¿QUÉ FUE ESO?
Era una hermosa tarde de verano y el
calor se hacía insoportable. Mónica, se paseaba por el living con un visible
gesto de molestia. En un extremo del recinto, Arturo, acomodado en un sillón,
la contemplaba en silencio. Ya había agotado todos los argumentos posibles para
convencerla que saliesen en auto a recorrer la costa para distraerse y
refrescarse. La joven no se decidía, todo lo que el joven proponía, para ella
no tenía “brillo”. Optó por callarse y esperar pacientemente que ella decidiera
lo que deseaba hacer.
De pronto irrumpieron en la
habitación, Mariana y Gonzalo, quienes pasaban a invitarlos a pasear en su
vehículo. Luego de algún esfuerzo, Gonzalo consiguió convencerla, y todos
partieron a recorrer la costa en el auto de Arturo, por ser más económico. Se
fueron rodeando el camino costero desde Valparaíso hacia Quintero, Contando
chistes, riendo y haciéndose mutuas bromas. Ya el carácter de María había
mejorado y compartía con sus amigos. En Quintero recorrieron todas las playas,
pero, en su mayoría estaban saturadas de gente. Por ésto, prefirieron no
bajarse e ir al pueblo para entrar en una fuente de soda a servirse un
refresco. El lugar eran sencillo pero acogedor, por otra parte el calor había cedido
un poco.
De regreso decidieron que irían a
una playa deshabitada que estaba a mitad de camino. Al llegar cerca de Ritoque,
descubrieron un camino desolado y se internaron por él hasta la cercanía de la
costa. El auto se anduvo atascando en la arena, pero lograron sacarlo. Se
sentaron en la playa, respirando la agradable brisa marina, mientras contaban
historias mirando el atardecer. A Mónica le aterrorizaban las historias de
Arturo, siempre interesado en hechos paranormales y fantásticos. Sus amigos
siempre les hacían bromas al respecto.
La conversación estaba muy amena,
cuando de improviso, Gonzalo se levantó y miró hacia el cielo, luego, corrió
hacia el auto, junto con decir a sus amigos que miraran hacia arriba. Una luz
potente se desplazaba en círculos, sin precisar qué podría ser. Arturo, una vez
dentro del auto comenzó a prender y apagar las luces a manera de señas. La
circunferencia luminosa se acercó hasta colocarse encima de ellos
encegueciéndolos con su luz. El silencio era sepulcral y las luces del auto se
apagaron solas. Los jóvenes asustados se cogieron de las manos. Mariana, culpó
enojada a Arturo de haber llamado la atención de este objeto desconocido. Los
demás no acertaban a pronunciar palabra. Se sintieron observados por un tiempo
que les pareció breve, luego, el objeto emprendió retirada y se perdió en el
azul del anochecer.
El grupo reaccionó a los gritos de
Arturo, que pedía ayuda para rescatar el auto que la marea pretendía
arrastrarlo mar adentro. Ya repuestos, lo empujaron a tierra firme. Había
quedado sin batería, no podrían sacarlo al camino, por ello Arturo decidió
salir a pedir ayuda. Mientras esperaban su regreso, los jóvenes, comentaban lo
ocurrido y confesaban que estaban aterrados. Gonzalo y Mariana juraban que
había sido un objeto no identificado. Temblaban de sólo pensar que pudo
haberlos llevado. Arturo, pronto llegó con una camioneta cuyo dueño ayudó a
cargar la batería del auto. Sin confesarle la experiencia vivida, en relación a
la misteriosa descargada, sólo relacionándolo como una falla propia de su
vehículo.
Cuando lograron regresar, nadie
hablaba, cada uno estaba absorto en sus propios pensamientos. No se atrevían a
mirarse de frente. Una vez en casa de Mónica, se despidieron sin mencionar lo
ocurrido y ni siquiera lo contaron a sus familias. El secreto lo guardaron
celosamente, hasta ahora…
1 comentario:
... el carácter de María había mejorado.... Habría sido bueno saber quién era María ya que anteriormente no se mencionó como protagonista. Aparte de ese "detalle", el cuento es ameno pero con un final poco llamativo.
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