miércoles, 23 de febrero de 2022

Ana María Díaz Velo-Argentina/Febrero de 2022

 Hace apenas unos días, el 14 de febrero, la talentosa poeta Ana María Díaz Velo se ha ido de este plano pero siempre estará presente entre nosotros porque ha dejado sus poemas plasmados en libros, revistas y por supuesto en nuestras mentes y corazones.

En homenaje a ella, de su libro "Feriado de lluvia"



viernes, 18 de febrero de 2022

Nicolás Taylor, 23 años-Argentina/Febrero de 2022

Federico Skliar-Argentina/Febrero de 2022

Lautaro Romero, 10 años-Argentina/Febrero de 2022


 

Rodrigo Ortega, 14 años-Argentina/Febrero de 2022

María Candelaria, 14 años y María Luz, 11 años-Argentina/Febrero de 2022


 

Bauty Leguizamón, 8 años-Argentina/Febrero de 2022


 

Alejandro Insaurralde "Extraño en la ciudad" [OFFICIAL VIDEO]-Argentina/Febrero de 2022

Miranda González, 10 años-Argentina/Febrero de 2022


 

Estrella de Peregrino-Argentina/Febrero de 2022

 


Ezequiel Cámara-Argentina/Febrero de 2022

Thiago Allende, 12 años-Argentina/Febrero de 2022


 

Tiziano Aguirre, 14 años-Argentina/Febrero de 2021


 

Claudia Vogel-Argentina/Febrero de 2022

Fotografía

 

Daniele Rocco-Argentina/Febrero de 2022


 Isla Caribeña

Técnica mixta

90cm x 50cm

Raquel Rivero-Argentina/Febrero de 2022

                                                               Guitarrista callejero

                                                                        Acuarela

                                                                     38cm x 28cm

 

Graciela Pucci Fontana-Argentina/Febrero de 2022


 Atardecer sobre las Casuarinas

Fotografía

Rony Martínez-Guatemala/Febrero de 2022


 

Silvia Lacamera-Argentina/Febrero de 2022


Tristonio

Técnica: Óleo

Medidas: 40 cm x 50 cm


 

jueves, 17 de febrero de 2022

Elsa Fender-argentina/Febrero de 2022


 Soltando amarras

Técnica mixta

Justina Cabral-Argentina/Febrero de 2022



 Acrílico sobre piedra

Pintado con dedos e hisopos

Adriana Teixeira-Brasil/Febrero de 2022


 

Poema sin título

 

 

De la lujuria de la vida

Nada se lleva

Sin embargo, atraca en el muelle de su propia soledad.

En la barca que sin navegar se desmorona

Con toda la verdad ignorada

Federico Skliar-Argentina/Febrero de 2021


 

Esta mano


esta mano que siento al despertarla/

esa mano que sueño al escucharla/

esa mano  que nunca dio  ya amor/   

es la  mano que muere en mi corazón/

esa mano  que levanta preguntas cotidianas/ 

que vive contando horas del alma/

que vive durmiendo/

con piel de frazadas/

que vive tocando notas equivocadas/

esa mano la mía que sin perfección transita/ 

el loco mundo de mis dedos/

moviéndose sin una caricia/ 

esa mano que escucha/

y que obedece  ese gesto cerrado  de los que no comprenden/ es la voz que sin gritos/

se queda esperando/ 

una mano hoy me vive/

y la otra se muere sin haberte encontrado/

Luis Tulio Siburu-Argentina/Febrero de 2022


 

EL ÁRBOL CAÍDO

La voz sonaba agitada. Le costaba hilvanar una oración completa sin tomar aire. Pero lo había ido a visitar al geriátrico el nieto Esteban, un simpático quinceañero, y el abuelo no quería perderse la oportunidad de contarle una historia que se parecía a su vida, y entendía que era la mejor herencia que podía dejarle.

Acercáte Esteban, te relataré una anécdota de cuando tenía tu edad…

“Allá en el campo donde vivía con mis padres y hermanos, había un árbol que nació antes que yo y que dicen vive muchos años, aunque por su creciente diámetro de su tronco y lenta inclinación pareciera que en cualquier momento se fuera a caer. Los entendidos decían que era una tipa. Nosotros lo apodábamos “el viejo”. Trepábamos por sus ramas, armábamos precarias casitas entre su follaje, pero por lo que más lo queríamos era por que cada mañana cuando salíamos de casa estaba allí, majestuoso, como saludándonos con su ángulo oblicuo que semejaba una leve reverencia.

Éramos amigos de su silencio acogedor. Reunidos a su pie contábamos historias, leíamos libros, besábamos amores, pintábamos cuadros, gozábamos del fresco en verano y disfrutábamos de sus violentos movimientos en las tormentas.

Te podría contar de mis estudios, trabajos, picardías de la juventud, paseos a caballo por el monte, los juegos en el tanque australiano, en fin, todo lo que le pasa a un hombre en 80 años, pero entre las muchas cosas que se pierden de la memoria, preferí hablarte de algo que cuando lo veas, te recuerde a mí, el viejo abuelo, que seguramente en poco tiempo estará bajo tierra, quizás al pie del otro “viejo”, conversando con sus raíces profundas y bebiendo el agua de las lluvias que le dan vida….Me cansé, por favor alcanzáme la mascarilla del oxígeno que está junto a la cama….

Esteban le puso la mascarilla al abuelo y vió que se dormía. Un descanso extraño, el pecho no se movía rítmicamente, las manos demasiado tiesas y frías. En ese momento pasó la enfermera, pegó un grito y dijo: -Este hombre está muerto.

Esteban, dolido pero fuerte, le respondió: - Puede que sí, que el árbol se haya caído. La simbiosis entre el abuelo y el “viejo” era muy fuerte.