miércoles, 26 de noviembre de 2014

Ascensión Reyes (comentario libro)-Chile/Noviembre de 2014

“LA NOCHE BOCA ARRIBA”
DE JULIO CORTAZAR- ARGENTINO

            La historia comienza cuando un hombre joven sale de su hotel, se sube a su moto e inicia un viaje sin prisa alguna, gozando del panorama que se observa en esa mañana de sol. De pronto, una mujer al cruzar la calle sin fijarse, se atraviesa en su camino. Para no atropellarla, desvía el vehículo y pierde el control y junto con ello pierde la noción de todo. Cuando recobra el conocimiento se encuentra en un hospital. Aparentemente no tiene lesiones mayores, un tajo sangrante en su ceja y su brazo magullado. Sin embargo, en su vientre algo reclama, por ello le toman una radiografía y a la salida de la sala, colocan sobre su cuerpo, así como una lápida, una placa todavía húmeda.
            En su cama de hospital empieza a soñar y siente olores extraños. De improviso se encuentra convertido en un moteca fugitivo, huyendo desesperado de sus captores, los aztecas. 
Su mente es traída a la realidad por su vecino de cama quien le advierte de su desazón. Su brazo herido está enyesado y colgando de aparatos. En ese momento, el enfermo está con fiebre y lucha por no dormirse. Cuando llega la noche una sopa le sabe a banquete y vuelve a hundirse en el mismo sueño.
            El primitivo, sigue huyendo por la calzada de la ciénaga, hasta que hundiéndose en el barro, su mano toca el amuleto de su cuello en busca de protección. Espera el momento en que se cumpla el tiempo sagrado, él es parte de ese tiempo. De pronto, es tomado prisionero, no sin antes hundir su puñal en el pecho de un enemigo.
            La historia gira entre dos épocas y dos mundos diferentes. El primero es el mundo que conocemos y el otro el de un precolombino de México que huye para salvar su vida. Ambos personajes confundidos en una misma historia y en una misma persona. Hay un Narrador Omnisciente que cuenta este relato en ambos estados. Un verdadero trasvasije del mundo real con que comienza la historia, hasta convertir esa realidad en un sueño futurista, donde el hombre condenado a luchar por restablecerse termina por ser sacrificado en el altar de los dioses.
            El temple emocional está reflejado, por la descripción bien adjetivada de los momentos de tensión, apremio, la lucha de su organismo por la alta fiebre que lo agobia, y sus sensaciones de temor y miedo huyendo de sus captores.
            Su tono es dramático, la lucha del hombre por sobrevivir, refugiándose en un sueño que nunca se llega a saber si es futurista o retrospectivo, conciente el real del irreal y viceversa, hasta trastrocar ambos, terminando siempre boca arriba entre las hogueras.
Su lenguaje es descriptivo y sensorial, donde no faltan los entronques de esos mundos paralelos que el autor maneja a la perfección.
            Julio Cortazar, fue un maestro en la creación de situaciones extrañas que desembocan en un final abierto que podría suponerse trágico, pero que el nunca pondrá la palabra fin, ella es del arbitrio del lector.

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