EL PAVO REAL
No Genaro, no es cosa de un día. Hablamos de semanas,
meses, en realidad te rascaste las guindas toda tu vida, o al menos estos
primeros cuarenta y cuatro años, y perdoná si te lo digo con estos
términos burdos y güasos, pero a veces
la terminología de la calle marca mejor y concretamente un hecho que para
explicarlo llevaría muchas palabras correctas pero huecas.
Por supuesto es lo que vos elegiste para llevar tu existencia
y yo no tendría que meterme ni juzgarte ni darte consejos, pero permitíme que
como hermano mayor descargue mi bronca, al menos para salvaguardar la memoria
de nuestros padres que se pelaron el culo para mantener a sus tres hijos y
darles un futuro.
Vos te cagaste en ellos y en nosotros y con la herencia
subdividida del campo de Vicente Casares – en lugar de hacer una sociedad
familiar agropecuaria como soñaba papá -
se te dio por el rateo en una secundaria nunca terminada, el escabio y
el puterío en las continuas noches de boliche, el uso permanente de la caja de
ahorro que nos habían abierto a cada uno por separado para solventar gastos que
pudieran sobrevenir a las enfermedades y
muerte de los viejos.
Y acá llego al punto crucial que te quiero reprochar,
porque es lo que más duele a los Milanesi. Te olvidaste de los valores de una
cuna de esfuerzo y colaboración entre
todos que nació allá en la Emilia Romagna y que se desarrolló fuerte cuando
llegamos de chicos a la Argentina. Pero a vos jamás se te dio por el laburo ni
los lazos familiares. Tus objetivos eran otros y vaya si los fueron.
Ahora paseás manejando el último modelo cuatro puertas por
las calles de la vecina Cañuelas, desparramando orgullo de tu ascendencia
italiana que se hizo la América, vanidoso de la rubia que siempre te acompaña
seducida por tu billetera. Y por sobre todo arrogante, sin saludar a quienes
aún con mucho trajín
no han llegado a tu posición económica.
Ni que te estuviera viendo. Con el brazo desnudo fuera de
la ventanilla. Para que te envidien todos el tatuaje de pavo real. En eso sí
que elegiste bien. Llevás la marca en el orillo. Pero no de los Milanesi. Sólo
de Genaro.
1 comentario:
Buenísimo Luis, como toda tu narrativa!!!! y siempre con un poco de humor y con el saber contar. beso Josefina
Publicar un comentario