jueves, 23 de octubre de 2014

Jorge Piñones Segovia-Chile/Octubre de 2014


EL PINGUINO SOLITARIO

               Se sentía feliz en esta condición de libertad, aún no había encontrado pareja porque era un pingüino joven.
               Cierto día, decidió nadar hacia el norte. Salía a la superficie sólo cuando era necesario. Así transcurrieron muchos días en que nuestro amigo, nadó, nadó, y nadó; hasta que un buen día se encontró con un inmenso grupo de focas que venían nadando en sentido contrario. Observó que todas estaban en parejas y se veían muy felices. A la distancia le saludaron alegremente.
            Después de este encuentro el continuó su ruta, pensando ¿cómo sería vivir en pareja y en comunidad?
     Se dijo: -Con toda seguridad estas focas ya disfrutaron de aguas más cálidas en el norte.-  De pronto, a lo lejos, divisó tierra. Aquello le produjo un vuelco en el corazón que empezó a latir más a prisa que de costumbre y apresuró también su deslizamiento por aquellas quietas aguas. Así, iba aumentando, poco a poco su prisa y mientras más se acercaba a tierra observó unos inmensos peces. Éstos, también se deslizaban a gran velocidad, pero en sentido contrario.
            Aquello le incomodó un poco, porque los veía muy decididos tratando de llegar a él. Decidió cambiar su rumbo pensando que lo atacarían. Tan pronto lo hizo, pudo observar, a una corta distancia, una gran aleta; no cabía duda alguna, aquello era parte de un gran tiburón y, eso sí, revestía un gran peligro.           
            El miedo se apoderó de él y sin saber como, nadó, nadó y nadó con más fuerza, en dirección de los peces que venían a su encuentro. Al llegar junto a ellos se sintió protegido porque estos eran peces nariz de botella, llamados delfines por los hombres.                       
            Los delfines, con sus giros rápidos, alejaron al tiburón del lugar, no permitiéndole acercarse. Y juntos, acompañaron al pingüino a conocer un paradisíaco lugar del norte. Él, muy feliz lo disfrutó, y observó con curiosidad que los delfines también vivían en parejas. De ver que aquello parecía bueno, decidió que a su vuelta a casa,  buscaría una pareja para vivir también en comunidad.
            

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