Susana Romano Sued: sus
respuestas y poemas
Entrevista realizada por Rolando
Revagliatti
Susana Romano Sued nació el 27 de mayo de 1947 en Córdoba, capital de la provincia
homónima, donde reside, la Argentina. Es Licenciada en Letras Modernas (1971) y
Licenciada en Psicología (1988) por la Universidad Nacional de Córdoba, así
como Doktor der Philosophie (1986) por la Universidad de Mannheim, República
Federal de Alemania. Desde 1990 es profesora titular de Estética y Crítica
Literaria Moderna en la Facultad de Artes de la UNC. Pertenece desde 1997 a la
carrera de investigador de CONICET Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas, en la que ha obtenido la categoría de Investigadora
Superior. Ha participado en congresos nacionales e internacionales y ha dictado
conferencias, cursos y seminarios en universidades de Sudamérica, Estados
Unidos, Canadá, países europeos y Japón, además de formar parte de cuerpos
académicos y científicos de numerosas universidades de su país. Fundó y dirigió
entre 1989 y 1999 la revista “E. T. C.”, de ensayo, teoría, crítica, de la
Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, recibiendo en 1992 y 1994 la
Distinción Máxima de Docencia e Investigación de dicha universidad. En el
género ensayo publicó tres libros que recibieran el Premio Fondo Estímulo
Editorial de la Municipalidad de Córdoba: “La
diáspora de la escritura. Una poética de la traducción poética” (1995), “La escritura en la diáspora. Poéticas de
traducción” (1998) y “La traducción
poética” (2000); además, “Travesías,
estética, poética, traducción” (2003), “Consuelo
de lenguaje” (dos ediciones: 2005 y 2007). “Dilemas de la traducción”, obra de ensayo que fuera distinguida
con Mención Especial del Ministerio de Cultura de Buenos Aires, se encuentra en
proceso de edición en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fueron
editados sus poemarios “Verdades como
criptas” (1981; Primer Premio en el Certamen Nacional de Poesía “Luis José
de Tejeda”, de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Córdoba), “El corazón constante” (1989), “Decantar” (1990; Premio Publicación Antología Ediciones
del Dock),“Escriturienta” (1994;
Premio Fondo Estímulo Editorial Municipal), “Nomenclaturas
/ Muros” (1997), “Algesia” (2000),
“El meridiano” (2004), “Journal” (2009), “Parque temático” (2011), “Algo inaudito pasa. Antología personal” (2014, Colección Itinerarios
de la Universidad Nacional del Litoral). Poemas suyos, algunos traducidos a
varias lenguas, fueron incluidos en volúmenes colectivos: entre otros, “Lyrik aus lateinamerika”, 1988,
Frankfurt; “Ireland poetry”, 2003; “En el país de los sueños posibles”,
México DF, 2008. En 2007 se publicó su novela “Procedimiento. Memoria de la Perla y la Ribera” en la Editorial El
Emporio, que la reeditó en 2010; en 2012 la Editorial Milena Caserola / El
Asunto, publicó una edición crítica provista de prólogo y posfacio, la cual
obtuvo la subvención Prosur para su publicación en alemán, editada por Abrazos
Ediciones, de Stuttgart. Prosur seleccionó también “Algo inaudito pasa”, volumen publicado bilingüe en francés y
castellano a través de la editorial Reflet de Lettres, dirigida por Bernardo
Schiavetta, quien supervisó la traducción llevada a cabo por Didier Coste. Fue
la cordobesa Editorial Babel la que en 2012 publicó su libro de relatos “Rouge”, y en 2013 “Amazonia Central”, antología con estudio crítico de cuentos de escritoras
de Córdoba, distinguida con el auspicio del Premio Universidad de Córdoba 400 Años,
de la que ha sido compiladora.
1 — “Las hablas babélicas de los familiares: padres, abuelos, tíos,
primos.” Así comenzás a responder en 2011 un cuestionario de tu coterráneo,
el poeta Alejandro Schmidt.
SRS — Dada
la condición multilingüe de mi familia, en la que el árabe, el ladino, el
hebreo, el idish, el inglés y el francés concurrían en charlas y lecturas, en
canciones y bailes, en recitados y cuentos provistos por los mayores, a
nosotros, descendientes de distintas generaciones, desde temprana edad me
interesé por la lectura, la escritura y la traducción, actividades que
practiqué en forma continuada en múltiples géneros. Mi inserción en la
comunidad social a partir de la escuela y la universidad, en calidad de
estudiante y docente han sido y son el marco de desarrollo de mi escritura y
del fortalecimiento de los vínculos de dichas instituciones con la sociedad,
estableciendo y profundizando sus intercambios y lazos de múltiples y variadas
maneras. Practiqué la escritura de la poesía ya desde la escuela primaria,
alentada por maestros y por mis padres, quienes poblaron de libros y
enciclopedias los anaqueles de nuestra biblioteca familiar. Estudié y aprendí
francés, inglés e italiano, en institutos y academias, concluí la escuela
secundaria en New Jersey, y traduje desde muy joven a poetas de esas lenguas,
escribiendo yo misma poemas en inglés, que se publicaron en el periódico de mi
escuela de Woodbridge. Siempre palpitaron en mí el ritmo, la melodía, las rimas
de la poesía.
2 — Quedó mencionado en la
presentación que tu primer libro obtuvo un primer premio.
SRS — Sí, reúne
textos escritos desde 1971 hasta 1980; en realidad son tres libros en uno.
Constituyó un aliciente y un impulso fructífero para mi desarrollo artístico y
profesional, contribuyendo al logro de una beca de Doctorado en Alemania, en
tiempos de la dictadura cívico-militar de nuestro país. Miguel Delorenzi,
artista diseñador, fue quien me acompañó en esa aventura, que tuvo tanto de
desventura como de fortuna, pues tuvimos que “declarar” sobre el contenido y la
portada del libro ante los agentes de inteligencia de la dictadura, pues
deducían del título, “Verdades como criptas”,
de los nombres de algunos poemas, y del diseño de la tapa, una fotografía de un
muro con unas marcas de tiza hechas por Delorenzi para la diagramación, que
podría tratarse de un libro subversivo, con códigos cifrados y mensajes para la
guerrilla. Nos interrogaron en los sótanos de la imprenta municipal, nos
obligaron a modificar la imagen de tapa, y el libro se imprimió un año más
tarde, con una tirada que fue menos de la mitad de lo que correspondía por el
premio. Fue muy amargo. Con el libro marché hacia Heidelberg, donde tuvo su
primera presentación honrosa, y de donde surgieron traducciones que luego
integraron antologías alemanas. En 2011 se realizó el evento conmemorativo “A
30 años de Verdades como Criptas” en un panel de ética y estética en el marco
de la Feria del Libro de Córdoba.
