MARTÍN, EL PESCADOR
estaba Martín, el pescador,
su abuelo dominando con la piragua al mar
y él con sus manos a la inquieta red.
Cuando niño, el pobre Martín reía, se alegraba
por jugar en la cálida y rumbera playa de Santa Marta,
pero el tiempo ya no le alcanza,
ni siquiera para sentarse a recordar tan buenos momentos.
Él anima su jornada, con el ritmo de una buena cumbia
regresa a su casa, llevando la pesca del mar a la mesa,
se sienta muy cómodamente en la hamaca,
mientras da forma a su voz, en forma de canción.
Él no le quita esperanzas a su vida,
a esa vida cubierta de vendavales marinos...
él ansía llegar al cielo, para ser pescador de hombres,
como mencionó alguna vez un magnífico,
augusto y celestial hombre
que amó a la humanidad.
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