lunes, 25 de marzo de 2013

BASES 4º CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA EDICIONES LITERARTE



4º Certamen Internacional de Poesía Literarte 2013
Declarado de Interés Cultural
Secretaría de Cultura-Presidencia de la Nación Argentina
Resolución Nº 6148
Auspicia Secretaría de Cultura de la Nación Argentina
BASES

1- Podrán participar autores argentinos y extranjeros de habla hispana, mayores de 18 años, radicados en cualquier lugar del mundo.
2- Las obras deberán estar escritas en idioma castellano,  ser originales, éditas o inéditas, no haber sido premiados ni estar pendientes de resolución en otros certámenes. El tema será libre
3- Cada autor podrá participar con un solo poema de 35 versos como máximo.
4-  La participación es libre y gratuita.
5- La obra y datos del participante deberán ser enviados por correo electrónico a concursoliterarte2013@gmail.com  de la siguiente manera:
    a) En un archivo word al que se le pondrá como título OBRA, enviarán el poema  a concursar, con tipografía Arial, tamaño 12 y firmado con seudónimo.  Los datos personales completos del participante: Apellido y nombre, edad, documento de identidad, domicilio completo, teléfono (fijo y celular), correo electrónico, título de la obra y seudónimo, en otro archivo word al que se le titulará AUTOR.
6- No se tendrán en cuenta las obras que no cumplan con los requisitos especificados en los puntos anteriores
7- Se establecen los siguientes premios:
            # 1º Premio - Edición de Poemario personal (50 ejemplares) y Diploma
            # 2º Premio - Edición de 50 Trípticos con poemas y Diploma
            # 3º Premio - Edición de 50 Dípticos con poemas y Diploma
            # Menciones de Honor (hasta 6) - Diploma
8- El plazo de inscripción cerrará el 15 de Agosto de 2013
9- El jurado y el jurado de preselección, estará integrado por escritores del ámbito local e internacional, y su fallo será inapelable. El material presentado incorrectamente será descalificado del concurso.
10- El concurso no podrá ser declarado desierto
11- El Acto de Premiación se realizará en el mes de Noviembre de 2013 en lugar y fecha a designar.
12- Por el sólo hecho de participar, los concursantes reconocen y declaran que las obras son de su autoría, tomando conocimiento y aceptando las bases y reglamento del certamen. El incumplimiento de cualquiera de dichos requisitos invalida su participación.
13- Para consultas: concursoliterarte2013@gmail.com
GRACIAS POR DIFUNDIR

martes, 19 de marzo de 2013

Alejandra Zarhi-Santiago de Chile/Marzo de 2013

ALA ROTA

Como un ala rota,
mi alma no vuela.
No esparce su ruta
del frágil poema.
Mis faroles son rojos,
mi boca se quiebra.
Como un ala rota,
otoño comienza.
¿Qué trae el silencio
del agua en la tierra?
¿Qué trae el silencio
en la noche quieta?
Soledad y hastío
flor sin primavera.
Como un ala rota
tu nombre me besa.
Floreció la lluvia
amó la caleta
el lenguaje breve
de la fresca arena.
¿Qué no sabes de cielo
si ya eres estrella?
Como un ala rota mis manos
ingresan a sumir sus ansías
en la verde quimera.
Tengo miedo, que no vengas
cuando yo te grito
lejano mío.
Como un ala rota
cruzan mis penas,
campaniles mudos,
marchitez de piedra,
silencio y ceniza
tras de esta leyenda.
Como un ala rota
Mis sueños no vuelan
No pulsan el tierno
cuajar de una estrella.
Estrello el silencio,
y beso la tierra.
Como un ala rota
mi alma no vuela.

Nélida Vschebor-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2013

COMO EL AGUA



Te hallas desvalida
tu fuerza exagüe
Aunque la frente bien alta
con gracia femenina
vibra resistencia

En la vera del camino
se unen ilusiones
esperanzas      vivencias


 En la vera del camino
convergen confianza
y mis palabras aladas
Ambas vuelan en brindis
ante destino incierto


Mi voz quiere tener alas
llegar al infinito
pero sólo se escucha un susurro
suave
diáfano
transparente
como el agua.