Como estuve un par de años bajo vigilancia, y sin acceso a instituciones
públicas de pensamiento (universidad, academias, escuelas, etc.) me vi obligada
a trabajar en el comercio, vendiendo bijouterie y accesorios. Hasta que pude
emigrar con mi familia (esposo e hijo de cinco años) a Alemania, donde viví
seis años. Durante ese exilio pude perfeccionarme en todos los aspectos,
estudiando, comparando y difundiendo literatura de mi provincia, de la
Argentina y de América Latina en el contexto de las producciones alemanas y
europeas, alentando con ello mi propia escritura. En ese contexto di a conocer
la situación de nuestro país durante el terrorismo de estado, las purgas de las
bibliotecas, cuyos títulos eran leídos en el exterior. De esa estancia surgió
mi obra “Males del sur”, ciclo de
poemas que capturan el escenario del horror; uno de sus poemas, “País de las
sombras largas”, obtuvo una distinción de la Secretaría de Derechos Humanos en
1985. Y más tarde, en 1994, fue un capítulo del poemario “Escriturienta”.
Retomando la
experiencia en la dimensión académica,
mi desarrollo y perfeccionamiento en el
exterior, en calidad de docente e
investigadora, me permitieron obtener los títulos de Doctora en Filosofía,
Letras, Psicología y Pedagogía, así como de Traductora Diplomada de varias
lenguas, lo cual alimentó a su vez mi desarrollo escriturario, en los géneros
de poesía, narrativa, ensayo, drama y canción. La investigación comparada entre
poesía alemana y argentina, las cuestiones del vertido de una lengua a la otra,
problemática que fue el tema de mi tesis de doctorado, ha sido una cantera
importante para mi entera producción en todos los géneros, que entiendo que
pueden ser separados relativamente.
3
— ¿Cuándo te reintegraste a la UNC?
SRS — En
1987, como profesora de Teoría Literaria, y luego de Estética y Crítica
Literaria Moderna. Me ocupé de vincular la institución universitaria con la
comunidad, organizando ciclos y talleres de lectura, escritura y discusión, en
centros culturales, en Ferias del Libro, en cursos de extensión, en charlas y
conferencias en colegios profesionales, con distintos actores de la sociedad,
como artistas plásticos, músicos, psicoanalistas, docentes, estudiantes,
comunidades y centros vecinales barriales. A la vez que introduje en las
cátedras un espacio para las producciones de literatura de Córdoba, de nuestro
país y de América Latina, así como di lugar a producciones del hemisferio norte
y Europa, de las cuales en muchos casos hice las traducciones, para ponerlas a
disposición de colegas y estudiantes con la intención de enriquecer nuestro
medio educativo con el intercambio. Destaco, a manera de ejemplo: la creación y
dirección de la Revista “E.T.C.”, promoviendo la publicación de trabajos
académicos nacionales e internacionales, y el ciclo “Poeticón”, que diseñé y
organicé en la década de 1990 en el marco de la programación de la Feria del
Libro de Córdoba; los talleres de la Fundación FoCo Cultural en Villa Azalais
con el programa PRIMER (Programa de Recuperación de la Identidad y la Memoria
en Redes), en conjunto con Radio La Ranchada y con auspicio de Desarrollo
Humano de la Municipalidad de Córdoba. Asimismo, el ciclo 2005 y 2006
Itinerarios Literarios, “La Cocina de la Escritura” y “Programas de Escritura”,
auspiciado por la Fundación Osde. Fundé y dirigí y aún dirijo el sello
editorial “epoKé”, que alberga volúmenes importantes de producción intelectual
y cultural de autores argentinos y del exterior.
4 — Hay un par de títulos que me
resultan por demás atractivos: “Topologías de los inclasificables en ‘Sobre héroes y tumbas’ de Ernesto
Sábato” y “Amazonia Central”.
SRS — Por el
primero tuve la satisfacción de obtener con ese estudio de la obra de Sábato el
Premio Internacional de Ensayo “Lucian Freud” 2007; posteriormente, en 2008,
integró en versión ampliada el volumen crítico de la obra “Sobre héroes y tumbas”, coordinado por María Rosa Lojo y editado
por la Colección Archivos Poitiers / Alción-Córdoba. Un trabajo arduo y
riguroso que llevó adelante María Rosa, superando innumerables dificultades
hasta cernir ese volumen imprescindible para la historiografía de la literatura
argentina. “Amazonia Central” está
provista de un estudio crítico de mi autoría sobre el género “antología”, así
como de comentarios sobre cada uno de los textos. Es el resultado de una larga
investigación y numerosos intercambios con las autoras, que me llevó tres años
de trabajo. Ofrece, además de los cuentos y el estudio crítico, una viñeta
autopoética de las autoras, en las que cada una responde a la pregunta: ¿cómo
concibe un texto?
5 — Es desde 2012 que participás
activamente en el proyecto del Archivo Provincial de la Memoria “Los Tiempos
del Exilio”.
SRS — Allí
he aportado mi trabajo en defensa y consolidación de los derechos humanos,
contribuyendo con ciclos, escritos, charlas y debates abiertos a la comunidad,
y con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la UNC. El programa incluye la
conformación de un Álbum del Exilio, en el cual ex-exiliados brindan sus
testimonios acerca de esa experiencia, en muchos casos enriqueciendo con
fotografías, dibujos, objetos, recuerdos, afiches de sus propios acervos. En
ese mismo marco hemos realizado “Los hijos del exilio”, justamente con la
presencia de hijos de exiliados que nacieron en el extranjero, la muestra de
“Libros prohibidos” y la publicación del “Diario
de la memoria”. Éstas son algunas de las actividades que se desarrollan en
el Archivo Provincial de la Memoria.
