FUMANDO
Mirando con los ojos sin mirar, doña Felisa con su cigarrillo en la boca
brasa que por dentro, quema.
Humo que se lleva la
vida, pero no la pena.
¡Y recuerda... Recuerda!
Cuando su niño grande, jugando a ser soldado se fue al sur...
¡Ella espera... Espera!
Pero él no volvió, se vistió de blanca cruz.
La fría tundra no era como su tierra caliente.
¡Dónde nació el Sapucay la indomable Corrientes!
No pudo jugar a ser soldado, otros jugaron con él.
Doña Felisa espera, espera...
El cigarrillo se apaga, el humo se va y la pena...
La pena queda.
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