Llamándote.
Otro día más, otro silencio.
Mientras la tarde se deshace.
Las penumbras se acercan,
y el temor, casi infantil me invade.
Huyo, me oculto dentro de la ciega,
cortina de mi propia voz.
Te invoco en un rezo pagano,
para que tu espíritu ausente
me atrape, me lleve a lo alto.
Alba, sol, plumajes cantores
pueblan los aires y mi alcoba.
El embrujo se ha ido, vuelvo.
1 comentario:
Gracias Diana,por la gentileza de publicar mis textos.
Un saludo cordial!
Publicar un comentario