DIOS
Cada vez que vemos la oscuridad de los colores
y lo maravilloso se convierte en abismos insuperables
un simple ojo regresa hacia ti,
hacia ti, Dios
y la piedad de las manos humanas es la debilidad de su propio temblor
desde los picos en el cielo donde tus espinas se han alzado
y reza
por la luz de la salvación,
mientras olvidemos que la mano fiel está cerca del corazón
y las ramas de generaciones te alcanzan,
raíces escondidas
deseos fracturados
diarias muertes a cada instante
y el despertar con el primer amanecer
empujar la rueda del mundo hacia delante.
Traer un alma que está encantada
y que toma otra a fin de que vuelva a ser arena y elabora la imagen.
Las campanas están sonando más menudo ahora
y la atención está dirigida hacia su sonido, eco de las calles por mucho tiempo abandonadas
música eterna que viaja a través de la cumbre de ángeles cubierta
esparcida entre géneros, se interna entre los nichos de la memoria
y los pensamientos revientan nuestros insensibles actos,
moviéndose sobre un candelabro que ilumina las heridas de una arrugada luna
para mostrar que el misterioso viaje
salió hacia las puertas de mármol
y viendo hacia las vueltas que abrieron las ventanas de otro mundo.
Alguien está llamando en esta turbulencia de manos palmeantes
nómbralo tú: absoluto, luminoso, doloroso y silencioso
pero él gritará otra vez,
porque la manchada criatura lo ha puesto en peligro
pesadamente, sin ninguna esperanza, sin luz alguna, sin alma alguna
y de repente, hoy, ha regresado la cara hacia él,
reúne la bendición y olvídalo mañana,
mientras Dios asciende con uñas y luchando
hacia la divina justicia
hacia los limites de la frágil carne
donde todos son polvo perdido en el viento
y cada vida es la renuncia de un bendito aliento.
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