6 — Contemos que fuiste
secuestrada el 24 de junio de 1977 y llevada al Campo de la Ribera, donde
permaneciste hasta mediados de agosto de ese año. Y que debiste declarar en
octubre de 2014 ante el Tribunal Federal Nº 1 por “El caso Mackentor”, una
empresa apropiada de manera extorsiva por los militares. Y esto lo enlazo con
que nuestros lectores podrían hallar numerosos comentarios en tu Sitio sobre la
novela —¿por qué experimental?— “Procedimiento.
Memoria de la Perla y la Ribera”.
SRS — En
realidad deberíamos llamarla “experiencial”, citando la expresión que Silvia
Hopenhayn utilizó cuando presentamos en la ciudad de Buenos Aires la edición
2012 de la novela, junto a Luisa Valenzuela (autora de una de las contratapas)
y Susana Cella, en el Centro Cultural de la Cooperación a fines de 2013. El
experimento consiste en una dislocación de lenguaje en varios niveles, como por
ejemplo en la gramática, la supresión de todos los artículos determinados e
indeterminados, que se semantizan en tanto figuran la supresión de lo humano;
el abundante uso de gerundios que fónicamente resuenan como endecha o elegía,
un continuum
coral que se corta abruptamente mediante diálogos cuasi dramáticos. Hay también
una lista de nombres propios que son anagramas de nombres verdaderos de los
represores. Así como el recurso de la dislocación temporal, pues comienza con
el día tres, sigue con el día ocho, hora setentaiseis, de modo que se puede
iniciar la lectura en cualquier parte del libro, pues su estructura es
espiralada. Se trata entonces de un verdadero experimento fono y
morfosintáctico, semántico, retórico y de estructura discursiva, que hace de la
experiencia real un texto ficcional-poético. La obra ha sido estudiada y
comentada abundantemente desde su primera edición, fue objeto de seminarios en
universidades nacionales e internacionales, temas de tesis de grado y posgrado,
está traducida al inglés, parcialmente al francés y al italiano, y en este
momento está siendo traducida al alemán.
7 — Has dirigido programas
multilaterales nacionales e internacionales de investigación sobre las
estéticas y la teoría de la traducción literaria, sobre las relaciones de la
ciencia y la cultura con el pasado histórico, etc. ¿Es en la actualidad que
estás dirigiendo un proyecto interuniversitario internacional o ya está
concluido?
SRS — Efectivamente
llevo desde hace décadas la investigación acerca de la importación de discursos
bajo la rúbrica “Aduanas”, pensando la traducción, el traducir y lo traducido
como el núcleo fundamental de los saberes en nuestra cultura. En abril de este
año tuvo lugar el II Simposio Internacional “Aduanas del Conocimiento”, con
participación de estudiosos de la Argentina y de otros países que han
investigado la importancia de la traducción en la constitución de las
disciplinas, sus categorías y sus metodologías, así como en la creación de lo
que conocemos como literaturas nacionales.
Es muy interesante constatar que al mismo
tiempo en que vivimos en un mundo de traducciones (y hoy con la web más que
nunca) desde los más remotos tiempos —acaso desde el desastre de Babel…—, y sin
embargo no reparamos específicamente en ello. En el terreno de las prácticas
teóricas, esto es muy notable puesto que los aparatos bibliográficos en su
mayoría provienen de otras lenguas, son traducciones (cuando no se usan
directamente en idioma original, como suele ocurrir con varias de las ciencias
llamadas exactas, físicas y naturales). En el campo literario hemos leído y
leemos las obras clásicas de variado origen siempre en traducciones. Una
práctica naturalizada. Es realmente milagroso que a lo largo de los milenios
las obras atraviesen toda clase de fronteras empezando por las lingüísticas.
Cruzan geografías, épocas, miradas y contribuyen tanto a la fundación de
géneros, discursos, movimientos, perspectivas en los ámbitos de llegada.
Estoy dirigiendo también un proyecto sobre Metapoéticas de literatura de
la Antigüedad Grecolatina y de las letras y las artes de la literatura
argentina y latinoamericana, auspiciado por la Secretaría de Ciencia y Técnica
de la Universidad de Córdoba y por Conicet. Estos proyectos están radicados en
el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad,
CIECS-CONICET-UNCOR, en el marco del Programa Multilateral Interdisciplinario
EST/ÉTICAS, que dirijo desde hace varios años y que articula proyectos
asociados internacionales como el de la UNAM-MÉRIDA, sobre Poéticas y
Pensamiento, el de ÉTICA Y ESTÉTICA en la literatura y las artes que dirijo en
conjunto con la Universidad de Artes Visuales de Hamburgo, entre otros. Por
otra parte, soy responsable junto a tres investigadoras de CONICET del proyecto
“El cine que nos empodera” y que investiga las producciones audiovisuales del
conurbano bonaerense y las del cine independiente de Córdoba.
8 — Es a quien ha traducido obras
teóricas o de literatura de lengua inglesa, alemana, francesa, italiana y
portuguesa —como Georg Trakl, Gottfried Benn, Höderlin, Ingeborg Bachmann,
Brecht, Celan, Else Lasker-Schüler, Gertrud Kolmar, Sachs, Rilke, Max Bense, Jean
Bollack, Turk, Bernhard Wandelfels, Oliver, Blake, Yeats, Robert Frost, Pound,
Elliot, Theodore Roethke, Ginsberg, Dickinson, Greenberg, Haroldo de Campos,
Lispector, Pessoa, Joao Cabral de Melo Neto, Cesare Pavese, Eugenio Montale,
entre muchos otros— a quien le pregunto: ¿prevés un volumen
testimonial que reúna una muestra de todos los autores de los que has dado tus
versiones al castellano?
SRS — Tu
pregunta es muy pertinente. Estoy trabajando en una serie de volúmenes
bilingües, una futura colección, que tiene perspectivas de concretarse en un
futuro bastante próximo. Se trata de antologías críticas, por eso el trabajo es
arduo y lleva bastante tiempo. Hay cuestiones de derechos de autor vigentes,
entre otros aspectos que complejizan las ediciones. La tarea del traductor,
como se llama el ensayo bien conocido de Walter Benjamin, a la vez que exigente
y empeñosa, es un interesante desafío que impulsa el deseo de escritura, lo que
llamo “agitación de lenguaje”, frase que acompaña los dos nombres que he dado
al universo de la traducción : “la diáspora de la escritura” y “consuelo de
lenguaje”.
