domingo, 21 de julio de 2013

Eduardo Rojas Díaz (Erodi)-Chile/Julio de 2013



EL VIEJO BAILARIN           

Juan José y Ascención sostenían una acalorada conversación sobre la sexualidad. Juan José defendía la potencialidad de los varones, mientras ella, contra atacaba, poniendo el ejemplo de un escritor y poeta caliente, que a sus 89 años, manifestaba públicamente sus libidinosos deseos, pero sólo deseos ¿Viste Ascensión?... Y los chicos y chicas piensan y creen que los viejos no vemos ni una, ni siquiera en sueños, pero la cuestión no es así.  Te cuento una anécdota que me sucedió hace poco tiempo.

 El año pasado, en pleno verano, un inolvidable día viernes 13 de febrero de 2011, nos invitaron a un matrimonio en el
 hotel Gala en la ciudad de Viña del Mar.  Previo a la manifestación social, a las 20 horas se realizó la ceremonia nupcial en la parroquia de Viña, a templo completo y realzada con un magnífico acompañamiento de música y canto por un destacado grupo musical. Todo estuvo a la altura de los novios, ambos destacados abogados. Magnífica ceremonia religiosa, completísima manifestación social, impecable presentación personal de los varones y de las damas, todo un desfile de modas, con espectaculares trajes provocativos en las más jóvenes, donde destacaban los colores pastel, las diminutas mini faldas y los escotes que no dejaban nada  a la imaginación. En resumen, te puedo decir que todo estuvo re bueno.
Ya en los salones del Hotel, durante el cóctel comenzaron a formarse grupos entre los invitados más conocidos. En el mío,  habíamos puros mayores de 65 y al parecer, ninguno apto para una fiesta que prometía movimiento. ¡Ninguno movía las extremidades inferiores ni menos el esqueleto!  El tema recurrente eran los típicos dolores de la edad y los remedios. Pero, siempre en estas ocasiones hay un pero, a veces bueno. Una de las viejujas, familiar del novio, estaba con dos de sus hijas, una de 20 años, estudiante de inglés en una universidad de la capital, y la otra de 25, enfermera profesional en ejercicio. La conversa estaba aburrida para mi, que como tu sabes, me gusta el tandeo a pesar de mis años, y las chiquillas bosteza que bosteza.
Sabiendo que mi mujer no baila, porque no le gusta, a pesar de aquello le sugerí salir a bailar...¡'Tai más loco! -me dijo- si sabís
 que a mi no me gusta bailar, baila tu solo... Y ninguna de las otras viejujas y viejujos se atrevieron a salir a bailar. Yo, de reojo miraba a las chicas, que a su vez se miraban, me miraban y sonreían, quizás pensando en que  a lo mejor este viejujo revoltoso las invitaría a bailar.  Entonces la madre de las nenas dijo una cosa grandiosa: ¿Y por qué no saca a bailar a mis chiquillas que están con tantas ganas?  -¡Cómo se le ocurre que ellas van a bailar con un  viejujo como yo, no faltaba más! - le respondí. Pero cuál no sería mi calculada sorpresa, cuando ellas a coro exclamaron: ¡Sí, nosotras bailamos con usted!  ¿Le da permiso señora para que baile con nosotras este caballero, es decir, su marido? -¡Por supuesto!  les dijo mi esposa - si a él  le encanta bailar. Pero vamos a ver cuánto dura . Y todos rieron de buena gana señalándome con el dedo acusador. ¡En el medio lío que te metiste, viejito! - apuntó uno de los invitados, con esa típica risa del que cree que cagó al acusado...