Javier Úbeda Ibáñez (Poema)-España/Marzo de 2013

Solo

Solo, navego en silencio
por las agitadas aguas
de mis pensamientos.

Me sumerjo en las profundidades
de mi memoria acuática,
de mis mareas más oscuras:
Mi fondo es negro azabache
y está rebosante de piedras y conchas
sumergidas en la arena.

Pero, como ola encrespada, me agito,
y voy desenterrando lo enterrado,
voy removiendo el limo
buscando llegar hasta la playa en medio
de rocas, salitre y espuma.

Y, al final, lo consigo,
emerjo pletórico y renovado
en un mar de olas radiantes
que me llevan hasta las costas,
donde me deshago en salobres estelas,
que se pierden en un mar de brillos.

Javier Úbeda Ibáñez-España/Marzo de 2013

Tarde de lluvia


Llovía, desesperadamente. Caían cantos de un cielo negro que rugía estrepitosamente. El ruido era ensordecedor. La calle, agotada de tanta agua, estaba desierta. Yo no llevaba paraguas, ya que antes de salir de casa el sol lucía de manera cegadora. Tenía una cita, que acababa de ser anulada mediante un escueto mensaje en el móvil: “Lo siento, lo dejamos para otro día. Te llamo”.

Me cobijé debajo de un portal durante una larga y eterna hora. El agua descendía cada vez con más rabia, chocaba contra el suelo como castigándolo. Las gotas de lluvia parecían cuchillos afilados. Me daba miedo salir y que se me clavara una. ¿Qué estará pasando por ahí arriba, para que se desencadenara una tormenta así?, pensé.

Desde mi refugio podía ver la panorámica de los edificios, las luces de las ventanas, a la gente resguardada en su casa, tranquila. Apenas pasaban coches. Estaba completamente empapada y tenía frío. Comencé a tiritar. “Deja pensar y actúa”, me dije. La lluvia no tenía intención de cesar. “Actúa, actúa…”, me repetí para mí misma, y entonces empecé a correr, sorteando la impetuosidad de la tormenta como podía. Me metí en el primer bar abierto que vi.

Me quedé quieta en la entrada, observándolo todo. No sabía qué hacer, hacia dónde dirigirme. Desde la barra, un hombre bastante alto, robusto, de unos cincuenta años, de labios densos y bigote cuidado me escudriñaba con interés. Yo seguía quieta. Levanté primero una pierna, luego la otra. Sí, me podía mover, no me había quedado pegada. El hombre, tras la barra del bar, seguía estudiándome con unos ojos de un azul muy intenso, casi eléctrico. Cada vez que fijaba en mí su mirada me volcaba un pedazo de mar encima. Si en esos momentos hubiera sobrevolado una gaviota por encima de su afeitada cabeza, me hubiera sentado a escuchar el murmullo de las olas al chocar entre sí. Con una voz suave, que no se correspondía con su envergadura corporal, se dirigió a mí:

-¡Menuda lluvia! ¡Le ha caído la mitad a usted encima!

-Sí -asentí resignada.

-Pase, pase y séquese, se va a enfriar. En el lavabo tiene usted un secador. Eso hice: pasé y me sequé.

-¿Me pone un café con leche bien calentito, por favor? –pedí nada más haberme secado.

-Enseguida. Siéntese, que ahora se lo llevo a su mesa.

-Gracias.

Apenas me había fijado en el interior del bar. Eché un rápido vistazo; la decoración era realmente acogedora. Se trataba de una sala bastante amplia, en la que predominaban el blanco y el verde. En blanco, los sillones; en verde las mesas. Se asemejaba a un salón de cualquier casa. De una de las paredes colgaba una exposición de fotografías; y en la misma pared, justo encima de las mesas, podíamos ver imitaciones de famosos cuadros de arte contemporáneo.

La luz, perfectamente distribuida por toda la sala, completaba ese ambiente familiar. En una de las esquinas descansaba un espléndido piano, y a su lado, un pequeño escenario. Como sonámbula me dirigí hacia el piano. Me senté y me puse a tocar. Unos aplausos me hicieron reaccionar.

-Ha parado de llover -me dijo esa voz que era suave como la seda.

Me giré, lo vi y me enamoré al instante. Sin mediar palabras -no hacían falta-, se acercó y me besó.

