FEDERICO, luz clavel
Federico,
luz clavel…
te
imagino
por
desiertas callecitas
y por
amplias avenidas.
Vas
andando
fresco,
alegre
frente
en alto
luminoso,
perfumado
luz
clavel.
¡Quién
pudiera haber ido de tu brazo!
Recitando
con
voz clara
en
las siestas pueblerinas
y en
las noches de Granada
los
amores
de
mujeres y varones
despertando
libertades
con
tus letras
los
amores
de
mujeres y mujeres
descubriendo
corazones
con
metáforas
los
amores
de
varones y varones
entre
versos
y
canciones temerarias.
Quién
pudiera haber ido de tu brazo
recitando
¡tus
poemas, Federico!
(no
mis pobres garabatos).
Y si
el mal nos persiguiera
con
sus botas
(como
suele a los poetas)
e intentara
silenciarte...
¡A
correr, luz de clavel!
A
escapar con la belleza
y sus
navajas
donde
el mal pierde el olfato
y no
encuentra las palabras.
¡A
correr, luz de clavel!
Donde
el mal ya no se anime
a
callarte con sus balas
(como
suele a los poetas)
ni a
nombrarte
ni a
tocarte
ni
una ceja
ni tu
boca
ni
esos ojos de gitano
bien
parido
por
el Arte.
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