9
— ¿A qué autores de habla castellana has traducido a qué lenguas?
SRS — Entre
varios otros, he traducido poemas de Gabriela Mistral, de Rafael Alberti, de
Sor Juana al inglés, al francés y al alemán. De Carlos Pellicer al alemán. De
Borges y de Pizarnik al italiano, en todos los casos para ilustrar problemas de
poéticas comparadas en ensayos específicos y en mis clases.
10
— “Duelo y melancolía en la traducción” es el título de un artículo que te
publicaron en el Nº 0 de “Docta”, Revista de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba,
en 2003. ¿Podrá ser que nos expliques tu enfoque?
SRS — En
primer lugar quiero señalar que ese ensayo ha sido reescrito varias veces, la
última versión se incluye en el libro “Dilemas
de la traducción”, que está en proceso de edición en la editorial de la
UNAM. La cuestión del duelo y la melancolía se relaciona con la búsqueda de un
objeto, el objeto perdido por excelencia, que nunca cesamos de buscar
alentados por el deseo. Que en el caso de la traducción es el significado
equivalente que falta, cuando se trata de sistemas de lengua muy alejados uno
de otro, como lo relata el cuento de Borges “La Busca de Averroes”, que es el
que abordo en el trabajo. Por cierto que es una referencia psicoanalítica, específicamente
freudiana, tomada de su ensayo “Duelo y Melancolía”. El trabajo del duelo,
animado por el deseo, en este caso el deseo de lengua, y el entusiasmo de la
búsqueda, son las condiciones de consuelo, de restañación por la búsqueda de
una equivalencia, o mejor dicho la invención de una equivalencia, que a lo sumo
será o sería “casi lo mismo” —“Decir casi
lo mismo. Experiencias de traducción” de Umberto Eco—. La melancolía es el
estado de desconsuelo absoluto que suele terminar en el abandono de sí, cuando
se deja de buscar. El relato de Borges es justamente, a mi juicio, el camino de
la búsqueda de Averroes, que oscila entre el entusiasmo y la determinación por
traducir de Aristóteles, en el incipiente español de su época, los términos
Tragedia y Comedia (que estarían en el tomo de la poética que se perdió en el
incendio de la biblioteca de Alejandría), cuando en su cultura mahometana la
representación teatral no existe, la cultura y la lengua de llegada. La
oscilación, el vaivén entre entusiasmo, esperanza y desolación es precisamente
la travesía que culmina, como se lee en el cuento con un punto de llegada, en
una equivalencia imperfecta, mutilada, pero una aproximación probable, como
sucede con cada caso de traducción. Averroes sucumbe, o como enuncia Borges
“fracasa”, y él mismo, el autor, se coloca en la posición, irónica y hasta
pícara, pues también aparece sucumbiendo. Es decir, ha triunfado la melancolía,
con la supresión del sujeto y su deseo. A mi entender se trata de establecer
una perspectiva y una invitación a discutir sobre la traducción entre culturas,
arrancándola del dilema entre posible e imposible, y colocándola más bien en el
horizonte de lo probable…
11
— Retomando la adscripción de “experimental”, Susana: has producido con el
músico Federico Flores la obra “Leer3: Los Silencios del Sonido”.
SRS — El Centro España Córdoba organizaba todos
los años, entre otros, un ciclo llamado "Música con todas las
letras": un escritor y un músico o banda de música, enlazados por sorteo, realizan
un trabajo conjunto que se presenta en el Centro en una especie de
"living" y ejecutan en vivo la pieza resultante. La mayoría de los
escritores entregaba a los músicos sus textos y luego los músicos trabajaban
desde su disciplina con esa escritura, bien musicalizándola, o incorporándola a
una música propia ya compuesta. En nuestro caso, Fede Flores y yo, lo que
resolvimos hacer fue trabajar en conjunto sobre la base de un principio
estético: "la pérdida del intervalo", entendida como la ausencia de
silencio, pausa, detención, en todos los tipos de estímulos que acosan
permanentemente al sujeto contemporáneo, minando la capacidad de establecer
diferencias: todo el tiempo suena música de fondo, “ambiente”, de radio, de tv,
de cintas enganchadas, en bares, autobuses, restaurantes, negocios, cenas,
autos, a veces combinadas y superpuestas unas con otras. Esto provoca lo que yo
llamo "horror pleni" por oposición al antiguo horror vacui que
atravesaba cierta melancolía de la subjetividad. Al no haber pausa, detención,
espacio en blanco que haga descansar la mirada, el oído, el ritmo de la
sensibilidad, se impiden o mutilan juicios distintivos, todo se homogeneiza, y
por supuesto, ello maltrata al sujeto. El volumen juega un gran papel, cuyos
efectos nocivos recién ahora se advierten, como la hipoacusia, entre otras
patologías adquiridas por efecto de la cultura global que acosa sin interrupción.
Las advertencias caen en el vacío-lleno, pues la vorágine arrasa con las buenas
intenciones. Y si bien Fede y yo pertenecemos a culturas que se hallan en las
antípodas una y otra, decidimos sin
embargo construir texto y música que hicieran signo con esas marcas.
Trabajamos durante más de un mes. Fede es un
DJ que usa samplers, y toda clase de músicas hechas (ready mades musicales,
demos), así como se la pasa registrando sonidos que le hablan a su sensibilidad
estética. Grabamos mi voz leyendo poemas míos que ya existían: “muro de vacío”,
“muro de silencio”, “muro de ausencia”, “muro de palabras”, por ejemplo, del
libro “Nomenclaturas / Muros” (Libros
de Tierra Firme, 1997); también un texto como arte poética, "escriturienta
/ cuerperos" (de “Escriturienta”
(Argos, 1994), y fragmentos de “El
meridiano” (Alción, 2004 y 2007).
