Ciudad
dormida
Entre acidez vergonzosa.
El ansia surge
de madrugada.
La mano busca la entrepierna
de aterido sexo en ayuno de meses,
quedaron
aislados sentidos,
entornos quebrados.
El espejo refleja
una silueta, una sombra.
Afuera de la estancia
quedaron recuerdos
espacio bifurcado por años:
de mala convivencia,
de silencios anunciados
soledad de dos.
Se ve la distancia…
Entre piedra y piedra.
Entre arena y mar.
Entre carne y herida.
Entre llanto y arrepentimiento.
Ya no hay manos
que se tiendan amorosas,
es pago… rebeldía,
necedad de mujer.
Sin prisa por sentarse a la mesa,
vacía de comensales de antaño.
Ahora temerosa…
llega la noche,
nadie cruza el umbral.
Nada alivia el cuerpo
de inocuas caricias.
Ansiedad imaginada.
Ciudad de ondulantes
pezones grises.
Ciudad dormida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario