miércoles, 20 de mayo de 2015

Luis Tulio Siburu-Argentina/Mayo de 2015



ESE VINO



Fueron novios. Allá, cuando ambos compartían la música de Los Fronterizos, el neorrealismo italiano, el acné, el teatro independiente del SHA y la Plaza Congreso para gritar por la educación laica. Luego la facultad, el trabajo, otro abanico de amistades, les fueron ampliando a ambos el mundo, los miedos, las oportunidades, las dudas. Por eso un día, casi sin querer, tiraron las cartas que se habían intercambiado y desde entonces han arrojado a la basura más de cincuenta calendarios.
El salón de Las Violetas de Rivadavia y Boedo, aquél que miraban desde afuera tomados de la mano porque no alcanzaba para un té con masas, hoy los recibe adentro para cenar y les acepta la tarjeta de crédito. Símbolo de gente mayor que ha crecido económicamente pero que ha perdido en el camino varios amores.
Uno de ellos precisamente – quizás el primero – es el que intenta reaparecer entre ese roce de manos, la mirada triste y vieja pero esperanzada y ese vino, ese vino que como bien dice Neruda en su estatuto, puede que surja…”cantando cantos de intención nupcial…”.

2 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

LUIS, EL PASO DE LOS AÑOS DAN CIERTOS PERMISOS CUANDO, EN REALIDAD, YA SE HA PERDIDO EN EL CAMINO LA FRESCURA INICIAL. ABRAZO

Josefina dijo...

Muy lindo tu relato Luis !!

beso Josefina