Rolando Revagliatti |
Entrevista
realizada a Rolando Revagliatti por Luis Carlos Escobar, publicada con
el título “Aquí, allá y en todas partes” en el Nº 52, invierno 2011, de la
revista literaria “La Avispa”
de la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, la Argentina, dirigida por
Marcela Predieri.
La Avispa: Has sido lo que en el ambiente
se denomina “un hombre de teatro”: ¿qué pasó con esa condición tuya?
RR: Después de mi impetuoso y lejanísimo período de
prenderme en cuanto proyecto me ofrecieran, comenzando en los últimos meses de
mi extenso período de formación actoral con Carlos Gandolfo y con Berta Roth
–ambos, impresionantes didactas- y de dirección teatral, fui siendo sordamente
derrotado por el hartazgo que me inferían tantas horas de ensayos y de memorización
de textos y de luchar con los actores cuando he dirigido –no tengo la pasta de
líder que me hubiera sido de provecho- y con la propaganda y surtidos recaudos
para los espectáculos y con aquellos que no llegaron a estrenarse por
desaparición canallesca de su productor o por desánimo del elenco. Asumí que
correspondía que resignara mi afán por profesionalizarme. Seguí produciendo,
dirigiendo y actuando más tarde, cuando yo ya estaba afirmándome en otras
lides, hasta que también se me cortó ese hálito, la Asociación Argentina
de Actores me dio de baja y fui encarnando al escribiente-escritor que vengo
siendo y recién desde 1986 u 87, tímidamente, estimulado por el que me dieran
bolilla revistas del nivel de “Hora de Poesía” de España y por los espaldarazos
que recordaba de parte de destacados dramaturgos en los setentas, a propósito
del sesgo desconcertante de mis piezas de teatro (de las que como tales, con
correcciones, cinco validé, de las veintiuna que escribí por entonces).
La Avispa: ¿Te considerás un poeta
social?
RR: Me considero un escrutador a
quien ,valido de palabras, a veces se le impone algo de un orden poético
social. Así es como algunos de mis libros (“Desecho e izquierdo”, “Viene junto
con”...) cobijan mis acercamientos anti-imperialistas, críticos, sardónicos, en
los que la institución policial no está ausente, ni faltan los mierdosos que se identifican
con sus verdugos.
La Avispa: Me llamó la atención tu método de
escritura referida a largometrajes: ¿Cómo fue esa experiencia?
RR: Al cinéfilo que desde los 14 años
deglutía casi todo el cine europeo y que a los 22 se recibió de Realizador
Cinematográfico en la
Asociación Cine Experimental (en la ciudad de Buenos Aires),
y que intervino (bolos o un papel secundario) en tres largometrajes y que
protagonizó o co-protagonizó una
veintena de filmes publicitarios, y que desde hace casi tres décadas consume
junto a su esposa no menos de trescientas películas anuales, lo provocó la
posibilidad de concebir textos poéticos a partir de filmes (335 en los libros
“Trompifai”, “Fundido encadenado”, “Tomavistas”, “Picado contrapicado”). Y unos
cuantos a partir de actores y directores, incorporados a los volúmenes citados
y a otros (“Obras completas en verso hasta acá”, “Historietas del amor”...). No
reconozco un único método de escritura
referida a filmes. Es fácil advertir que me he posicionado diferentemente a la
hora de encarar mis incursiones.
La Avispa: ¿De tus cuatro poemarios
éditos sólo en soportes electrónicos, ¿hay alguno a ser editado en soporte
papel próximamente?
RR: No durante 2011. Pronto aparecerá
la cuarta edición de mi poemario más breve, “Pictórica”, en formato libro (más
de mil ejemplares en formato pequeña carpeta han constituido las tres ediciones
anteriores). También “Tomavistas”, “Leo y escribo”, “Ripio” aguardan sus
ediciones “definitivas” en formato libro, con lomo e ISBN y prólogo o epílogo y
solapas (pensando en estos tres, tenemos unos dos mil ejemplares distribuidos
en formato pequeña carpeta). Ya veremos en cuáles de los años próximos saldrán
en soporte papel “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo”, “Infamélica”,
“Viene junto con” y “Habría de abrir” (entiendo que un número interesante de
personas e instituciones los han impreso y anillado, puesto que se encuentran
disponibles gratuitamente no sólo en www.revagliatti.com.ar ).
La Avispa: Te comento que de los MP3 con
poemas de tu autoría que he llegado a escuchar, el que prefiero es “El Arte de
Amar” recitado por Patricia Ortiz. ¿Cómo fue el proceso de gestación de tantos
audios, la mayor parte de ellos grabados por vos, dando a conocer textos tuyos
y ajenos, otra parte grabados por María García, José Ángel Pérez Berasategui,
Patricia Ortiz, David Morales, leyendo textos de tus libros, así como de tantos
videos obtenidos, principalmente, en ámbitos públicos de literatura y subidos a
tu canal en YouTube?
