EL VIEJO BAILARIN
Juan José y Ascención sostenían una acalorada
conversación sobre la sexualidad. Juan José defendía la potencialidad de los
varones, mientras ella, contra atacaba, poniendo el ejemplo de un escritor y
poeta caliente, que a sus 89 años, manifestaba públicamente sus libidinosos
deseos, pero sólo deseos ¿Viste Ascensión?... Y los chicos y chicas piensan y
creen que los viejos no vemos ni una, ni siquiera en sueños, pero la cuestión
no es así. Te cuento una anécdota que me sucedió hace poco tiempo.
El año pasado,
en pleno verano, un inolvidable día viernes 13 de febrero de 2011, nos
invitaron a un matrimonio en el
hotel Gala en
la ciudad de Viña del Mar. Previo a la
manifestación social, a las 20 horas se realizó la ceremonia nupcial en la
parroquia de Viña, a templo completo y realzada con un magnífico acompañamiento
de música y canto por un destacado grupo musical. Todo estuvo a la altura de
los novios, ambos destacados abogados. Magnífica ceremonia religiosa,
completísima manifestación social, impecable presentación personal de los
varones y de las damas, todo un desfile de modas, con espectaculares trajes
provocativos en las más jóvenes, donde destacaban los colores pastel, las
diminutas mini faldas y los escotes que no dejaban nada a la imaginación. En resumen, te puedo decir
que todo estuvo re bueno.
Ya en los salones del Hotel, durante el cóctel
comenzaron a formarse grupos entre los invitados más conocidos. En el mío, habíamos puros mayores de 65 y al parecer,
ninguno apto para una fiesta que prometía movimiento. ¡Ninguno movía las
extremidades inferiores ni menos el esqueleto!
El tema recurrente eran los típicos dolores de la edad y los remedios.
Pero, siempre en estas ocasiones hay un pero, a veces bueno. Una de las
viejujas, familiar del novio, estaba con dos de sus hijas, una de 20 años,
estudiante de inglés en una universidad de la capital, y la otra de 25, enfermera
profesional en ejercicio. La conversa estaba aburrida para mi, que como tu
sabes, me gusta el tandeo a pesar de mis años, y las chiquillas bosteza que
bosteza.
Sabiendo que mi mujer no baila, porque no le gusta, a
pesar de aquello le sugerí salir a bailar...¡'Tai más loco! -me dijo- si sabís
que a mi no me
gusta bailar, baila tu solo... Y ninguna de las otras viejujas y viejujos se
atrevieron a salir a bailar. Yo, de reojo miraba a las chicas, que a su vez se
miraban, me miraban y sonreían, quizás pensando en que a lo mejor este
viejujo revoltoso las invitaría a bailar. Entonces la madre de las nenas
dijo una cosa grandiosa: ¿Y por qué no saca a bailar a mis chiquillas que están
con tantas ganas? -¡Cómo se le ocurre que ellas van a bailar con un
viejujo como yo, no faltaba más! - le respondí. Pero cuál no sería mi
calculada sorpresa, cuando ellas a coro exclamaron: ¡Sí, nosotras bailamos con
usted! ¿Le da permiso señora para que baile con nosotras este caballero,
es decir, su marido? -¡Por supuesto! les dijo mi esposa - si a él
le encanta bailar. Pero vamos a ver cuánto dura . Y todos rieron de buena
gana señalándome con el dedo acusador. ¡En el medio lío que te metiste,
viejito! - apuntó uno de los invitados, con esa típica risa del que cree que
cagó al acusado...
A mí, qué me
dijeron, si estaba esperando demostrar mis dotes de bailarín, ¡Venga el
desafío! ¡Manos a la obra cabrito! dije, y tomando a la mayor de ellas de la
mano, partimos al ruedo. Ni te cuento. Las niñas eran espectaculares, preciosas
y graciosas, además de muy liberales, tanto por su conversación como por sus
trajes. Y vamos bailando, que la noche es corta carajo..."el galeón
español se va... " , "loco loco loco..así me llama la gente..",
y cuanta cumbia y baile movido se les ocurrió tocar a los de la orquesta
que animaba la fiesta. Poco a poco, la fui empujando hacia el centro de la
pista para no ser tan observado. Mientras bailabamos y reíamos, también algo
conversábamos...¿Su esposa no se molesta? No m'hija, para nada. ¿Y tu tienes
pololo o eres casada? ¡Soltera pero no fanática! -me gritó al oído y me besó en la
mejilla...¡Afírmate viejo, que vamos a galopar! -me dije.
