de
mi jardín. Al merlo que vuela /
y vuelve al cerezo.
30: ¿Tus pasiones te
pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo,
en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
JM: No
sé si los distingo, trato de existir: es todo; claro que no se puede existir en
forma continua, como tampoco se puede ser poeta en forma continua. La vida
tiene una dimensión biológica y una dimensión espiritual artística creativa,
cuando las dos entran en resonancia obtenemos momentos de existencia. El dilema
es existir lo más posible por unidad de tiempo. Habría que distinguir dos tipos
de tiempo, el tiempo continuo biológico físico… que fluye con sus ritmos y
duraciones: pulso, respiración, segundos, siglos, solsticios, equinoccios… El
tiempo discontinuo afectivo, que marca nuestro devenir, amores muertes fiestas
que quedan grabados en nuestra memoria, ella también es discontinua… Arrancar
algunas uvas al racimo de tiempo físico que gira y escapa, existir, es lo que
buscamos.
31: ¿Qué artistas estimas
que han sido alabados desmesuradamente?
JM: Mi ignorancia es mucha para que mi opinión en este tema tenga validez
alguna. Puedo, no obstante, intentar un breve ejercicio de sinceridad.
Jeff Koons, escultor americano contemporáneo: el precio de sus esculturas
es exorbitante, tal vez Historia confirme (o no) que es merecido. Su “Balloon
Dog” (perro anaranjado de gran tamaño), expuesto
en 2008 en el palacio de Versalles / Francia, se ha vendido en New York en 58
millones de dólares. Su “Ramo de tulipanes” gigante (12m. de altura, 35
toneladas de metal), que proyecta ofrecer a la ciudad de París en homenaje a
los atentados del año 2015, ha provocado gran debate.
Michel Houellebecq, el escritor francés más célebre en estos momentos. Leí
“Las partículas elementales” y “Sumisión”. Todavía no leí “Serotonine” su último éxito. ¿Cambiaré
de opinión?
32: ¿Acordarías,
o algo así, con que es, efectivamente,
“El amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito
lindo” de Luisa Futoransky?
JM: Coincido con Luisa, entrañable amiga,
aunque el amor provoque a veces milagros, instantes de simetría. […] “Nada recíproco / todo asimétrico // Mi rostro en el espejo
/ no es mi rostro // Esa mirada fugitiva / no
refleja mis pupilas // Esos labios estuche
/ no contienen mi voz // Esas arrugas cuerina /
pertenecen a otros dolores // Mi mano en el lago / no es mi mano // Ni sé dónde
se hunde / ni porqué se moja / si busca un deseo / un abanico mariposa / o
sueños embarrados / en el fondo del cauce // La llave en el ojo / no es mi
llave / ni es mi ojo // Nada recíproco / todo asimétrico / Excepciones existen
/ creo en milagros // Cuando miradas igual amor / vidas vuelven a sus cuencas”
(extraído de
“Carácter recíproco”, en “Crítica poética
de la razón matemática”).
33: ¿El
amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo
vespertino, la noche plena o la madrugada?
JM:
El deseo también tiene su tiempo y su espacio.
Animales somos, en otoño / invierno, como osos o tortugas, me repliego en el
fondo de la cueva, chimenea brasas, escribir en noche plena como navegar en
alta mar, ciudad duerme. En primavera / verano, zambullirse en amaneceres y
crepúsculos. Todo cambia, todo se repite, naturaleza, repeticiones rituales.
“Repetición ritual del desgarro // Asamblea de
sangres sublevadas / cormoranes derramando sombras / Cielo sacrificando
claridades // nubes pariendo memoria
/ nube perro nube bruja / nube mano nube padre
/ lágrimas de luz suspendidas /
en olivos candelabro / en hojas esmeralda //
algas orfebre hilando reflejos / con presagios de medusa / oráculos de espuma
// Repetición ritual del desgarro // lágrimas de luz / dispersión de la noche /
explosión de formas // anémonas extinguidas // barcazas de misterio /
derramando lutos // búsqueda de ocultas madres / regreso de la misma pregunta /
en pleamares del mismo pulso (extraído de “Atardeceres” en “Desgarros…”).
34: ¿Qué dos o tres o cuatro
“reuniones cumbres” integradas por artistas de todos los tiempos y de todas las
artes nos propondrías?
JM:
“Las revoluciones sociales y sus representaciones
artísticas”; “El lugar del artista en la
sociedad: transgresiones, valoraciones y condenas”; “Lenguaje y poder: derivaciones
/ reapropiaciones del lenguaje”.
35: Seas
o no ajedrecista: ¿qué partida estás jugando ahora?
JM:
Peón cuatro torre dama. Juego con blancas. Trato
de consolidar las defensas, años atacan, próstata hipertrofiada / asma fiel /
artritis leve…, ecografía del cuore satisfactoria, sigo jugando. Busco
manuscritos perdidos, los apilo en murallas para contener flechas enemigas. Caballo
negro cinco alfil. No lo había previsto, la situación se complica, caballo
blanco come caballo negro, alfil negro come caballo blanco amenazando jaque. Me
quedan algunos cartuchos, avanzo la epopeya inconclusa “Fracaso” a tres caballo
rey, abro compuertas de la “Creciente Poética” para anegar las fosas, pido a
Aquiles, no al mito, al viejo pescador de mi novela en ciernes, ayúdame con los
arpones. El enemigo no afloja el asedio, avanza la dama a cinco torre rey. Me
defiendo como puedo, cambio las damas, sacrifico el caballo que me queda… Todo
será en vano, las negras terminarán por pronunciar la sentencia: “Jaque Mate”.
Gracias Ingmar Bergman por “El Séptimo Sello”, finalmente derrotaste a la
muerte.
*
Cuestionario
respondido a través del correo electrónico: en Épinay-sur-Orge, Francia, y la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Argentina, distantes entre sí unos once mil
kilómetros, José Muchnik y Rolando Revagliatti, 28 de enero de 2019.
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