lunes, 21 de octubre de 2013

Marcela Predieri-Argentina/Octubre de 2013

Estimado Padre Eduardo:
                                          Esta carta no respeta las liturgias, mucho menos la de La Palabra, pero me urge reconciliarme conmigo misma, con la humanidad y principalmente con el Verbo Encarnado; por eso necesito que escuche (lea) mi confesión.
Para ser concreta, Padre, me acuso ser una representación; si no fuera así, ya me habría acercado al confesionario para enfrentarme a U usted sin simulacros y no estaría escribiendo esto. Pero no soy actriz o sea que dar la cara no es mi fuerte y por otro lado, sólo al escribir soy sincera, ya que es lo único que sé hacer 0 engendrar, como prefiera. Además, a las palabras se las lleva el viento, a los secretos de confesión... vaya a saber. Y yo quiero que esto sea un .doc Así que hágalo público, si quiere:
Padre, yo siento la necesidad de romper los moldes, las reglas, las hormas, las matrices, los montajes, las instalaciones. Es como si una asfixia abarcara y oprimiera toda mi piel, sofocándome hasta extinguirme. Muchos se conforman con la vida que les tocó vivir, aunque al hacerlo se desfiguren, distorsionen, deformen. Conformar... Deformar... Me pregunto si serán sinónimos o antónimos. Un prototipo, cualquier modelo o paradigma se acomoda, te acomoda a una casilla, a un apartado; te aparta, te empaña, te rotula: "hombre sin rostro", te ultraja. A mí no me alcanza un tipo de vida, Padre, los quiero todos.
Por eso despojo y calzo íntegro cada uno de los infinitos pellejos de los hombres y trato de hacerlos míos; robo vidas y las siento, vivo como propias... las cuento. La de quien ama y de quien sufre, la de la señora gorda tomando el té de las cinco en punto, la del drogadicto, del apático o el burgués de m..., la del soldado valeroso y del cobarde, del político y el mendigo, el verdugo y el ahorcado, del subversivo y el represor, de las Bovary y los Fierro... Entonces invento, fabulo, miento. Eso es, Padre, el escritor: un gran mentiroso. Y yo escribo.
Pero ¿sabe? Al robar vidas, las vivo para mí y las vivo para otros. No quiero disculparme, no, al contrario; estoy condenada, lo sé y soy culpable no sólo de robar o mentir sino de los siete pecados capitales porque si fuera verdad que tengo una misión, entonces, cómo explicar cuando en ocasiones, colmada de pereza, transito las profundidades sin decidirme a habitar el cuerpo de mi alma y paso días, semanas, meses sin escribir, temerosa de enloquecer si lo hago y segura de que si no lo hago, finalmente enloqueceré. Entonces, el germen o el gusano de la envidia me penetra y las vidas de otros, virtuosas o perversas, sencillas o intrincadas, comienzan a seducirme, a  incitarme... y las ansío, Padre, porque derrochan vivencias que yo jamás experimentaré, vierten las I historias que yo nunca seré capaz de narrar, descifran los libros que en-.al vida alcanzaré a leer. y.,( abarrotada de codicia parto a investigar, a escuchar detrás de las puertas y las almas, a mirar hacia dentro de los ojos, a robar sus alientos en busca de una línea... y anoto datos, acumulo, como un preciado tesoro, cada referencia en mi cuaderno de notas, en el revés de la cuenta del supermercado, en los márgenes de los libros y, le confieso, Padre, que cuando empieza ese proceso de encarnarse en otro, ya no como Santa Concepción, sino Calvario donde crucifico mi comodidad y asumo igual que Cristo los pecados de los hombre, le juro, y no es herejía, Padre, que siento que voy a redimirlos pues llevo conmigo todas las miserias; también todos los placeres, dirá Usted pero de eso no se escribe.
Por eso, para saldar mis deudas con el Señor, si quiero ser justa, debo acusarme también de gula, una gula feroz por saber más y más, tanto que devoro y me engolosino con el respirar de cada uno de mis personajes, me acaramelo con sus poemas, saboreo la melodía de sus voces y cómplice, amaso situaciones para hacer también míos todos sus sentidos... y paladear su lengua, sus ojos, sus tactos. Termino mamando un calostro que me inmuniza del afuera, atiborrada de mí y sin poder saciarme nunca.
Lo sé, Padre, me revuelco, para ser exacta, encendida de lujuria con ese personaje que estoy creando, que soy yo y es otro y... hermafrodita, erizo mi piel. Me cuesta escribir esto, pero ¿podría Usted, que sabe mejor que nadie de las luchas de la carne, interceder por mí ante el Altísimo? Es talla fiebre, el goce de descubrir los más íntimos anhelos, la excitación de penetrar la mente, la voluptuosidad de ser en sangre, lágrimas, semen y saliva solo uno... Es tal el deseo y tan ingobernable. "¡Oh, pureza!" clamaba Rimbaud, como yo clamo. ¿Habrá perdón para mi alma?