Ha pasado ya una década de aquella tarde de lluvia. Todos los años celebramos nuestro aniversario en su bar, llueva o no.



Leandro Tossoni-Casilda, Provincia de Santa Fe, Argentina/Marzo de 2013


Arriba está celeste

Gris opaco esperanza nula.
Atravesando melancólico el ventanal.
Trunca los sueños, esparce amargura.
Divorcia la fuerza del fiel anhelo,
caen marchitas las miradas del cielo.

Es lluvia copiosa al dolor de tu alma.
Es convexo un techo negro,
de una tormenta sin calma.
Que lava suave heridas en gotas,
como a las hojas, como a tus palmas.

Se hace aguda la duda,
clavando al débil picaflor en batalla.
Se desmoronan las flores,
desde el olvido, desde la ultranza.
Y en mil dar de amores, naces venganza.

Con el picaflor los colores,
en los abismos, mueren y pasan.
Como tornados de errores.
Como ahogos del mar,
las añoranzas.

¿Es que nadie te dijo?
Es la luz oscura
de las tempestades del alma.
Es el crisol que anuncia,
las imperfecciones insanas.

Pero no desventures
por siempre y sin pausa.
Callan un día los gritos,
de la destemplanza.
Pasan saludan, vuelan mudanza.

Es la luz del cielo la causa.
Cuando guiña un claro,
a la templanza.
Del vibrar tonalizado,
de la esperanza.

Se disipan los grises.
Y con el picaflor los amores.
Inundan tu bóveda de nuevos colores.
Entre vuelos perfumados,
entre destellos, las convicciones.

Es cóncavo un techo sin fin.
En un celeste infinito,
arriba del gris.
Donde moran tus venturas
más tarde a sufrir.

No temas el gris de hoy,

porque arriba está celeste.
No temas aunque te cueste
porque por siempre de Dios,
potentes sus miradas acarician en flor.

Daniel Terzano/Marzo de 2013

Teatro de la “loca verdad”



“Las Piezas de un Teatro”, de Rolando Revagliatti (RundiNuskín, Buenos Aires, la Argentina, 1991, 102 páginas). Comentario de Daniel Terzano aparecido en la sección Libros del Suplemento “Cultura y Nación” del periódico “Clarín” de la ciudad de Buenos Aires, el 8.8.1991.





          En Las Piezas de un Teatro, Rolando Revagliatti transita con éxito un camino riesgoso. La estética del absurdo (el automatismo surrealista sería otro caso) ha tentado a muchos con su engañoso “vale todo”. El pecado resultante, en general, es la tontería.

          En cambio, los que saben que para hacer teatro no basta con amontonar extrañezas sobre un escenario, han abierto una visión alternativa, no naturalista, del drama humano. Revagliatti, felizmente, pertenece a este segundo grupo.

          Sus obras nos hablan de la soledad, de la incomunicación y el desencuentro, y de ese terrible vacío que todos, alguna vez, sentimos latir allí donde nos habían garantizado un alma. Para ello hace vagar por las piezas de su teatro a personajes sin nombre (o tal vez, a la inversa, tan sólo nombres, nombres genéricos, tan abarcativos que al fin nada representan: “hombre”, “mujer”, “anciano”, “pelirroja”, “jesuita”...). Esas identidades en grado cero monologan sin percibirse unas a otras, o hablan por citas, o se retraen y callan, o dialogan entre sí con la calidez y coherencia con que podrían hacerlo muñecos de cera encerrados en cajas de vidrio.

          En muchas de sus escenas, lo cómico asciende hasta ese nivel límite cuyo efecto final no es la risa, y en todo momento la honorable razón resulta burlada. Lo que no se encontrará en estos textos son gestos superfluos, rebuscamientos gratuitos.

          Como escribió Tolstoi: “Todo esto es locura, pero todo es verdad”.


María Elena Soria-Chilecito, Provincia de La Rioja, Argentina/Marzo de 2013

Noche Vieja


Es la noche de la luz..la llamada Nochebuena,

la que define el calor de la mejor noche vieja..

El hoy, explica el ayer, en esta noche pareja

y se entrega el corazón de nuestra vida en la tierra..

Hoy, es noche del amor, de almas buenas que festejan.

Ayer quedo en la memoria de un andar que ya comienza.

