MALIH
Mi nombre quiere decir rostro
hermoso. Los brazos de mamá me rodean el cuerpo como una coraza, una de sus
manos protege mi cabeza con suavidad y ternura. De vez en cuando deposita un
beso sobre ella. Se llama María. No tenemos casa y mi papá no vive con nosotros,
está en la guerra. Todo a nuestro alrededor son escombros y piedras, El suelo
es tierra y arena. Parece que el aire tapa el sol y las cosas se ven a través
de una niebla de polvo. Ya no me asusto cuando escucho estruendo a mi
alrededor, es cosa de todos los días. Mamá cambia de lugar constantemente,
caminando sobre restos de antiguas casas, buscando algo para beber y comer, a
veces llora como yo, pero sin hacer ruido y sus lágrimas me sobresaltan cuando
caen sobre mi rostro. Pero sigue caminando sin rumbo y me aprieta contra su
pecho, a veces fuerte, entonces me separo de sus brazos y la miro. No me gusta
lo que veo, una tristeza desesperada, sin consuelo, con resignación.
Mamá sigue caminando y es de
noche. Sus zapatos casi no existen, tiene los pies doloridos. Hay luces en el
cielo y no son las estrellas. Esos ruidos que no conozco siguen retumbando en
el cuerpo que me sostiene. Pero un hombre vestido de blanco nos sostiene
amorosamente, parece irreal y fantasmagórico. Mamá sigue caminando ahora
lentamente, se sienta sobre una piedra grande y habla despacito. No entiendo lo
que dice, pero su sonido es dulce, parece una melodía. Se queda dormida y yo,
prendido a su pecho, también me duermo. Amanece y una joven mujer nos despierta
con un vaso de agua y ayuda a mamá a levantarse. Nos lleva a una gran carpa
blanca y azul y nos ofrece un lugar para dormir. Mamá suspira hondo y se vuelve
a dormir.