Ya habrá advertido que he guardado la ira y la soberbia para el final. El primero porque es el más doloroso y tal vez sirva, en parte, para purgar mi penitencia. Lo que sucede es que cuando mi personaje o mi poema no responde, no crece, no se desprende de mí y adquiere vida propia, siento al desgarro de la cólera estallar en furia, gritos, llanto... y rompo originales, destierro páginas completas, incinero el trabajo de meses y caigo presa en tamaño hermetismo que soy capaz de vagar violenta y sola, y en esto hago especial mea culpa, hasta que todo lo demás desaparezca, incluso mis otros hijos, los de la carne.
El segundo, en cambio, es el más terrible. Sólo se manifiesta si la obra creadora llega a su fin; y si se concreta, no existe sino el éxtasis y por qué no ponerlo con todas las letras: me siento Dios y, en mi infinita soberbia, creo que mi obra y Él y yo somos uno, Padre; y nos exhibimos, obligando a los otros, lectores y orejas pacientes de recitales poéticos a compartir nuestras impudicias, como si tuviéramos algo que decir, algún don que nos hace dignos de ser oídos. Y creemos que lo hacemos por el arte, ¿le parece a Usted?, por la cultura... Me da risa.
A medida que escribo esto, Padre, es como si lo estuviera viendo menear la cabeza "Pobre criatura humana -dirá--, es tan débil como sus mentiras. " ¿Verdad? Pero yo sé que le estoy mintiendo también a Usted, no sólo a ellos que creen que el escritor es una especie de héroe neoclásico con mil odiseas sobre los hombros, un enajenado que se agita en estado violento o quizá aquel profeta olvidado que sin embargo tiene algo para revelar... ¡Es mentira!
Reconózcalo Padre, la culpa es de ellos. Al fin y al cabo ¿a quién le interesa si los lugares que invento en realidad no existen si puedo hacérselos ver? O que Usted sea sólo una ocurrencia y esta confesión, un fraude. Ah, eso sí, les encanta creer en ese amor que me desgarra, ese chisme, esa vida tormentosa y arriesgada a la que ellos no se animan... En eso sí... Tampoco les importa cuánto duela -salvo a tía Elisa a quien al mostrarle mi primer poema galardonado me respondió: "¡Ay, nena, qué mal debés estar!" O al imbécil que hizo un ensayo poniendo en duda mi sexualidad porque había escrito en "Invierta un Hijo" desde un yo masculino. Y ¿qué pretendía? ¿Que inventara otra Juana de Arco para escribir como mujer-soldado en la guerra de Malvinas?-. Vamos, no sea ingenuo...
Miento, pero miento porque la gente me necesita, porque no todos tienen la suerte de trasmutarse, de sentir la mordedura de la sociedad y sangrar, de no hacerle caso al miedo y decir lo que otros no se atreven ...Yeso es horrible. Es como si la vida les pasara de costado y la miraran de lejos. Y si la sienten y no pueden hacerse grito, peor aún... Alguien debe hablar, denunciar, burlarse del espíritu de la época. Tal vez, Padre, yo no tenga derecho a callar. ¿Ha visto Usted alguna vez los ojos de los mudos? ¿Los ojos de un torturado con mordaza?
Pensará que engaño y es cierto; pero ¿qué importancia puede tener que mi alma se pierda si existe un lector que llora, ríe, o enmudece con lo que yo le cuento, miento y solo, sólo por unos minutos, se le mueve algo...? Yo no inventé nada nuevo, apenas otro disfraz de voces para la misma historia repetida. El que lee, elige y si alguien llegara a elegirme, tal vez valdría la pena dar la vida por los amigos.
No sé si esta confesión por escrito será válida y si Usted, Padre, en nombre del Verbo hecho Carne podrá de esta forma darme la absolución, pero ya no la necesito; como diría Cortázar, me siento exorcizada, he vomitado a mis monstruos, he escrito otra mentira y no me importa. Existen mentiras que valen la pena, aunque nos condenen... Porque tengo hijos y quiero que puedan seguir escribiendo cartas verdaderas a un Papá Noel de mentira, y que siempre exista alguien dispuesto a meterse en el cuerpo de otro, a andar a tientas en la noche e inmolarse para que sus caras se llenen de risas, de bicicletas, y a nosotros de lágrimas, Padre. ¿O acaso Usted no cree?
Disculpe, no sé si estaré cometiendo un sacrilegio y con esta carta, firmando mi pase a la gehena, pero no puedo "prometer firmemente no pecar más". Tal vez sea verdad que cargo con la maldición de la palabra y sólo pueda seguir escribiendo.
En su Nombre, el del Verbo y el del Espíritu de la Palabra. Amén
                                        
