miércoles, 20 de noviembre de 2013

Abel Espil-Buenos Aires, Argentina/Noviembre de 2013



 EL IONESCO ARTESANO

Fui porque me comentaron que se vende mucho. Hay una calle principal, que es la Av.Canalleda, con un negocio al lado del otro. Inclusive hay entradas a largas galerías con pequeños locales. La Av. es comercial en 10 cuadras,aproximadamente. Están las calles paralelas como Araguneta, Merla, Acacay y hay otra Av. llamada Anoa, que está comenzando a incorporarse a este mundo fantástico.
No puedo dejar en el olvido, las calles que cruzan estas dos Avenidas. 
En este lugar se vende mucho, se trabaja bastante, los cinco días de la semana.
Mi espacio de trabajo en la vereda ya lo tenía --previa conversación y autorización con las autoridades correspondientes-- en la calle Aranguneta y Sin Nocolás.
Mis compañeros de trabajo son : un alto y negro marroquí, con un paraguas rojo, lleno de aros y collares de reluciente color amarillo. Está Héctor, ofreciendo un rico jugo de naranjas exprimido al instante. El Nene Alberiño ,es un señor vestido con ropa de mago, luciendo en su cabeza una enorme canasta , llena de empanadas árabes.
 Al comienzo de la  jornada de trabajo,llegué en mi coche Citroen 3B, cargado de cajas rectangulares y apiladas en el asiento de
atrás. Lo primero que bajé, fue la sillita plegable y una mesita redonda de regular tamaño , todo en compossé con las flores que puse. 
Las cajas las apoyaba en la mesa y de a una las iba abriendo, frente a las miradas absortas de los compañeros y del público que pasaba.
Al sentarme, me acomodé el moño rojo y mé cambie las zapatillas boyero por unos enormes zapatos de color haciendo juego con el moño.
La gente se apelotonaba, miraba las estampillas y me miraban a mí.
Era evidente que me esperaban días exitosos en lo económico y que mi narcisismo llegaría a su máximo esplendor.
Tuve la precaución de colocar las estampillas de América del lado izquierdo y las de Europa, A
sia y China del lado derecho. 
Estaba convencido que esta forma de exhibición, acompañada de mi elegante ropa, generarían la atracción de las personas con vocación filatélica.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Abel, muy lindo tú relato. Tienes una imaginación envidiable y la descripción de los personajes, hacen que casi una los vea. Como siempre te felicito.
Ofelia La Cubana.

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Genial, Abel. Eras una atracción por donde se mirara. Todo un éxito. Un abrazo,

Anónimo dijo...

Hermoso relato Abel, sobre todo me gustó la descripción que hacés del negro con el paraguas rojo lleno de aros (todo un hallazgo). Felicitaciones y besos de Alicia Cora Fernández

Anónimo dijo...

Exelente Abel, huelgan los comentarios. Insisto, todo este material debería ir a una novela con un hilo conductor, que ya puede entreverse en muchos de los textos publicados. Perdón por la insistencia: Berretines de lector. Otro abrazo.Marcos.

Marta Susana Díaz dijo...

Abel: Yo te ví. Salí de mi casa situada en Cogotá y Enterrada. Estabas sentado en tu sillita plegable frente a tu mesa redonda. Te compré una pequeña colección de estampillas, me tomé un jugo de naranjas y prometí volver, porque me encantó el cuento.