domingo, 20 de febrero de 2011

Alba Bascou-Buenos Aires, Argentina/Febrero de 2011

El adiós

                                                                                                       A Marcial, con mucho amor.
                                                                                                       Por siempre.
                                              
   “Dios, en el fondo no es más que una burda prohibición que se  nos hace: ¡no debeís pensar!"                                                                                                                  Friedrich Nietzsche


Uno nunca tiene claro cuando llega el final. Ni de los que quiere ni el de uno. Y la impotencia te gana cuando no podés pelear de frente con ella, la muerte,  ni hacerle preguntas.
Te enloquecés cuando sentís un ayudáme .Claro que te voy a ayudar. Soy tu compañera. NO DEJES QUE ME SIGAN MINTIENDO. Estoy mal, yo lo sé. Lo leo en las caras de los médicos y en la cara de desolación que tenés por más que te esfuerces…Yo te voy a ayudar, fue mi respuesta..
La cabeza se te transforma en una especie de remolino donde no conseguís que las ideas se ubiquen y cuando encuentran su lugar, un temblor te da en el cuerpo y las piernas no logran sostenerte. Te llevás sillas o puertas por delante porque ya no ves. Al mismo tiempo, los quejidos del otro se te meten en tu carne y te laceran y querés que dejen de existir porque él quiere una muerte digna. Porque toda su vida fue digna. De frente, luchando  y defendiendo ideales y poniendo  el cuerpo y el pensamiento. Sobre todo cuando con sus ojos metidos en los tuyos te implora, no puedo vivir así. Tenés razón, te voy a ayudar como sea, hasta el último momento pero entendé que a mí también me duele. Es un desgarro grande. ..
Y después las despedidas…Lúcidas. Te pido perdón por dejarte sola…No tengo que perdonarte nada. Te amo. Sos hermosa. Gracias, mi amor, te quiero. Te amo, te amo mucho como a los chicos. Me quiero despedir de ellos, de mis hijos y mis nietos y mis amigos. .Doctor,. no quiero seguir viviendo…YO FUI UN HOMBRE ÁGIL, SUPERACTIVO, militante de mis esperanzas por otro mundo, no puedo quedar postrado tipo “ Mar adentro”. Por favor, entiéndalo… Mientras hay vida, hay esperanza era la respuesta. ¡Qué esperanza de estar parapléjico en una cama, comiendo y defecando, alucinando, por unos meses…! ¡Por favor! Eso es maltrato. TORTURA. Doctor, en la Universidad nos enseñan contenidos, objetivos, y mucho bla, bla pero se olvidan de los derechos del hombre.¿ Qué, si creo en Dios? Creería si no hubiera hambre, diferencias entre ricos y pobres, falta de trabajo, educación, salud, maltrato, cobardía, envidia, donde todo no se manejara por el poder del dinero. Soy ateo. Creí en la gente como mi mujer que de agnóstica ahora con lo que me pasó se volvió re atea. Pero mientras haya vida, debo continuarla remacha el médico insistiendo en la receta reiterada  y creída por muchos. ¡Hasta cuando van a seguir con esa omnipotencia! ¿Para no dañarse, Uds.? ¿Qué se creen dueños de la vida y de la muerte como los milicos de las dictaduras? Por favor, es preferible que haga como la enfermera llegada de Israel que dice con una sonrisa que ella no se involucra porque sino se lastima .Y le enseñaron eso y tiene que llevarlo a cabo porque nunca le hicieron sinapsis las neuronas más creativas y pensantes que le dijeran que  la vida no es moral vivirla cuando se vive en un grito de dolor…¿O podés dejar que una persona sufra hasta lo infinito?. ¿Y vos,  hablás de Dios? Con respeto, ¿en qué salmo te lo dice? ¿Leíste la Biblia Latinoamericana? ¿Por ahí, algo te aclara? No me hagas reir. Repetís cosas. Sos un cobarde. El cuerpo no es tuyo. Es mío.
 Es de él y es como si fuera mío, lo interrumpo yo…
Las miradas lo dicen todo de los médicos, que desde ya por formación, corporativismo, convicción o lo que sea no quieren mezclarse. Que sufra, no pueden hacer nada. Sufrir para muchos de ellos es común, no entienden que es tortura. A lo sumo, alguno se atreve a  aumentar la dosis de morfina...Suspender ciertos remedios… Lograr un coma farmacológico…  El problema es  quién pone la cara. El miedo los gana. El temor de quedar involucrado es  mayor. El no salir a la palestra y vociferar, señores estamos equivocados, cada uno es dueño de su vida., carajo. Sucede  al revés, se sienten dadores de la  vida y de la muerte.
Pero a veces la muerte se acelera porque el deseo compartido entre los que lo entienden  hace que las horas sean minutos y los meses días. Y el ser que amamos se va, dándonos la mano. Una mano y un cuerpo que cuando lo acariciamos y besamos sigue calentito por un rato hasta que un frío cada vez mayor va creciendo por los miembros y lo rigidiza.
Y lo abrazás y lo besás miles de veces sin querer irte de su lado, porque es tu ser querido. Es él y no hay otro igual. Lo amaste y te amó y lo seguís amando. Y te hizo volver a creer en los días y las noches, y  fue el padre de tus hijos y el gran abuelo.
Junto a él están su hijo y la nuera .mientras madre e hija aprestan el entierro. Un enfermero se acerca  en el cambio de guardia. Viene a tomarle la presión.  El hijo le informa que está muerto. El muchacho se tambalea y llora. Acababa de tomar la guardia… apenas alcanza a decir, perdón,  pidiendo  disculpas. Es como si los enfermos pasaran a  ser una cama,  donde se cumplen con los ritos de la temperatura, la presión, la higiene…
Desde ninguna vida, el hombre muerto, no es testigo del último maltrato, porque su corazón se detuvo acariciado por el amor y la ternura de los suyos, soltando la mano de los que lo unían a la tierra, pero sabiendo cuánto lo han querido y lo llevarán guardadito en el corazón.
La admiración simplemente se suma frente a él, porque ejerció su derecho, su acto de LIBERTAD,
Y me voy llorando, entre sollozos y lamentos, mientras aprieto mi corazón, lugar en el que ahora vive.

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