RR: Los grabados por las personas que
has mencionado, han llegado a mí remitidos por ellos. Me consta que también han
dado a conocer por radio textos de mi autoría los poetas Alfredo Andrés,
Liliana Chávez, Gabriel Impaglione, María Dolores Lucero, Leandro Calle, Elena
Fazio, Carlos Cúccaro, Osvaldo Spoltore, Fabián Iriarte, Nerina Thomas, entre
muchos otros a lo largo de los años, por supuesto, así como los locutores
Liliana Daunes, Quique Pesoa, Carolina Francisco, etc., pero sólo de algunos
tengo en mi equipo los respectivos programas radiales de los que alguien que
sepa, en algún momento, me armará MP3, los que podrán, entonces, seguir
socializándose. En cuanto a los grabados por mí, Luis, lo han sido en un
pequeño estudio suburbano, o por mi amigo, el escritor Daniel Battilana. Están,
además, los obtenidos a través de grabaciones realizadas “en vivo” en espacios
públicos y los editados desde la grabación en video (y pasados a DVD) del
espectáculo teatral en base a textos no dramáticos titulado “Versos
Per-Versos”, que yo armé, produje, dirigí, y en el que actué junto a otros
cuatro actores, en 1982, y donde “desconvencionalizamos” a George Trakl, Daniel
Giribaldi, Federico Nietzsche, Xavier Forneret, Fernando Pessoa, Alfredo
Veiravé, Evaristo Carriego, Salvador Dalí, Antonin Artaud, Monique Wittig,
Cátulo Castillo, Alicia Dellepiane Rawson, Roberto Raschella, Ronald Laing,
Henri Michaux, José González Carbalho, Allen Ginsberg, Manrique Fernández
Moreno, Rafael Alberti, etc. (Interrumpo acá la respuesta: ser exhaustivo
requeriría de demasiado esfuerzo de mi parte y de demasiado espacio en “La Avispa”).
La Avispa: En tanto en tus talleres
literarios incluís la posibilidad de mejorar la expresión oral de textos en
Ciclos y Cafés, ¿nos contarías algo sobre este aspecto?
RR: Procuro que aquellos talleristas
inhibidos de vocalizar y proyectar la voz, se animen a regodearse con ese modo
de trasmisión. Insto a que tomen nota de cuántos poetas leen muy bien, jugados,
y cuántos atentan contra su quehacer desestimando al público, como burócratas,
abusando de la monocordia, o “para adentro” (por favor, un ensayista que se
aboque a un relevamiento de esta arista, a investigarla a esta arista
sintomática, abastecida por quienes suelen explicitar que temen aburrir al
auditorio y maldisponen con sus disculpas y ñoñerías). Insto a que lean
paladeando los vocablos, a que en el taller lean en voz alta sacudiéndose lo
que sea que los encorsete, a que descubran que deben intencionar la
expresividad desde lo que cada uno es o puede.
La Avispa: ¿Cómo ves la poesía actual en
Buenos Aires?
RR: No registro algo diferente a lo
que siempre debe haber sido: conformistas que cada cien versificaciones logran
un destello válido, propio y del que no tienen conciencia; poetas con
plausibles recursos técnicos y navegando en la estandarización, de parte de los
cuales es posible rescatar poemas logrados generalmente de pocas líneas; poetas
con una producción que uno sigue juzgando sorprendente, interesante,
provocativa, lúcida.
La Avispa: ¿Podés contarme algo de tus
textos eróticos?
RR: Los tengo sutiles, los tengo
sesgados, los tengo tangueros, los tengo bruscos. Los tengo desde la primera
persona del femenino, los tengo desde la primera persona del masculino
homosexual, los tengo obsesivos, los tengo histéricos, los tengo onanistas. Los
tengo reunidos y desperdigados.
La Avispa: ¿Cómo definís tu poesía?
RR: ¿Cómo mi poesía me define?
La Avispa: ¿Cómo encontraste ese fraseo corto, ese
coloquialismo?
RR: Será por mi arraigo en el vistoso
puerto de Santa María de los Buenos Ayres. Prolongados lapsos juveniles abocado
a levantes callejeros indiscriminados y prolongados lapsos de adultez a la
pesca de minas predispuestas a romances conmigo. Todo un transcurrir en los
cien barrios de esta megalópolis y sus aledaños. Todo un transcurrir acamalando a un soterrado cantor de
milongas y valsecitos. Todo un transcurrir abrazando mujeres que conmigo
bailaban canyengue en mi cabeza.
La Avispa: ¿Cómo es la vida de Rolando Revagliatti?
RR: En el infierno que la vida es,
según Enrique Santos Discépolo, la mía la curso con bastante coherencia:
sostengo mis escrúpulos, no traicioné mis convicciones y no perdí de vista al
enemigo, no me bandeé; disfruto de la satisfacción de ser, en gran medida, lo
que practico y practicar lo que soy, vivir viviendo –como postula un
contemporáneo líder venezolano-, tomo más leche que vino y no porque le tema al
vino (confieso que me entusiasma el licor de huevo) sino porque siempre preferí
la leche de vaca, hago la mía sin joder, voy despidiéndome (y desprendiéndome)
de gran parte de mi biblioteca tras últimas lecturas de libros de autores que
me han venido acompañando, me percibo realizado como co-fundador de mi familia,
le imprimo algún toque a mis emprendimientos, me reconforta saber que he
sido joven cuando me tocó serlo y no ahora.
La Avispa: ¿Qué
te produce advertir que tu obra llega a muchos lectores, en parte en numerosos idiomas, no sólo a
través de las ediciones de tus libros en soportes papel y electrónicos, sino
que, en cientos de publicaciones periódicas gráficas y en los últimos años, en
cientos de Sitios y revistas digitales, blogs, boletines y listas-e de
literatura?
RR: Ocasiones de ponerme en el lugar
de los lectores que me leen (de entre
los insoslayables, Sartre bocetó esta escena), de los modelos de lectores que
me leen: identificándose o en transferencia, estereotipados o descolocados,
asomándose o tirándose, envidiosos, recelosos o distantes.
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