A la vez, construí los textos específicos para
LEERE, que quiere decir VACÍO en alemán y es homofónico de enseñanza, y por
supuesto acto de leer conjugado en tiempo futuro en castellano. Federico se
ocupó de mezclar las voces y hacerlas salir con otros módulos grabados
(grabaciones de la voz de Cortázar, rascados de discos de vinilo, composiciones
propias hechas por él para la obra en sintetizador, etc.). Con el material
grabado, "actuamos" en vivo el once de marzo de 2005, con un mínimo
guión, él haciendo funcionar todos sus aparatos, mis poemas grabados saliendo
en sucesivo y simultáneo por cinco bocas de altoparlantes, y yo leyendo los
textos ad hoc, que son descomposiciones de palabras que se refieren
todo el tiempo a la reducción del lenguaje a sus partículas, incluyendo frases
en alemán, entre otros sonidos y expresiones. Como la performance en vivo no se
grabó, hicimos después un trabajo de edición que nos insumió dos meses y de
ello resultó el cd LEERE.
Fede Flores es un brillante músico de inscripción hip-hop; dirigió una
banda llamada Locotes, con temas propios conocidos en Argentina y en Europa,
tiene 36 años y un talento excepcional. Ha estado y está intensamente ocupado
con actuaciones en distintos y destacados
centros culturales y en auditorios, clubes y teatros de nuestra
provincia, del país y del exterior. Me interesa insistir en que la creación de
LEERE ha sido conjunta, sobre este
principio estético que desarrollé por escrito y que fue acordado por
ambos: "Un intervalo es la pausa, la
espera entre dos momentos de una sucesión, o la distancia entre dos puntos del
espacio, la oscuridad entre dos cadenas de luz. La detención, ausencia del
sonido o del movimiento. Cuando la sucesión se detiene, emerge sólido,
compacto, real, el vacío. El intervalo implica distancia, intersticio,
hendidura, que adquiere la materialidad y el espesor por delinearse con límites
precisos. Equivale al instante al que nos lanza el artista para la experiencia
del disfrute estético. El intervalo abarca la dimensión temporal y la dimensión
espacial. La pausa deja que se abra el fluir del pensamiento; es necesaria. La
ausencia de la pausa, esa distancia hueca, en el arte, y la ausencia de
conciencia de ese intervalo, obturan y embotan la sensibilidad y la
inteligencia. Se ha perdido el intervalo, lumínico, sonoro, volumétrico. Los
objetos, en una masa viscosa y envolvente, tienden a ocuparlo todo, forman
muros, espesos. Pero el arte da a ver, muestra, hace oír. Se hace presentación
ostensible, ostentosa, desafía las letosas, que no dan respiro."
Entonces lo experimental, que también abarca otras obras mías, como
poesías visuales, o lenguajes construidos para la poesía, es un principio que
orienta las búsquedas en las que me embarco. Una aventura, ya lo dije,
experiencial.
12 — Transcribo de una entrevista que le
realizaran a Alicia Genovese: “…para
articular su voz, cada mujer necesita desarticular los significados impuestos
en una cultura. Es un discurso contracultural aunque no aparezca enunciado así
en los textos poéticos. El solo hecho de que una mujer proyecte su propio deseo
ya es contracultural.” ¿Comentarías, añadirías…?
SRS — El lenguaje de mujer, no
necesariamente inscripto en la condición anatómica, es sin duda revulsivo con
los efectos de desarticulación que menciona Alicia Genovese. La sociedad
patriarcal está hoy jugándose su posición de predominio, de hegemonía, que
entre nosotros ha alcanzado un grado de violencia sin precedentes. Esto
coincide con el empoderamiento de las mujeres, lo cual suscita, como
lamentablemente constatamos cada día, actos mortíferos de venganza. La
escritura es un campo a desbrozar, para abrirse paso en medio de esa hegemonía,
y el costo es alto. La construcción del canon literario es una muestra cabal de
la posición que consolida un predominio universal e histórico de varones, y eso
tiene como efecto la generación de un contracanon que termina siendo una
discriminación positiva. Es una lucha muy larga, entre otras, que llevamos
adelante las mujeres. En la selección de poemas al final de esta entrevista,
transcribiré mi “Soneto de mujeres” del poemario inédito “Kalendas”. Allí se pueden encontrar conceptos que sostengo al
respecto.
13 — ¿Sobre qué asuntos de la literatura considerás que se investiga
poco y nada?
SRS — Creo
que es escaso lo que se estudia sobre literatura traducida como género que
convive con todos los géneros de un sistema literario. Incluyo en ello la
importación de todo tipo de saberes y discursos, no solamente literarios.
Merced a la traducción construimos mundos, lenguas, textos, y conservamos el
acervo de las culturas más allá de las fronteras lingüísticas, geográficas e
históricas. Por eso las traducciones son utópicas y ucrónicas. Actualmente se
están expandiendo las investigaciones del fenómeno traducción como proceso de
transferencia interlingüística, intersemiótica e intercultural. Investigaciones
se desarrollan puntualmente en algunas instituciones científicas y académicas
del mundo. A las traducciones les debemos los sucesivos enriquecimientos de las
lenguas de llegada. Aunque ahora con los traductores automáticos digitales, que
están creando nuevos lenguajes y hasta nuevas lenguas, entiendo que dichas
investigaciones deben incorporar necesariamente la algorítmica como campo lingüístico
que ha transformado radicalmente la tradición de la lectoescritura, si es que
no la está empezando a sustituir, lisa y llanamente. Con la convergencia digital,
que ha creado nuevas subjetividades, el acceso a los acervos culturales se está
orientando a lo puramente audiovisual, y sospecho que las futuras generaciones olvidarán
la letra.
14 — Prologando Jorge Luis Borges su propia “Antología poética 1923-1977” (Alianza / Emecé, 1981), este breve
párrafo: “Se de poetas admirables
—Enrique Banchs, Arturo Capdevila, Toulet—, que han sido relegados al olvido,
porque no fueron otra cosa que admirables poetas, que no modificaron el curso
de la literatura.” ¿Tu apreciación…?