 A mí, qué me dijeron, si estaba esperando demostrar mis dotes de bailarín, ¡Venga el desafío! ¡Manos a la obra cabrito! dije, y tomando a la mayor de ellas de la mano, partimos al ruedo. Ni te cuento. Las niñas eran espectaculares, preciosas y graciosas, además de muy liberales, tanto por su conversación como por sus trajes. Y vamos bailando, que la noche es corta carajo..."el galeón español se va... " , "loco loco loco..así me llama la gente..", y cuanta cumbia y baile movido  se les ocurrió tocar a los de la orquesta que animaba la fiesta. Poco a poco, la fui empujando hacia el centro de la pista para no ser tan observado. Mientras bailabamos y reíamos, también algo conversábamos...¿Su esposa no se molesta? No m'hija, para nada. ¿Y tu tienes pololo o eres casada? ¡Soltera pero no fanática!  -me gritó al oído y me besó en la mejilla...¡Afírmate viejo, que vamos a galopar! -me dije.
Luego de cuatro bailes al hilo, la chica me preguntó: ¿Y no va a sacar a bailar a mi  hermana? Estoy un poco cansada. Bueno, cambiemos de pareja, respondí complaciente.  Fuimos a la mesa a tomar un refresco y volví a la pista con su hermanita. Las niñas podrían ser candidatas a reinas, eran bellas y encantadoras, sin complejos. Bailamos la otra tanda completa, hasta que también me pìdió descansar un poco. Pregunté intrigado ¿Tan joven y ya cansada?  -Le voy a contar la verdad...¿Cómo me dijo que se llamaba? -Me llamo Juan José, mi amor. Ah, ya lo recuerdo. ¿Sabe?  es que las dos andamos con zapatos nuevos y...¡Ah! no me diga nada, ya entiendo, los están amansando..Sí, esa es la verdad, pero déjeme descansar un poco y después seguimos.  Y así estuvimos bailando y cambiando de pareja hasta las 4 de la madrugada.

 Entre bebidas y algunos tragos, el calor iba en aumento y el corazón casi se me salía por la boca. La orquesta cambió el ritmo de los bailes por canciones de la Nueva Ola, tangos  y boleros. ¡Que suerte! -me dije -ahora descansaré un poquito con ritmos de mis tiempos.  Como un caballero, respetuoso,  tomaba a las niñas de la cintura, con mucho tino,  tratando de mantenerlas a cierta distancia para que no se sintieran invadidas,  pero las niñas se las traían entre manos. No tenga miedo, me decían, esto se baila más apretadito...así...así...que bien ¿No ve que no mordemos? -Y con su seductora y fascinante sonrisa  me animaban.  Sentía sus acariciadoras voces y su cálido aliento cerca de mi boca, y luego, apoyaban sus suaves mejillas junto
 a mi cara, haciendo sentir su calor y sus tersos pechos contra mi cuerpo erguido y electrizado de deseos inconfesables...Parecía que ambas se hubieran puesto de acuerdo en su manera de actuar. Pensé con inquietud - como son tan jóvenes y tienen la costumbre de "poncear", no sea cosa que la orquesta interprete esos ritmos endiablados y yo tenga que hacer el ridículo. ¡Dónde se habrá visto a un viejujo en medio de un ponceo...es ridículo!  En eso estaba, bailando con la más chica,  cuando cambiaron a una hermosa melodía de la película  Titanic, y me preguntó: ¿No le molesta si le doy la espalda y me toma como en la película, como lo hacen las otras parejas? -No, por favor, no te preocupes, hazlo como tu quieras...estoy para servirte...
La chica se acercaba demasiado a mi con un movimiento cadencioso de caderas, rozando mis partes púdicas, a estas alturas firmes como un  madero de ébano y haciéndome sentir  ese calor que brotaba de su cuerpo juvenil y encendía mi pasión de joven, que a estas alturas de la vida guardaba en el baúl de los recuerdos...  Ya en la exacerbación de  la líbido...lancé un grito, no, un aullido  feroz...
¿Qué te pasó Juan José, estás  con pesadilla?  Sí...  errr  no...sólo estaba soñando que llegaba al cielo y que era algo espectacular... maravilloso ...Y todos rieron y celebraron mi trágico despertar.  Después de tantos tragos, me había quedado dormido recostado en un cómodo sillón de cuero negro del salón, escuhando el sonido de la orquesta y la algarabía de los bailarines.

 Allí estaban las niñas, frente a mí, sentadas en otro sillón junto a su mamá... durmiendo...con su carita angelical...con una sonrisa enigmática de una boca encantadora que me recordó esos versos del poeta español:  "la dulce boca, que a gustar convida..."

 ¿Viste Ascención? tienes toda la razón, todos los viejos son cortados por la misma tijera...




1 comentario:

  1. Me he reído a más no poder, ya te lo había escuchado y me ha resultado genial por segunda vez. Te felicito mi estimado amigo y alumno.ASCENSIÓN.

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