La Nochebuena de amor, de esperanza y fortaleza

resume cualquier dolor vivido en la Nochevieja…

Luis Tulio Siburu-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2013

RIMAS A UN LECTOR IMAGINARIO                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  

Te miro en soledad  y silencio, desde arriba del teclado,
sin saber si  vos también, con interés, me estás mirando.
Imagino un lector ávido y ansioso, a quien mimando,
le regalo éste poema nuevo
                                            / que alguna vez he soñado.

Llegar a vos es la tarea y  único importante motivo,
aunque no sepas mi nombre, ni bebas el mismo vino.
Voy desgranando mi pasión que hoy busca su destino,
con lenguaje claro y música  suave,
                                                         / acá rimando vivo.

Seguro que entre lector y escritor nace un encuentro,
que es mágicamente anterior a tu  lectura y mi inventiva.
Una especie misteriosa de comunión  retrospectiva,
que viniendo de un milagro,
                                            / en nosotros hizo centro.

Parcial visión, reconozco, no sé aún si coincidís conmigo,
prefiero confesarla, con el riesgo de perderte de antemano.
Pero tengo fe de ganarte con mis versos y serás mi hermano,
cuando finalices la última estrofa,
                                                      / es más, quizás mi amigo.

Aunque parezca soberbio en mi exagerada, terca confianza,
es mi oficio de juglar lo que me mueve siempre a buscarte.
Si no estás vos del otro lado, mis escritos fugarían a otra parte,
a buscar alguien que se apasione,
                                                    / que para mí es una alabanza.

Es una auténtica verdad que se puede escribir sin que te lean,
y que es absolutamente imposible leer sin que alguien escriba.
Pero no quiero llegar - hoy, ahora, ésta noche - a esa diatriba,
hay luna para iluminar y las poesías,
                                                         / aguardan que las vean.

Ahora te dejo, me voy, volveremos a vernos, me sobra nostalgia
para continuar llenando tu mochila con mas verbos y adjetivos.
Será  mañana, pasado, el mes o el año que viene, pero vivos,
Vos cargando libros de célebres autores,
                                                               / yo con tremenda rabia.

Silvia Savall-Valencia, España/Marzo de 2013

Te pienso,
entre arenas movedizas
y cabizbajas muecas renegridas…

Todavía amanezco
con alegría rota en los bolsillos
y te alejas a paso firme
con huella de simiente fresca,
mientras sangro como sangra
una espina en la arteria.

Rezo a través de lágrimas muertas
y mendigo ausente pisadas soleadas,
ninguna respuesta cristalina,
ninguna serena pradera goza venturosa
ni venturosos gozos se murmuran.

Y tu sombra,
diario de silentes orlas
en la podrida luz del día,
y en la noche clara
penitentes mentiras sin honra.

Hoy el amor es un burdel de mapas tristes
en una corte de inciertas aguas,
mientras siento frío en mis  labios
labios dementes de oscuridad que matan.


Roxana Rosado-México D.F./Marzo de 2013

MATAME


Mátame con un beso tuyo
detén el latido del corazón mío,
que la sangre que circula por mis venas
se mezcle con la tuya,
haz vibrar mi piel
esparce tus manos como polvo de arena
por sus suaves curvas y abismos,
deja que el aire que sale de mis pulmones
te guíe en la oscuridad
haz tuyo este encuentro.

Mátame lentamente,
que tu boca pruebe la miel
que emana de mis poros,
derrite con tu mirada
lo último que me queda
de resistencia,
penetra en mis entrañas
con el suave toque
de tu cuerpo.

Mátame, mátame suavemente
que la muerte es dulce
cuando el amor existe,
dame tu boca
suave y lozana
para que me extravíe en ella
intérnate en lo recóndito de mi misma,
piérdete entre mis cabellos
rojos como la grana,
deja que te robe ese beso
que es como veneno y azúcar
en mi vientre,
ese beso que me envenena y me arrulla
es el que me mata cuando lo siento
y a la vez de vida me llena.

Una y mil veces más
que esto sea eterno
deja que me mate tu boca
con un largo y tierno beso.

Ana Romano-Buenos Argentina/Marzo de 2013

Epílogo


Aguerrido
se confundió
de esquina:

arrumaco
que aturde
en deseo.