SRS —
Creo que es un juicio de gusto personal, de pertenencia grupal e institucional y
de época. Siempre se trata de una convención, por lo tanto es arbitrario. Ya conocemos sobradamente los
“descubrimientos” y redescubrimientos de valores que en su momento no entraron
en el canon por diversas razones. Y a veces entran por cuestiones de mercado (o
mercanon, como
le llamo yo). Existen innumerables casos en que la literatura, su curso, se
modifican por retroacción, reparando en lo excluido, lo olvidado, lo desechado,
revalorizando sus aportes, que en su momento no fueron tales. Se trata de
políticas de consagración y por lo tanto del ejercicio del poder en lo que concierne
a juzgar. Un ejemplo ya remanido es el Canon Occidental de Harold Bloom. Últimamente se empezó a rescatar a Carlos Mastronardi,
entre algunos otros, convirtiendo sus obras en obras de culto. También se
re-re-re-rescata a Leopoldo Marechal. Este año, en junio, hubo un Coloquio muy
importante en el cual se lo colocó en el ápice de la literatura no solo
argentina. Me atengo por el momento a una cuestión de gusto: leo mucho a
Gabriela Mistral. Claro, obtuvo el Nobel… Y los poemas de Ezequiel Martínez
Estrada…
15 — ¿Estimaciones respecto de tu modo prevaleciente de ser alcanzada
por el abatimiento, la desazón, la frustración y de tu modo prevaleciente de restaurarte,
equilibrarte, gratificarte?
SRS — El abatimiento no me ha sido
ajeno. Y seguramente no lo será. Pero es la condición del ser humano: atravesado
por el lenguaje, sexuado y mortal. Cada uno elige o queda elegido por una forma
de consuelo, de cura. Por el amor, por la creación artística, por la invención,
adquisición y transmisión de saberes, por la fe. Me gusta la invocación CURATE
IPSUM. La escritura y la lectura son balsámicos. Ser analizante también.
16 — ¿Tinto, blanco o rosado?
SRS — Tinto,
roble, y en lo posible Pinot Noir o Cabernet Sauvignon.
17 — Aldo Pellegrini afirmó: “El
humor es el elemento que provee a la poesía de su mayor virulencia. Acerado
como la luz, el humor se constituye en la vanguardia combativa en pro de la
autenticidad del ser. Con su filo luminoso corta la oscuridad, y aporta el
fuego que consume lo muerto y reanima lo vivo.” ¿Qué poetas o poemas humorísticos —o donde se
asome o despliegue el cinismo, la burla, la acidez, la chocarrería, lo
sardónico, lo punzante, la parodia, lo corrosivo, lo incisivo, lo zumbón— recomendarías?
SRS — Los
del “Oulipo”: Taller de Literatura Potencial (Francois Le Lionnais, Raymond
Quenau), y sin dudas Leónidas Lamborghini. Me encanta el libro “Fecunda” de Livia Hidalgo, de un género
incalificable, que es especialmente poético y humorístico. Así como me capturan
las microficciones de Luisa Valenzuela.
18 — ¿Qué pensás del nacionalismo? ¿Qué es la patria?
SRS — ¿Debo
entender que asimilás nación y patria? En primer lugar sostengo que es
necesario un concepto muy explicado de nacionalismo, que de lo contrario puede
confundirse con ideologías y corrientes políticas deplorables. La “nación” es un concepto joven, proviene de la
modernidad europea; es una construcción que surge alrededor de la segunda mitad
del siglo XVIII. Se trata de una entera creación humana que se realiza en tres
dimensiones: la identificación de los ancestros, el folklore y la cultura de
masas. Estos tres elementos clave de la construcción de las identidades
nacionales tienen lugar en diferentes épocas y bajo formas diversas, y permiten
la difusión de la idea nacional. Se puede observar entonces que la invención de
las naciones coincide con una intensa creación de géneros literarios o
artísticos y está estrechamente ligada a la modernidad económica y social. De
acuerdo con Anne Marie Thiesse, dicha construcción se efectúa en detrimento de
otras identidades minoritarias o débiles, ya que cierta parte de la cultura, y
también culturas enteras, pueden resultar ignoradas, sometidas a olvido,
censuradas, discriminadas, en beneficio de otras que se privilegian de acuerdo
con las fuerzas hegemónicas que instituyen la nación. La invención de la nación
al tiempo que se realiza en el campo de las luchas históricas, políticas,
bélicas, de instauración del poder, se despliega en una narrativa: por medio de
actos performativos, fundantes, discursos que fijan campos simbólicos e
imaginarios a partir de los cuales se gestan políticas y programas, imperativos
de la constitución de comunidades homogéneas, gobernables según la impronta
ideológica y de sistema político económico que informa a las programáticas de
Nación. Es decir que no existe una “esencia” de nación, sino que se trata de
convenciones. Acuerdo con el sentido éste, y cuando por ejemplo decimos que
algo es de raigambre nacional, identificamos (y nos identificamos) con esos
rasgos distintivos e instituyentes. Sobre todo cuando estamos, estoy, en el
extranjero; ser argentina, manifestarme como tal, me implica en esa
institucionalidad, en esa afiliación, en esa pertenencia. El riesgo son los
fundamentalismos…. Otra
cosa, otro concepto es Patria, que merece también un cuidadoso cernimiento. Una
patria puede albergar muchas naciones, como sucede en Bolivia actualmente. Patria
viene de Pater, el que pone la simiente para generar comunidad, familia,
autoridad. A veces se confunde con el Estado. Depende de la época. Yo me
identifico con la patria argentina, más allá de las efemérides fundacionales y
de las epopeyas que les dan sentido.
19
— ¿Cuáles son tus poemas preferidos de esos poetas sobre los que tanto has
investigado y producido: Gottfried Benn (1886-1956) y Paul Celan (1920-1970)?
SRS — De
Benn, el entero ciclo “Morgue”. De
Celan, “Tenebrae”, “Psalm” (Salmo), “Es war Erde in Ihnen” (“Había tierra en
ellos”).
20
— Por la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿a qué personas admirás?
SRS — Las
listas siempre llaman la atención por lo que falta. Pero aún a costa de ese
riesgo, admiro justamente a Paul Celan. También a Sigmund Freud, a Marguerite
Duras, a Ingmar Bergman y a Carlo Ginzburg.
21 — ¿Cómo son los jóvenes hoy en sus vínculos con el saber respecto a
cómo eran cuando vos cursabas tus carreras y cuando te iniciaste en la
docencia?
