miércoles, 27 de julio de 2011

Stella Maris Taboro-Buenos Aires, Argentina/Julio de 2011

La dama de negro

Todas las noches salía por las calles  alejadas del centro de la ciudad. Ella, la dama de negro buscaba fundirse en la negrura de la noche. Todos le temían, la veían como a un espectro, nadie se le  acercaba.
Cuando las primeras luces de la aurora se marcaban en el cielo, regresaba , con pasos lentos, hasta entrar a su casa . Allí descansaba esperando una nueva noche.
La dama de negro cargaba con un pasado tormentoso que nadie conocía , pero que ella padecía.
Un fabuloso secreto encallado en sus recuerdos de mujer .Había quemado todas las cartas, fotos , documentos importantes , buscó aniquilar todo de sus pensamientos, pero irremediablemente martillaba cada día más ese tiempo que la lastimó. Hubo un tiempo que escribía su historia para desahogarse, hasta que decidió ver como crepitaban las hojas en la boca feroz y roja del fuego.
Pero una noche , la extraña dama salió de su casa , alejándose del poblado y decidida caminó por el sendero que llevaba al bosque cercano. Cuando llegó , ya la luna jugaba entre las ramas y se fue adormeciendo sobre un colchón de hojarascas, debajo de dos ceibales.
Al amanecer notó que su cuerpo se estaba transformando, le crecieron alas, su cuerpo tomó forma de ave, con un maravilloso plumaje negro y brillante , mientras lanzaba un bello trino que retumbó entre los árboles de aquel bosque.
Ahora se sentía feliz , retornaba a su vida anterior, a su destino de pájaro libre que un día había perdido cuando cayó en una trampa .
Recordó que para huir de su prisión había tomado forma de mujer espantando así a sus captores , quienes huyeron despavoridos.
Nuevamente volaba de rama en rama , entre las hojas de miles de verdes y su canto embellecía más aún al bosque .
A veces se acercaba a las nubes para disfrutar mucho más de su libertad, de esa vida libre que recuperó como a una preciada joya.


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