elogio de mi
camello
Mi camello, relámpago de oro y
seda,
el más bello presente que Alá
me hiciera,
no pregunta, pues nada sabe,
no protesta, pues nada espera;
sólo tiene corazón de viejo
amigo alado,
confidente único de penas y
quimeras.
Mi camello, latido de
voluntad,
avanza con su alma liviana,
destrozando espejismos
satánicos,
pisando a los espíritus
malvados
que huyen por angostas
grietas,
alertando a los escorpiones
dorados,
esperanza de esta confusa
tierra.
Si te monta el pirata infiel,
revuélvete y lánzalo contra
las mimosas;
si te hiere el mercader
traidor,
piérdelo detrás del horizonte;
si te maltrata el arpío
guerrero,
balancéalo en batalla hasta
que lo mueran.
Material del viento,
tiene vuelo, y no es ave,
compasión, y no es hombre,
y una cierta felicidad
al llegar la tarde.
Mi camello, pozo de paz y sal,
sufriremos extraviados por los
remolinos,
descansaremos juntos en medio
del oasis,
moriremos encontrados en
cualquier camino.
Yo quiero su compañía también
en el jardín eterno de Alá.
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