NO
Sabes, no dudo de ti, ni del tiempo
que ha de arriar inclemente
cada bandera. Has de llegar pues
sin aviso ni
señas, y será
tal vez un domingo bajo la misma
lluvia que empapa el lomo de los perros
de Dios. Será
como el paso
de un sueño a otro sueño
y otra vez otra mano
sutil ha de abrir la eterna partida
de ajedrez de toda ruina y olvido.
1 comentario:
Alejandro. Muy bueno-!!!, gracias por compartir este espacio. Un abrazo,
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