“LA
NOCHE BOCA ARRIBA”
DE JULIO CORTAZAR- ARGENTINO
La
historia comienza cuando un hombre joven sale de su hotel, se sube a su moto e
inicia un viaje sin prisa alguna, gozando del panorama que se observa en esa
mañana de sol. De pronto, una mujer al cruzar la calle sin fijarse, se atraviesa
en su camino. Para no atropellarla, desvía el vehículo y pierde el control y
junto con ello pierde la noción de todo. Cuando recobra el conocimiento se
encuentra en un hospital. Aparentemente no tiene lesiones mayores, un tajo
sangrante en su ceja y su brazo magullado. Sin embargo, en su vientre algo
reclama, por ello le toman una radiografía y a la salida de la sala, colocan
sobre su cuerpo, así como una lápida, una placa todavía húmeda.
En
su cama de hospital empieza a soñar y siente olores extraños. De improviso se
encuentra convertido en un moteca fugitivo, huyendo desesperado de sus
captores, los aztecas.
Su mente
es traída a la realidad por su vecino de cama quien le advierte de su desazón.
Su brazo herido está enyesado y colgando de aparatos. En ese momento, el
enfermo está con fiebre y lucha por no dormirse. Cuando llega la noche una sopa
le sabe a banquete y vuelve a hundirse en el mismo sueño.
El
primitivo, sigue huyendo por la calzada de la ciénaga, hasta que hundiéndose en
el barro, su mano toca el amuleto de su cuello en busca de protección. Espera
el momento en que se cumpla el tiempo sagrado, él es parte de ese tiempo. De
pronto, es tomado prisionero, no sin antes hundir su puñal en el pecho de un
enemigo.
La
historia gira entre dos épocas y dos mundos diferentes. El primero es el mundo
que conocemos y el otro el de un precolombino de México que huye para salvar su
vida. Ambos personajes confundidos en una misma historia y en una misma
persona. Hay un Narrador Omnisciente que cuenta este relato en ambos estados.
Un verdadero trasvasije del mundo real con que comienza la historia, hasta
convertir esa realidad en un sueño futurista, donde el hombre condenado a
luchar por restablecerse termina por ser sacrificado en el altar de los dioses.
El
temple emocional está reflejado, por la descripción bien adjetivada de los
momentos de tensión, apremio, la lucha de su organismo por la alta fiebre que
lo agobia, y sus sensaciones de temor y miedo huyendo de sus captores.
Su tono es dramático, la lucha del
hombre por sobrevivir, refugiándose en un sueño que nunca se llega a saber si
es futurista o retrospectivo, conciente el real del irreal y viceversa, hasta
trastrocar ambos, terminando siempre boca arriba entre las hogueras.
Su lenguaje es descriptivo y sensorial, donde no
faltan los entronques de esos mundos paralelos que el autor maneja a la
perfección.
Julio Cortazar, fue un maestro en la
creación de situaciones extrañas que desembocan en un final abierto que podría
suponerse trágico, pero que el nunca pondrá la palabra fin, ella es del
arbitrio del lector.
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