Descalzo
“Tenía la noche una hendidura y quietas salamandras de marfil”
Federico García Lorca.
Alborotado, suave viento
que rodeando mi cintura
danzas para mí un último baile.
Fugaz designio,
oleaje sin huellas,
de pronto, te descubres, ante mí
sin zapatos.
Y, sin embargo,
acompasados ritmos deshacen la memoria,
brusco viraje que como huracán perdido,
me eleva hacia lejanas tierras,
donde inciertos goznes en mi piel perduran
esperando que en un golpe del tiempo
puedan lentamente ser abiertos.
Como en dolorosa sed, me guías,
abrazando gargantas oprimidas
por áridas y desérticas montañas
que al sur, recorren tu ánimo
como redes silenciosas.
Veleidoso viento, oquedad sin huecos,
como feroz lágrima de caballero sin armas,
veloz te lanzas cual encendido témpano,
señor de invisibles hielos,
para dejarte caer, desnudo,
cual estalactita milenaria
en el itinerario umbrío de mi alma.

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