MONOLOGO DE
UN PEZ
Había un pez en la pecera, lamentándose de su suerte. Se
decía a sí mismo: ¡La pucha! ¡Qué mala suerte la mía! Desde el norte de Brasil,
por el río Iguazú iba con mi familia siguiendo la corriente libremente, feliz y
sin contra tiempos hasta que llegamos al
río Paraná.
Allí, sorpresivamente caí prisionero en las
redes de déspotas comerciantes y desde entonces mi destino cambió por completo.
Me llevaron a un acuario junto a otros bonitos
peces que seguramente provenían de ríos distintos; ya que los había de muy variadas especies.
Más allí, el único de los anostómidos era yo. Me sentía muy solo, extrañaba enormemente a mi familia. En un
primer momento sufrí un susto terrible, confundí a una Palometa Moteada con una piraña. Una
pacífica Colita Dorada me tranquilizó. Me informó, que de quiénes más debía
cuidarme eran de la Tararira, que tiene una dentadura nada envidiable a la
Piraña y del feroz Cynolebias llamado “dientes
de perro”, del viejo calíctico Limpiafondos y del carácido Pájaro Rojo nada tenía que temer.
Ya estaba
aclimatándome a ese lugar, incluso la compañía de los otros peces me era grata,
cuando un día, - seguramente sería domingo- mucha gente visitó el acuario.
Y… un pibe que aproximadamente tendría unos 10 años, se encaprichó conmigo. “Mira papá, que pez tan bonito, su cuerpo
tiene franjas plateadas qué forman la palabra Jyki.”
Ese fue mi
último día de permanencia en el acuario. Me trasladaron a un recipiente con tan escasa agua; que temí
quedarme sin oxígeno en muy breve tiempo. Por suerte no fue así; mi nuevo
destino no estaba lejos.
Desde entonces,
aquí estoy, solo en esta hermosa pecera.
No me falta espacio para nadar en posición oblicua con la cabeza baja como lo
hacemos todos los Jykis. Me cuidan y me tratan bien. Pero la soledad en que me
encuentro, a pesar de que soy la atracción de todos los que visitan la casa; me
embarga de tristeza.
Hoy vino la
abuela a conocerme. Creo que es la persona más maravillosa del agua y la tierra. Puso el grito en el
cielo cuando vio que estoy solo. Parece
que también a ella, alguien la separó del compañero. Comprendí que decía:
“¿Tienen acaso la más mínima idea de lo
que significa estar solo?” Para la Navidad,
yo les regalo una pececita”
Moví las aletas
con más ligereza y mis burbujas eran un canto de esperanza.
Solo tengo una
incógnita: ¿Faltará mucho para la Navidad?
2 comentarios:
Querida amiga Trinidad: claro que es feo estar solo !!! Una muy buena similitud con las situaciones y sentimientos humanos. Hermoso !!!, besitos Horacio y
Bellísimo y lleno de ternura este relato Trini Me encantó!!!!!!!!
Besosss Josefina
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