lunes, 24 de octubre de 2011

Raúl Barrozo-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2011


     Sombrero panameño

     Del Caribe, claro, de paja, pero de paja fina de Panamá que permite un entramado de tejido muy sutil, porque te proteje de los intensos rayos solares permitiéndote a la vez airear tu cabeza. Aunque siempre pensé que yo tenía la cabeza llena de aire. Bueno, eso me dijo mi Tío Amilcar cuando era más chico. Vino un día y me dijo "Qué mierda tenés ahí adentro" mientras me agarraba de los pelos zarandeándome la cabeza. Y remató diciendo: "Aire, eso tenés en la cabeza, vos no tenés cerebro ahí dentro, vos tenés aire". Por eso apenas puedo me pongo el sombrero panamá que era del abuelo, pero ahora que él está en el cielo, el sombrero está en mi placard, y yo lo siento como mío. Además me porto bien, Desde aquel día, nunca más le volví a abrir la tranquera a los veinte chanchos que eran de mi Tío Amilcar y que se perdieron en el monte para no volver nunca más. Y yo que sabía que no iban a volver.

      Pantalón blanco
    
      Bien blanco, como la nieve, o como el helado de limón, que del frío intenso me hacía doler los dientes cuando era chico. Ahora ya no me duelen más, ahora tengo postizos, aunque me falta un puente, dice mi Tía Elvira. Mirá que faltarme un puente. A quien se le ocurre. A mí me faltan muchas cosas, pero faltarme un puente... Yo no lo creo... Pantalón blanco decía, como los que juegan a las bochas, que tienen todo blanco, hasta las alpargatas tienen blancas. Y algunos la boina, pero esos deben ser radicales me dijo un día el abuelo. Además los usaba El Duce, el más Grande de todos, "siempre avanti" decía... Si no fuera por mi abuelo, yo no sabría nada de historia. Ni de la vida.


5 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Raúl: qué lindos recuerdos, enseñanzas de niño que no olvida. Muy bueno,

Anónimo dijo...

Buenisimos Raul, y con gracia siempre tus cuentos!!!!!!!

Beso Josefina

Anónimo dijo...

Un sombrero y un autor con mucha

chispa y una fresca imaginación.


Aplausos Miguel Atos

Anónimo dijo...

dos cuentos breves y buenos

bien contados, con ternura de niño.


Saludos de
Mfer

Anónimo dijo...

¡ah, esa infancia!siempre escondida y espiando. Muy bueno Raul.- Lilia