                                 Humildemente

                                                     Marcela Predieri    
                                                      (Mujer que escribe)

Marcos Polero-Miramar, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2013

RUBÉN

Te lo cuento a vos, gomía, porque conocés la calle, igual que yo. Yo anduve mucho en la calle. Anduve tirado, pero tirado, tirado, de dormir a cielo abierto.
También tuve otra vida. Anduve por Nueva York. Allí la viví. Conozco la noche de Nueva york. Te podría contar tantas cosas que ahora no vienen al caso, pero una desgracia me trajo de vuelta, y quedé en la lona.
Y en esa racha, cuando no tenía para comer y revolvía la basura en el mercado de San Telmo, lo conocí a Rubén.
—Vení— me dijo un día—Tomá. Y me dio una bandejita de rotisería. Yo, hacía rato que no veía una comida decente. Me puse en un rincón a comer con la mano.
De ahí en adelante, todos los días me convidaba. Al poco tiempo, me dijo:
—No comás con la mano— y me regaló un juego de cubiertos.
Era bueno ese hombre. Era raro encontrar gente así en la selva de Buenos Aires.
Otra mañana, en el parque, se me acercó.
— ¿Qué te pasa, pibe?
—No, nada, quería tomarme un vino pero no tengo un mango.
— ¿Te alcanzan diez?; ¡Mejor quince!
Cuando le dije ¡Gracias!, él ya se había ido. Así pasó varias veces. Le quería preguntar sus razones.
Rubén limpiaba los baños del mercado. Ponía mucho empeño en su labor, era meticuloso y  tremendamente pulcro.
Todos los días él me acercaba tímidamente la comida y me daba algo de guita para un vino o una cerveza. Nunca se quedaba, enseguida desaparecía antes de que pudiera agradecerle.
Una tarde me decidí. Lo esperé hasta que terminó su trabajo.
—Rubén, ¿Por qué sos tan bueno conmigo? Me das la comida y hasta para los vicios y no siquiera me dejás que te agradezca.
El me respondió:
— ¿Sabés? Yo tenía un hijo sano y hermoso más o menos de tu edad. Era muy parecido a vos. Pero lo descuidé. No le di los gustos y casi no lo veía. Un día se enfermó y… lo perdí para siempre. Ahora cuando te veo, me hago la ilusión de que vos sos él, mi hijo, que no murió. Trato de darte los gustos que a él no le pude dar.
Me abrazó. Lloramos.
Justo fue el tiempo en que estuve en un comedor y me surgió la posibilidad de irme a  Necochea. Estaba atareado, aturdido, todo pasó tan rápido. De la noche a la mañana me fui sin despedirme de nadie.
Pasó un tiempo hasta que me acordé de Rubén. A las cosas buenas se las aprecia cuando ya no se las tiene.
—Andá a verlo— Le dije a mi hermana por teléfono— Contale que estoy bien, que en cualquier momento me le aparezco.
Y mi hermana no pudo encontrarlo.
Cuando fui a la capital, lo busqué en el mercado.
—No sabemos nada. Hace meses que no viene— me dijeron.
Traté de conseguir su dirección. Nadie me supo decir. Nunca más supe de él. 

Miramar, 3 de octubre de 2013.

Nilda Antonia Pigazzini-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2013

DIA DE LA MADRE  OCTUBRE  2013
   
DESPOSEIDAS EN RECLUSIÓN 


LA MUJER VIEJA
MIRA EL RETOÑO
EL FIEL RETRATO
DE SU PLACER
DECAE EL SUEÑO
SOBRE EL SUSPIRO

¡POBRE MUJER!

CREYÓ QUE HABIA
UN MUNDO INERTE
LA DESPOJARON DE
SU VERDAD.


LES DIÓ  LA VIDA
CON ELLA TODOS,

SE PRESENTARON
EN LIBERTAD

   
 PASÓ EL TIEMPO
LLEGO EL DÍA
 DIOS ASISTIA…

 SU CONFESIÓN
     
  LOS HEREDEROS 
  SE PREPARARON 
     
ENVUELTA EN NEGRA
MORTAJA ADUSTA
SOBRE EL CASTIGO
DE LA IMPUREZA,
SE CREYÓ REINA DE
AQUEL ENCUENTRO
TODOS CALLARON

   
DE SUS RESERVAS
LA DESPOJARON
SEPULTO EL SUEÑO
FUTURO Y GLORIA


SOLO RECUERDA...