SRS
— La respuesta, como casi todas, es provisoria, en cuanto a definir
características distintivas. Pues cada año enseño a una nueva cohorte. Si bien
la transformación cultural es enorme desde lo que se llamó pensamiento único y
posmodernidad tras la caída del muro de Berlín, y aun cuando el estallido tecnodigital
global ulterior y dominante en el presente implica un abrupto corte en la
condición humana, al menos como la conocemos en occidente, puedo decir que
quienes estudian literatura como carrera y acaso como profesión a ejercer,
tienen algunas cosas en común con mi generación de condiscípulos: interés por
la lectura, actitud crítica sobre la sociedad, o sea posturas políticas fuertes
que no significan necesariamente la pertenencia a un partido o a un movimiento
político específico. Sobre todo encuentro entusiasmo, curiosidad y demandas
exigentes y filosas. Rondan los 22-23 años cuando cursan mi materia. Con ellos
amplío mi inteligencia, y afino la escucha. Aprecio enormemente esa posibilidad
de vínculo en la transmisión.
22 — Noé Jitrik cita en su ensayo “Las marcas del deseo y el modelo
psicoanalítico” (Revista “Literal”, nº 4, Buenos Aires, noviembre de 1977), lo
siguiente: “quien lee determina a quien
escribe” y “quien lee determina la
forma de un escrito”. ¿Quién lee, quién te lee, cómo inferís que sos leída?
SRS — Estoy muy de
acuerdo con Noé Jitrik, un maestro del que nunca se deja de aprender. Y su
enunciado tiene una actualidad asombrosa. Sé quién me lee cuando recibo
comentarios directos de los que recorren mis libros. No puedo hacer una
generalización. De cada lectura, ensayo crítico, comentario personal sobre mi
obra, me sobreviene el asombro, encuentro sentidos inesperados, enriquecedores,
que a su vez (re) alimentan mi escritura y mi juicio sobre lo que he escrito.
Durante mucho tiempo se me ha tratado de “poeta hermética”, y así ha quedado
fijado en la idea que muchas personas tienen de lo que escribo, sobre todo de
la época de mis primeros libros. Por eso, y no sin ironía, escribí mi último
poemario “Parque temático”. El libro
contiene poemas “herméticos”, los cuales se repiten, pero “explicados”.
*
Susana Romano Sued selecciona poemas de
su autoría para acompañar esta entrevista:
SONETO de Mujeres
Del bullicio del mundo llegan voces
al femenino y singular oído:
los fastos de homenajes, y el olvido
de siglos y milenios se conoce
Una mujer, mujeres, otra y mismas
asoman como madres, como crías
despuntan en la escena de su día
del anónimo turbar de las marismas
Sujetas de dolores y alegrías
donan de sí los dones y las furias
y despejan genéricas espurias:
el común saber se aclara y se desvía
del prejuicio: no objeto de lujuria
sino creatura que combate injurias.
(De “Kalendas”, 2014, inédito)
*
Casa de brujas
(in
dubia contra reum)
Breve el peldaño
y el respiro breve
hora que horada
y al sombrío mueve
y no hay siglo ni hay año ni nobleza
ni rastro de entereza
tras la venda caída tiembla un ojo
y tras el ojo tiembla la mirada
y acucia la corriente sin marea
la ola de dolor que se aparea
fluye hacia la orilla mancillada
de la encía y la ingle las membranas
y no alcanza la tierra prometida
ni se cierra
como se quiere el cielo sobre el pecho
tarda la ida del pozo al otro pozo
lenta la vida para huir del seso
siega la mano la mano del artero
y hay un infierno detrás de los infiernos.
Por el amigo
y el amigo del amigo
y por ti mismo
se acaban los ausentes
y te extravía la memoria
y el ombligo
y te confiesas de pecados y delitos
y de actos malos nunca cometidos
y de otros dolos nunca ejecutados:
maleficio de la duda concedido.
(Del capítulo “ Males del Sur/Shoah”, “Escriturienta”)
*
[La
marea gotea en la llaga sustraída al veneno]
I
La interrupción
Dos
yacijas:
su
cama de manta rayada,
su
caja funeraria,
las
coronas de flores,
prohibidas
por la religión,
el
espejo del corredor tapado con una tela floreada.
Y
la caja.
La
caja y la cama,
antes
del rito de preparación
hecho
por la mujer de la comunidad,
componía
una unidad con el cuerpo,
una
forma sólida y quieta.
El
cuarto
ahora
era el cuarto en que se contaba de
nuevo
para un nuevo calendario.
Una
escultura blanda,
desalentada,
vuelta
cosa sin alojo,
sin
huésped.
A
quién le habla uno, al cuerpo, al huésped, a quién hablar.
Al
doble desbocado que susurra la persecución
Al mayordomo
Al vecino de más allá
Al primo segundo que vino desde
el extranjero para la condolencia
A los administradores de la
piedad
A la amiga íntima que se prueba
el collar
A la mujer del rito que viene
lavar el cuerpo a solas
Al oficiante que desgarra un
borde de las ropas
En el desierto que crece a
expensas del conjunto.
(De “Algesia”, Tauro,
Madrid, 2000)
*
Vivir en una lengua
Estoy en silencio. Oigo cómo vienen de afuera
los ecos de las voces mezcladas con la palpitación del cuerpo mío. Tengo este cuerpo,
y este cuerpo soporta los ecos de afuera, ajenos, y los coros de dentro, ajenos
también por estar atrapados en los muros de la constancia de la lejanía.
Palabras dormidas, auscultadas por una
memoria, de visitas furtivas. Soy una palabra rota, habito en un recinto de
infancia, in fans: el que no habla; el que no habla, todavía.
Enhebro los abalorios del habla en una cuerda
y escucho las voces que son ecos; no hablan conmigo; prometo la gravedad de la atención a los
silabeos de las voces ajenas; acopio estos víveres para la travesía de la
lengua.
Sé que acechan las sirenas: si las escucho el
habla de adentro va a ceder; si no las escucho el paño de sordina que envuelve
al habla de adentro ahogará los ecos que ahora son extraños para el espejo que
le pone la otra ajenidad.
Pero no; la infancia no es el lugar de donde
vengo.
El callar es un callar adulto, luego de haber
practicado el habla, las hablas, la escritura en el regazo áspero del suelo
natal, provisto aquí y allá por la escarpa de la memoria. Desde allí es que me
arranco; y voy rodeada de mi piel, ropa de dolor.
Es el mismo grito que no se oye, igual que en
la fonación improbable en las pesadillas.