Luego de cuatro bailes al hilo, la chica me preguntó:
¿Y no va a sacar a bailar a mi hermana? Estoy un poco cansada. Bueno,
cambiemos de pareja, respondí complaciente. Fuimos a la mesa a tomar un
refresco y volví a la pista con su hermanita. Las niñas podrían ser candidatas
a reinas, eran bellas y encantadoras, sin complejos. Bailamos la otra tanda
completa, hasta que también me pìdió descansar un poco. Pregunté intrigado ¿Tan
joven y ya cansada? -Le voy a contar la verdad...¿Cómo me dijo que se
llamaba? -Me llamo Juan José, mi amor. Ah, ya lo recuerdo. ¿Sabe? es que las dos andamos con zapatos nuevos y...¡Ah!
no me diga nada, ya entiendo, los están amansando..Sí, esa es la verdad, pero
déjeme descansar un poco y después seguimos.
Y así estuvimos bailando y cambiando de pareja hasta las 4 de la
madrugada.
Entre bebidas y
algunos tragos, el calor iba en aumento y el corazón casi se me salía por la
boca. La orquesta cambió el ritmo de los bailes por canciones de la Nueva Ola, tangos y boleros. ¡Que suerte! -me dije -ahora
descansaré un poquito con ritmos de mis tiempos. Como un caballero, respetuoso, tomaba a las niñas de la cintura, con mucho
tino, tratando de mantenerlas a cierta
distancia para que no se sintieran invadidas,
pero las niñas se las traían entre manos. No tenga miedo, me decían,
esto se baila más apretadito...así...así...que bien ¿No ve que no mordemos? -Y
con su seductora y fascinante sonrisa me
animaban. Sentía sus acariciadoras voces
y su cálido aliento cerca de mi boca, y luego, apoyaban sus suaves mejillas
junto
a mi cara,
haciendo sentir su calor y sus tersos pechos contra mi cuerpo erguido y
electrizado de deseos inconfesables...Parecía que ambas se hubieran puesto de
acuerdo en su manera de actuar. Pensé con inquietud - como son tan jóvenes y
tienen la costumbre de "poncear", no sea cosa que la orquesta
interprete esos ritmos endiablados y yo tenga que hacer el ridículo. ¡Dónde se
habrá visto a un viejujo en medio de un ponceo...es ridículo! En eso estaba, bailando con la más chica,
cuando cambiaron a una hermosa melodía de la película Titanic, y me preguntó: ¿No le molesta si le
doy la espalda y me toma como en la película, como lo hacen las otras parejas?
-No, por favor, no te preocupes, hazlo como tu quieras...estoy para servirte...
La chica se acercaba demasiado a mi con un movimiento
cadencioso de caderas, rozando mis partes púdicas, a estas alturas firmes como
un madero de ébano y haciéndome sentir ese calor que brotaba de su
cuerpo juvenil y encendía mi pasión de joven, que a estas alturas de la vida
guardaba en el baúl de los recuerdos... Ya en la exacerbación de la
líbido...lancé un grito, no, un aullido
feroz...
¿Qué te pasó Juan José, estás con pesadilla? Sí... errr
no...sólo estaba soñando que llegaba al cielo y que era algo
espectacular... maravilloso ...Y todos rieron y celebraron mi trágico
despertar. Después de tantos tragos, me había quedado dormido recostado
en un cómodo sillón de cuero negro del salón, escuhando el sonido de la
orquesta y la algarabía de los bailarines.
Allí estaban
las niñas, frente a mí, sentadas en otro sillón junto a su mamá...
durmiendo...con su carita angelical...con una sonrisa enigmática de una boca
encantadora que me recordó esos versos del poeta español: "la dulce
boca, que a gustar convida..."
¿Viste
Ascención? tienes toda la razón, todos los viejos son cortados por la misma
tijera...
1 comentario:
Me he reído a más no poder, ya te lo había escuchado y me ha resultado genial por segunda vez. Te felicito mi estimado amigo y alumno.ASCENSIÓN.
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