John Griffith London, conocido
literariamente como Jack London, tuvo una infancia mísera, plena de
dificultades y aventuras. En todas sus obras están presentes aquellos personajes desheredados de la sociedad, es
decir en sus relatos siempre hay parte de su vida que fue derivada a oficios
duros y peligrosos. A los 16 años se alistó como grumete, también cazó focas y
fue buscador de oro en el Yukón. Participó en 1904 como corresponsal en la Guerra de Manchuria, y
antes en Sudáfrica en el conflicto de los Boers.
Su vida fue corta nació en 1876 y se
suicidó a los 40 años.
ENCENDER UN FUEGO
Es uno de los cuentos clásicos de
Jack London. Esta historia se distingue por la descripción exacta de lugares
que el autor conoció, como así mismo de personajes duros, entrenados para
sobrevivir en el invierno ártico, en las infernales tierras del Yukón, ubicadas
en el extremo norte de Alaska.
Esta historia retrata a ese hombre
duro, ignorante, carente de imaginación, pero sin embargo demasiado audaz,
agudo observador y con un coraje a toda prueba. El protagonista no tiene
nombre, porque en cierta manera esa personalidad predomina en esas regiones de
hombres aguerridos. Se coloca como socio y oponente un infaltable compañero, un
perro, descendiente de lobos habituado en esos lugares de frío extremo.
Este protagonista masticando tabaco,
con simpleza de mente, carente de imaginación y audacia a toda prueba, cree
lograr atravesar solo, por la senda del ramal izquierdo del río Henderson,
desoyendo el consejo de un anciano del Arroyo Sulphur. Cree avanzar a buen paso
los 15 kilómetros
que lo separan de sus compañeros. Es media mañana y la temperatura es bajísima,
no los 25º bajo 0, que creyó en un primer momento, sino muchos grados más, casi
40; La visibilidad es escasa, no obstante, está seguro de llegar a las 6 de la
tarde a reunirse con sus compañeros, instancia que lo mantiene pendiente en su
lento avance. Sin embargo la naturaleza es más imprevisible que su
razonamiento, y después de múltiples inconvenientes debido al frío de la
tormenta de nieve que debe soportar; superior a la realidad humana, no así para
su compañero animal, en que el instinto supera al razonamiento y es capaz de
salvar su vida porque aquel cuerpo está adaptado por generaciones para soportar
estas contingencias.
Este relato está narrado paso a paso
por un narrador omnisciente que no omite detalle de la travesía de este
solitario caminante que se adentra en la región más peligrosa del Yukón,
soportando una tempestad inesperada. El escritor logra transmitir todas las
sensaciones y los apremios del hombre
haciendo una comparación entre hombre y bestia, donde el instinto habla con
mayor certeza que al hombre en su raciocinio.
La narración es descarnada, trágica
y pone al lector junto al protagonista, sufriendo el lento congelamiento de su
cuerpo al hundirse a media pierna en una vertiente, que aún el frío más intenso
no logra crear una superficie dura. Es menester encender fuego, pero sus manos
están congeladas y no responden, solo siente el olor a azufre y carne quemada
que son sus propios dedos. Las acciones van lentamente convenciéndolo que no
podrá lograr su cometido. Intenta matar al perro para encontrar dentro del
animal algo de calor, pero su cuerpo ya no responde. El animal logra zafarse y
surge la desconfianza observándolo desde la distancia. El perro advierte que no debe confiar en su
compañero de viaje, ya antes en la voz del hombre había captado el peligro.
Así poco a poco el protagonista va
sintiendo que no solamente sus extremidades no responden; quizá ya están
muertas, sino que además presiente que no llegará a destino y entonces aparece
el orgullo humano, al decidir recibir a la muerte con dignidad. Él sabe que la
muerte por congelamiento es apacible, por ello se sienta a esperarla mientras
en su mente vuelve a encontrarse con el anciano, reconociendo haber desoído,
sus consejos y finalmente se hunde en un sueño agradable.
El perro, de la raza que sea,
presiente la muerte y ante ella aúlla, posiblemente de temor, pero sin embargo, sabe cómo llegar al campamento
donde otros hombres le darán comida y calor.
Es una historia de una humanidad tal
que sobrecoge y hace meditar sobre la inteligencia del hombre sometido a los
apremios de la naturaleza y un animal que es capaz de sobrevivir solamente por
su instinto ancestral.
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