miércoles, 21 de enero de 2015

Luciano Cavido-Argentina/Enero de 2015



EL CIEGO

 

Ingrato es oponer a mi mirada
(Mi mirada de estrellas y de fuego)
De la pobre mirada de los ciegos;
De polvo, de cenizas y de nada.

Esta tarde de sol, oscura y triste,
Camino sobre tierra o sobre asfalto.
Un pájaro me observa de lo alto
Como un dios que no veo y que no existe.

La voz de una muchacha me intimida
En un mundo de voces. Tan sencillo
Es ver lo que ha de ver mi Lazarillo,
Que olvido lo que soy en esta vida.

Soy ciego. Es la verdad. Así fue escrito.
Piedad no he de pedir. No es menos pobre
La vida del que ve salir la luna.

Ni el mar es para mi menos salobre.
Ni  amar a una mujer, menos fortuna.
Ni el invisible Dios, menos bendito.

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