EN SU ORFANDAD, 
SUS ALAS GRANDES
DE MADRE AUSTERA
SOPLOS DE   NIÑOS
QUE TANTO AMO

EN EL DESTETE DE
AQUELLOS SUEÑOS
DESPOSEIDA ...


LA  RECLUYERON 
EN  SOLEDAD 

Rosalba Pelle Mancuso-La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2013


La plata

Amo te
come al silenzio nelle montagne
come al mare immenso e solitario.
Amo te
come amo le mie rose
le mie papaveri
come amo la luna piena di settembre
che mi fa sognare.
Amo te...
sei l mio sogno irraggiungibile.

Beatriz Minichillo-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2013



Páramo

Mi cuerpo
es este esqueleto prestado
pintado de violeta.
Mis vértebras
un racimo
que se agita inútil
en mi osamenta.
La sombra
el desgarrado transcurrir
del fantasma de mis pasos,
la voz que no puedo rescatar
y este páramo
con sabor a vino picante
y tu abrazo
un pájaro
que comió de mi mano
y un día voló,
voló muy alto.

Pablo Manbor-Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2013


CASO PERDIDO



Poco saben

Los callejones oscuros de satisfacerme,

Mucho menos

Los suntuosos de estremecerme.


Temo ser

Caminante temerario,

Temiéndose invasor

De dichas calles pantanosas.


Poco saben

Los temores de ser superfluos,

Mucho menos

De ser dóciles.


Le temo a los casos perdidos.

Simbolizo su existencia

En irregulares líneas de basura

Trazadas en una elegante cortina.

No me atrevo a juzgar estos casos

Solo los identifico, para simbolizarlos,

Aunque ante su moribundo perfume,

Desmayo.


Temo más aun,

Por el embrión de mi culpa.

Su evolución a la expulsión definitiva

No se materializa,

Queda velozmente retenido

En el temeroso liquido que compone al coraje,

Quien se encuentra espeso, e inoperante.

El huésped (fielmente embrionario)

Colapsa,

Pero continúa en forma de espina

Insomne, tiesa.

Nuevamente desmayo,

Esta vez, sin fragancia.


Temo procurar al desamor

Temo desmenuzar el hastío

Temo fraccionar la esperanza

Temo velar la alegría

Temo discriminar la voluntad

Temo olvidar oírme,

Temo a mí mismo.





Logre por fin

Horrorizarme de todo,

Crear un surco lamentable

Entre el miedo

Y un legítimo terror,

Colaborar

Con la muerte más voluntaria,

El temor.

Héctor Labonia-Miramar, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2013


Estuve pensando en como solucionar el problema del ego, en realidad no sé bien si es un problema, pero , por la dudas acerco una solución : si a ego le agregamos una R sería ergo y sale del tema, o le sacamos la E y le agregamos la L ,sería gol, la verdad es enloquecedor, y si no, le sacamos la G y le ponemos una R y una S sería: sería eros, se convertiría en algo mucho más sensual, y seguimos cavilando… le agregamos una P ,igual a pego, no es pacífica ,pero sale de eso,
Y si le sacamos la G y ponemos una L y una P, sería pelo, se evadiría peinándose o la cambiamos por R, quedaría pero, una duda, que no sea cruel ,eh !; pasamos a otra L , y la legalizamos con lego, no estaría mal, y sacamos la G y hacemos aeiou, las vocales! Muy bueno…! Habrá más? A ver: y una S sin la G :eso o éso ,no se si señala o qué, pero bueno y también la dejamos sin G la convertimos en un eco, suena linda!
Bueno ,hasta aquí llegué con esta pavada, o a lo mejor no, más que seguro que se pueden hacer más cambios, pero me gustaría que los sigan Uds., sería un entretenimiento y un uso intensivo del cerebro si se lo hace de memoria, tal como lo hice yo.
Gracias .
                                                   
 Jugué con el ego ,para ridiculizarlo y convertirlo en nada- todo necesita un equilibrio justo, el ego si es egolatría es malo, pero una dosis exacta ,te ayuda a crecer-

Lilian Jorquera Castillo-Chile/Octubre de 2013

GOLONDRINA

Golondrina, que surcas el aire
cual rápida flecha que Cupido lanzó,
tu blanco y negro contra el azul del cielo
rompen la sinfonía de claro color.

Sí buscando vas, la Primavera y
vuelas tratando de alcanzar el sol,
mi alma gemela a la tuya
va tras los sueños que no realizó.

Si acaso en la ruta que trazaste
encuentras a quien mi alma un día amó
golondrina detén tu vuelo
dile a su oído “ella no te olvidó”.

Y si un día lejano...tu ruta y la mía
se vuelven a cruzar...
sabrás que no has volado en vano,
aunque nunca hayas podido el sol alcanzar.