lunes, 18 de enero de 2016

Cristina Brito Altamira-Argentina/Enero de 2016



El encierro de la paloma                                                                               

Ave tierna,
pacífica criatura,
por un extraño giro del azar
quedaste condenada
al encierro inesperado.
Tu cuerpecillo impotente se agitaba
contra el techo desconocido.
Tus aleteos inútiles,
una y otra vez,
sonaban a temor y angustia.

Tú, que eres el símbolo que exhiben
los que anhelan la paz,
te batías en violento duelo
con lo inexplicable.
Ave sencilla, inocente
atrapada por el absurdo.
Tus alas estaban ciegas
sin poder encontrar el rumbo
hasta que una mano humana
se apiadó de tu triste lucha
y te tomó para entregarte
al aire al que perteneces.
Adiós, paloma,
ave distraída, visita inesperada,
¡Adiós!

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