En el sueño, tonos y sonidos reverberan en el
número preciso del viaje: en el lugar de los nombres, de las cosas, de los
rostros desfilando a un lado y otro de la despedida.
Son las consecuencias de la luz despilfarrada
en la violencia, el mucho ver y oír, los cantos rodados que se apilan al
costado de la pequeña tradición.
Veo que soy un peregrino, y no tengo de dónde
venir.
Pronto la lengua ajena desgarra la delgadez
del alojo. Las diéresis, las siseantes fonéticas se adueñan del breve lugar en
mí, de la reserva en la que han empezado a florecer el soneto, la corona, las
cadencias graves de los once tonos.
Hay sílabas, palabras alejandrinas que brillan
como diamante. Paladas de frases de arena.
Están sucias de pronunciación, de significado,
de superficie.
En
el umbral de la lengua se alzan las grafías de escritos antiguos; es el hebreo,
es el ladino, el árabe de mis mayores, admonición sobre la palabra y sobre los
treinta y seis justos que sostienen el mundo.
El
hebreo emparentado, mezclado a los dialectos de la aldea,
lejos
de la lengua de los asesinos. Residuos, ruinas, vestigios; el corte da en la
garganta para la prosodia desconocida.
No
me muerde aún el idioma. Apenas ha hundido sus colmillos en el corazón de lo
gregario; la comunidad, deshecha y esparcida por las diásporas, me confina en
lo callado.
Gutural,
materna, la lengua de oriente rumia en la duna y en la alta barda costea los
restos de coral, y sangra.
Carga
los hijos en la espalda; no habla.
Las
rimas gorjean en la melodía del destierro mientras las hablas desentonan aquí y
allá; son las afonías de la despedida, son las endechas mudas, espigando la
orilla del corazón biendicho.
De
noche, los tártaros abandonan el desierto; merodean al borde del sueño, sacan
provecho del cansancio y dejan prefijos encajados entre las palabras graves, en
las arcadas.
Hoy
he cedido a la entonación, a la rima pobre, a la desinencia.
A
la cancelación sonora de la procedencia.
Me
nace una frase monstruosa en un giro de aliento que alberga una pausa entre
tono y tono.
Aguamarina es una piedra dura, es un peso en
el cabo de la cuerda que me mete al mar.
Tengo una lengua, una sola, que no es la mía.
‘lbi,
‘lbi, shelí, shelí, mir, mancura.
El castellano viene a ser vasija, tribu, punta
de flecha de obsidiana, manta funeraria, tango; Andenken; sirve para
adornar el anaquel de la civilización.
Sigfrido muere sobre el dorso de una carta
entremares.
Es primo de Izmir, y Halebi y Sham y Galizia.
Debo conservar puro el castellano, bien que
haya sido y esté siendo el idioma de la confesión forzosa; el idioma del mal
del sur.
Tenemos los gestos, me dicen los compatriotas
del idioma que han enmudecido junto conmigo.
La nave de Islandia está quebrada en el
mástil, mientras aprendo a hablar la lengua de los asesinos.
En la cubierta de la frase está la piedra de
corazón, están los carbones, está la brasa meridiana, la adormidera apaleada en
la lucha del idioma. Pantanos tragándose los pies.
El escrito flamea hacia el abra tendida entre
los muros de palabras y mi silencio.
Abajo, una melena de algas. Sobre esos
líquenes no crece tallo, no florece flor, sólo tradición sepultada de raíz. Los
nombres pierden sostén, ambulan por el recuerdo, simulan ser los mismos. Es la
palabra ajena que labra una anomalía en el corazón, en el alma forastera.
Trebejos que se deslizan sin orden, marañas de
voces que atestan el umbral de la razón.
Las pausas trazan los atajos del relampagueo
de las palabras maternas entre el follaje de la Sprache, Ptehk, shalom, kainenore.
A dónde ir con los cuadernos mestizos, con este injerto.
Una oración de tenacidad a largo plazo tañe
por los crepúsculos y mora a la fuerza en el rumor de las palabras vecinas:
callar, fue nuestra virtud.
Esa noticia se pierde en el murmullo. Se
pierde
mientras busca el meridiano. La caracola
enmudece; se le pega un luto de tarde; badajo negro, puente de plata.
El escrito flamea en el abra tendida entre los
muros de palabras y mi silencio.
Parpadea de acento en acento.
Habito en una lengua, que no es la mía.
(De
“Journal. Diario de las cosas”, El Emporio, Córdoba, 2009)
*
Algo inaudito
pasa
Algo inaudito pasa: es el soplo de
Scardanelli al volver griego el germano
O Sófocles auditando a Hölderlin de oído
Oyentes y coros en pasarelas auscultan y
percuten en el ritmo trocaico
Metacarpo
contra la piel si es hueco se hace audible
Y el gran caracol ampara el reverbero de los
huesos del esqueleto parlante
De la larga vida femenil
Por pasar a mejor vida: pasar por delante el
juez
de largo. Pasar a pie sin oír, y obedecer
Pasar de vivo y por vivo y pasar sobre la
barca
desde un lado y hacia el otro con la moneda y la marca
parca lengua hacia otra lengua
Pasar de manos las cartas
No pasar de voz a letra
Audición para enemigos
Traspasar rejas del habla
Pasajear rendidas cuentas
En Portbou de Benjamin
Pasar por esto y lo otro
Por aquél y por aquélla
Sin remedio y redimido
Pasar por alto la orden
Con la debida obediencia
Pasar por armas
conciencias
Pasar por santos y sin seña
Pasarte a paso en la estrofa
de una endecha o elegía
Pasar revista
y al paso
Propasarse en el oído
Sobrepasarse en el pase
fronterizo entre fantasmas, entre símbolos e
imágenes
Pasar de letra a la voz
Repasar la partitura entre las pausas de Cage
Diotima en Coloratura
Al pasado en letanía
Caracolas oidoras del pasar algo
inaudito
Justeza de diapasón: algo maldito pasó
Y yo
escucho y obedezco
Según
concierne
Auditor.
(De “Algo inaudito pasa”)
*
Entrevista
realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Córdoba y Buenos
Aires, distantes entre sí unos 700 kilómetros, Susana Romano Sued y Rolando
Revagliatti.
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